❄️Capitulo 2❄️

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Era bien pasado el horario de cierre de la oficina. Los trabajadores  con sus cantos y sus risas se habían retirado hace bastante. Habían pasado un gran día después de todo  y cada uno añoraba estar en sus hogares para descansar.

La oscuridad de la noche apenas era rota por las farolas de la calle, mientas que dentro de la oficina reinaba la penumbra y el silencio, paralizado en una esquina Alejandro aun cuestionaba lo que había ocurrido horas atrás.

El señor David… no, no el señor David, no su jefe David Alonso Romero lo había besado ese mismo día con un muérdago sobre sus cabezas.

–Es la tradición – alego cuando se separaron por falta de aire.

Él lo dejo ir, tambaleante perdido y excitado, sobre todo excitado. La piel de Alejandro zumbaba con electricidad por una mera caricia.

Trato de relajarse y entrar en cordura para luego retirarse al baño en busca de un lugar sin tantas miradas que lo vieran hiperventilar, necesitaba del agua helada del grifo en sus mejillas para calmar los colores que habían salido a flote luego del beso .y que beso David sí que sabia besar, dios tenia labios divinos y una habilidad para moverlos casi melodiosamente exquisita.

Alejandro solo podía  tener ideas sucias sobre él y esos labios en la cabeza, de modo que había evitado la oficina personal de su jefe. Por qué tener estos pensamientos estaba mal, el trabajaba con aquel  a puertas serradas y todo el tiempo se la pasaba correteando detrás de sus pasos. No estaba bien, nada bien. Pero la puerta había sido abierta y no había forma de serrarla.

Porque Alejandro sabia identificar las intenciones detrás de un beso y por mucho que David luciese igual de desorientado que el Alejandro había sentido la necesidad pura y dura de el al momento en que lo sujeto para besarlo.
Casi como reteniéndolo de que escapase.

El beso francés  tampoco había sido necesario, no es que Alejandro se quejara cuando el sabor del otro lo inundo de golpe movimiento tras movimiento, un delicioso sabor masculino.

Alejandro estaba en serios problemas, porque había sorteado la convivencia del almuerzo a duras penas  pero ahora sin nadie alrededor para seguirse conteniendo el quería MAS...

Y en la oscuridad de la noche era un poco difícil no pensar en una fantasía donde él se adentraba en la oficina de su jefe para pedirle otro beso, y luego otro y otro, hasta que ambos… lo cierto es que ni siquiera sabía lo que seguía después de ahí. El solo pensar que el contrario también lo quería le ponía a mil la cabeza.

Se mordía sus abultadas labias sin fijarse por donde iba hasta que se dio cuenta de donde lo había conducido su inconsciente. El despacho de su jefe estaba en silencio dando la impresión de que no había nadie en su interior lo cual no era cierto, pues el había visto  a su jefe entrar  allí y encerrarse el resto de la tarde.

Miles de pensamientos corrían a gran velocidad por su mente pero solo uno era una locura. ¿Qué pasaría si tocase esa puerta?, y luego que ver si David se lo comía con la mirada o…
Alejandro negó, no esa era solo fruto de su mente alocada, no era la realidad. ¿O no?

¿Qué pasaría si entrara ahí y le pidiera un beso?, pero… ¿con que excusa?
Tal vez la de saciar su curiosidad y saber si lo de más temprano había sido solo su imaginación o tal vez algo mucho más interesante. Y eso no sonaba nada mal.
Alejandro aun indeciso dio un par de vueltas en el lugar y observó nueva mente a la puerta. La vida era más divertida cuando se toman malas decisiones así que se apresuro a tocar la puerta que aunque delicadamente resonó por todo el pasillo. No vio respuesta así que decidió entrar lentamente.

Al entras vio a David sentado frente a su escritorio con la laptop encendida y algunos papeles sobre la mesa pero no prestaba atención a nada de eso su mirad estaba perdida , y el absuelto en sus pensamientos , el ambiente era meditativo y no se le veía con el clásico peso que se formaba en sus hombros , estaba como relajado , se veía mucho más joven de lo que aparentaba . Su camisa arremangada que mostraba sin pudor alguno sus antebrazos fibrosos y el cuello abierto hasta el inicio de su pecho.

Muérdago [FARGEXBY] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora