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Sanzu la arrastró, ella haciendo el intento de soltarse, esperando que con poner algo de resistencia y esperanza pueda salir viva de aquello, con cada minuto empezando a perderla, nadie escucharía sus gritos, ni los golpes que daba al piso con la intención de alarmar a los del piso de abajo, no había nada por hacer.

Cuando sintió el dolor punzante en uno de sus brazos solo pudo llorar aún más, rogándole a Sanzu que no la matara, que aún quería seguir viviendo, el aterrador silencio que recibía como respuesta solo la ponía peor, en su mente jurando que si sobrevivía definitivamente iba a salir a como de lugar de ese mundo, que no volvería a ninguno de los bares y dejaría las drogas.

Sanzu ya cansándose de los lloriqueos de Aoi, decidió probar algo nuevo, se acercó a la chica y tomó con cuidado una de sus manos, luego girandola con fuerza hasta que la escucho tronar, los gritos de la chica le garantizó que su muñeca estaba rota, agarró la otra mano e hizo lo mismo, siguió con los tobillos, luego se levantó y empezó a buscar por la casa un lugar adecuado para empezar.

En el techo de su habitación había un gacho sobresaliendo, que era lo suficientemente bajo para alcanzarlo con una silla, regreso a dónde se escontraba Aoi viéndola con lágrimas en los ojos, soltando jadeos adoloridos sin poder moverse debido al dolor.

Volvió a tomarla del cabello arrastrándola hasta la habitación escuchando como lloraba cuando el movimiento aumentaba el dolor en sus muñecas y tobillos, salió de la habitación dejándola ahí.

Regresó con una silla, busco en los cajones hasta que encontró un cinturón bastante largo, subió a la silla y paso el cinturón por el gancho y luego agarró a la joven, la obligó a levantarse ignorando sus gritos de dolor, tomó sus muñecas y las paso por el cinturón, sus gritos no cesaron en ningún momento, aumentando cuando la dejo colgada, sus pies no tocaban el piso y el dolor en sus muñecas era horrible, sintió que se desmayaría de solo dolor.

Sanzu volvió a sacar la navaja, pasando el filo por los muslos de Aoi, ella solo mirando sus acciones mientras  desbordaba de miedo, en su mente solo resonando lo mucho que se arrepentía de no haberse quedado en casa ese día.

Puso más presión cada vez, hasta que el filo empezó a cortar la fina piel de sus piernas, los cortes siendo más profundos con el pasar de los minutos, hasta que sus piernas estubieran ensangrentadas, Aoi solo podía llorar, gritar por ayuda y de dolor, esperando que alguien pasará por ahí y la escuchará, terminando por fin con su sufrimiento.

Después de un rato Aoi dejo de gritar, tenía la garganta destrozada, solo se limitaba a llorar y soltar sollozos, sintió como Sanzu sacaba nuevamente la navaja de su piel, y sintió alivio cuando no volvió a sentir el filo dentro de sus piernas, levanto un poco la mirada y en el momento se arrepintió de hacerlo.

Vio como el hombre tenía un alicate en las manos y le sonreía de forma burlona, vio como acercaba el alicate a una de sus manos, ella siguiendo sus movimientos con la mirada, se vio aterrorizada cuando lo vio abrir el alicate y ponerlo en su dedo, el dolor que vino luego hizo que gritara mucho más, su garganta doliendo tanto que solo pudo tocer mientras aún lloraba.

Empezó con uno, luego con los demás dedos, rompiendo y aplastando sin importarle que la chica se desangrara, el dolor era realmente insoportable, a este punto ya estaba rogando que la matara, que terminara con su sufrimiento y preguntándose porque le hacía eso.

No pasó mucho tiempo cuando la joven ya se encontraba al borde del desmayo, su garganta y cuerpo doliendo tanto que ya no podía Apensar en nada más que en el dolor que no cesaba, en sus oídos resonando el siseo que Sanzu emitía entre su sonrisa, el sonido siendo tormentoso.

Cuando pensó que ya todo su sufrimiento estaba por terminar al notar como poco a poco perdía la conciencia, sintiendo como algo frío entraba a su boca, luego un nuevo dolor, empezó a mover la cabeza tratando de evitar sentirlo otra vez su reacción enojando a Sanzu, provocando que le dé un fuerte golpe en la cara, dejándola aturdida, volviendo a introducir el alicate en su boca, empezando a sacar los dientes de su boca, la joven solo llorando, resignada a morir de esa forma tan horrible.

| ᴘsʜʏᴄʜᴏᴘᴀᴛʏ ᴏғ ᴀ ᴍᴜʀᴅᴇʀᴇʀ | [𝘏𝘢𝘳𝘶𝘤𝘩𝘪𝘺𝘰 𝘚𝘢𝘯𝘻𝘶]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora