Tarde como siempre

5 2 0
                                    

"¡Irene!" Matenme. "Avanza por favor. Que si no bajas dentro de cinco minutos te dejo a pie," dijo Diana desde la cocina.

"¡Ya voy!," dije mientras salía del baño, "Ni que fueras mi madre." Tres años siendo roommates y seguimos con las mismas discusiones de siempre. Hay cosas que nunca cambian.

Perdonen la abrupta introducción. Ahora sí, ¡acción! Hola, soy Irene, barista de el café: Mucho Mocha. Estatus actual: estresada porque estoy tarde para el trabajo y mi amiga me quiere matar. Aka un día normal en mi vida.

Era la una y media de la tarde. Mi turno en el trabajo normalmente empieza a las dos, mientras las clases de Diana empiezan a las tres. Pero como la erudita que es, insiste en llegar una hora antes. Por esta razón, se supone que salieramos a la una en punto para que Diana me dejara en el trabajo 30 minutos antes. Así, ella llegaría a las dos a su santuario del arte. Como ya sabrán, estabamos tarde. ¿De quién es la culpa? Irene García Acevedo, muchas gracias.

"Por fin llegas," dijo Diana encendiendo el carro.

"Cállate." Me acomodé en el asiento. El viaje se me hizo corto. Tal vez porque me quedé mirando la naturaleza. O simplemente Diana se pasó del límite de velocidad. Me bajé del carro, me despedí de Diana y entré al café.

"¡Wepa!," saludó Karlos quitandose el delantal.

"Hola Karlos." Me puse mi delantal. "¿Te vas temprano?"

"Sí. Mi abuelo tiene que ir al hospital," me detuvo antes de que pudiera decir algo, "y no te preocupes. Solo se va a hacer unos estudios y necesita a alguien que lo lleve," concluyó.

"Ah ok, ya me había asustado. ¡Mandale saludos de mi parte!" Le di un abrazo.

"Serán bien recibidos," dijo Karlos y se fue.

Relatos de una baristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora