Interacciones y espera

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    El día de hoy no tuve tiempo ni para respirar. Eso es lo que pasa cuando te toca el turno de las dos. Me tocó atender a una niña de seis años. Me sorprendí al verla ya que estaba sola.

“Hola,” saludé a la niña.

“Mi mamá me envió para que ordenara.”

“¿Sabes que va a pedir tu mamá?,” pregunté.

“Quiere un latte pequeño.”

“¿Y será ella la que vendrá a pagar?” La niña me entregó el dinero.

“¿Qué hago?,” preguntó.

“Si esperas por allá, te puedo entregar su bebida.” Señale al lugar y la niña se fue a esperar el café de su madre. Le preparé el café mientras ella miraba en asombro. Me empezó a hacer muchas preguntas como: cómo te llamas, cuantos años tienes, a que sabe el café, entre otras más. Así mismo le hice algunas preguntas. Resulta que se llama Abril.

“Aquí tienes la bebida.” Abril cogió el vaso. “¿Todo bien? ¿Necesitas ayuda?,” le pregunté. Dijo que no con la cabeza y se dirigió hacia su madre.

“¡Hiciste un buen trabajo ordenando!,” dijo su mamá muy orgullosa de ella. Me vio y la saludé.

    Después de eso Abril y su mamá se despidieron de mí y salieron del café. Es lindo ver como hay padres que preparan a sus hijos para situaciones como esta. Siempre he creido que es necesario educar a los niños tanto en clases comunes y corrientes como sobre varios aspectos de la vida. Sé que sueno como una abuela diciendo esto, pero la generación de hoy es tan tecnológica que ya no necesita tener interacciones como esa. Los niños ya no salen tanto de la casa. Y es necesario prepararlos para socializar con los demás.

“Buenas tardes. Tendré un capuchino mediano,” dijo el siguiente cliente.

“¿Para aquí o para llevar?,” pregunté.

“Para aquí.”

“Se lo sirvo enseguida.” Fui a prepararle el café. Cuando ya estaba listo, el cliente se acercó y le entregué el café. Se quedó en el mismo sitio mirando las mesas.

“Perdona, creo que lo tendré que pedir para llevar.” Me asomé y vi que todas las mesas estaban llenas.

“No se preocupe, la proxima vez consigo una silla con tiempo,” se disculpó.

“Las mesas suelen circular bastante bien. Si esperas por ahí, puedo conseguirte una tan pronto esté disponible,” le dije al cliente. Pasaron unos minutos y cuando se vació una de las mesas, la limpié y le anuncié al cliente que se podía sentar ahí.

Relatos de una baristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora