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Mystery Lover

En los hermosos recuerdos, solías sonreír

Amante misteriosa

No has regresado a mi pero sigues siendo...

Mi amante misteriosa


-¿A donde me llevas?- la voz de Alhacén sonaba profunda y ligeramente rasposa, había bebido un poco más de vino de lo normal y se encontraba medianamente ebrio.

-Espera, creo que por aquí no hay nadie a estas horas.

La risa de la mujer que tiraba de su mano se le contagió, así que sonrió. De cierta forma encontraba divertido que ambos estuvieran escapando del baile de máscaras que se efectuaba en el castillo por el cumpleaños número 18 de la princesa.

Luego de un par de minutos de correr finalmente se detuvieron. Alhacén no sabía con exactitud en que parte del castillo estaba. Tal vez en la zona para sirvientes ya que los candelabros del pasillo estaban apagados.

-Ven, aquí.

La fémina en cuestión tiró del cuello del traje de Alhacén para esconderse juntos detrás de una columna y lo besó. Esto lo tomó por sorpresa pero apenas segundos después le siguió la corriente.

Ambos estaban tomados, no ebrios por completo, sin embargo él quería dejarse llevar por una vez. Tan solo serían un par de besos a escondidas, nada del otro mundo podría suceder solo por eso.

Estuvieron un buen rato besándose, jugueteando con sus lenguas, acariciándose mutuamente por encima de la ropa.

Cuando finalmente se separaron para tomar un aliento sonrieron, al menos para Alhacén era la primera vez que hacía algo como escaquearse con una mujer totalmente desconocida.

Había tenido parejas pero solo solía hacer este tipo de cosas en la intimidad de su hogar.

-¿Como te llamas?- le preguntó a ella.

-¿Que importa eso?- susurró.- ¿No sería mejor que nos divirtamos por esta noche?

-Pero tu nombre...

-Es mejor si no lo conoces.

Acto seguido continuaron besándose, sin embargo las cosas no terminaron ahí. Alhacén no supo como pero terminaron desnudos en la misma cama, uniendo sus cuerpos una y otra vez, tan solo con la luna de testigo.

La mañana siguiente, para su sorpresa, Alhacén despertó junto a ella. La fémina aún dormía plácidamente a su lado, abrazando con fuerza su torso, sin intenciones de soltarse.

Le intrigaba la razón por la cual ella conocía su nombre cuando él no tenía idea de su identidad. No recordaba con total claridad la noche anterior pero lo que si sabía era que había sido maravillosa.

Recordaba como en la noche ella se aferraba con fuerza a su espalda y le susurraba lo mucho que lo amaba. Además de su agradable aroma, proveniente de su perfume, el cual se le hacía extrañamente conocido.

Ninguna de las mujeres con las que había estado sacudió su corazón de esa manera, porque si, ella había logrado hacer que su corazón palpitara nada más de recordar la noche anterior.

Quería saber quien era ella a cualquier costo.

Sin embargo quería dejarla dormir un poco más. No era por presumir pero algo que si recordaba perfectamente era como habían estado despiertos la noche entera.

-Mmm~

Desde su posición, aún acostado en la cama, podía admirar el rostro de la joven aún dormida. Su mejilla estaba aplastada contra la almohada, incluso podría decirse que estaba babeando.

En cierto momento abrió los ojos y al ver el rostro del peligris sonrió.

-Buenos días Alhacén... ¿cómo dormiste?

-Muy bien, gracias por preguntar.

La joven hizo unos sonidos con la boca que Alhacen no pudo descifrar del todo mientras se estiraba. Acto seguido se levantó de la cama mientras buscaba sus ropas.

-¿Ya te marchas?- preguntó, para sorpresa de ella, Alhacén.

-Pues... si. ¿Acaso deseas que me quede un rato más?

-Desde que desperté solo quiero saber una cosa ¿quién eres tú?- se levantó de la cama también.

Ella no pudo evitar desviar la vista hacia el cuerpo desnudo de Alhacén por unos segundos, admirando desde su pecho hasta su entrepierna. Se atrevía a decir descaradamente que ese hombre era la tentación del diablo en carne y hueso. Acto seguido tragó saliva y devolvió la mirada a su rostro.

-¿Por qué tanta insistencia en conocer mi identidad?- articuló palabra finalmente.

-Eras tú quien me susurraba al oído que me amabas, sin embargo yo no recuerdo que nos conozcamos. Entonces...

-Mis mas sinceras disculpas, soy poco tolerante al alcohol y suelo decir cosas que no quiero.

Estas palabras hicieron que el peligris se quedara en silencio, pensativo. ¿Realmente ella no quería decirle esas palabras? ¿Por qué razón se negaba tanto a decir su nombre?

De tanto pensar no se dio cuenta cuando ella terminó de vestirse, con una elegante reverencia se despidió. Sin embargo una vez cerró la puerta a sus espaldas, dejándolo solo en la habitación, se escucharon una serie de gritos ininteligibles por Alhacén.

A pesar de eso hubieron ciertas frases que él si pudo entender, frases que le sacaron una ligera sonrisa.

-¡Dios santo ____! ¡¿Te emborrachas y lo primero que se te ocurre es acostarte con el hombre que te gusta?!- se regañaba a si misma.- ¡Él ni siquiera te conoce!

Después de un rato fue que Alhacén dejó de escuchar su voz y se dispuso a vestirse también. Al menos ya había escuchado su nombre, tenía por donde empezar a buscarla.

Si pensaba que iba a escaparse fácilmente pues estaba muy equivocada. Alhacén es de los que no se detienen hasta que consiguen lo que quieren.

Aún así, fue relativamente fácil volverse a encontrar con ella.

Resulta ser que debido a la visita de un príncipe vecino al reino fue necesario buscar entre los archivos de la biblioteca toda la historia del reino. No era una tarea fácil incluso para un hombre como él, todo estaba lleno de polvo y mal conservado. Obligatoriamente necesitaba un ayudante.

-Alhacén, te presento a quien, por estos momentos, te ayudará en la búsqueda de los archivos.- el consejero real llegó a la biblioteca acompañado de una joven mujer.- Su nombre es ____, originalmente es la dama de compañía de la princesa pero se ofreció a ayudar.

-Oh, eres tú.- Alhacén sonrió suavemente al reconocer su rostro.- Ya nos conocemos.

Sin embargo ella al verlo abrió los ojos como platos, y le susurró algo al consejero con rostro preocupado.

-No señorita, desgraciadamente usted fue la única en ofrecerse...- le escuchó decir al consejero.- Entonces, sin más, los dejo a solas, tienen un gran trabajo por delante.

El silencio que quedó cuando el consejero cerró la puerta de la biblioteca era tan tenso, al menos para ____, que podía cortarse fácilmente.

-Volvemos a vernos ____.







Solo voy a decir que tengo en borradores un shot de Alhacen como incubo, aguanten un poquito mas chicas.

Dark Horse [Alhaitham/Alhacén]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora