fleurs ༶⁠ | Larry Stylinson

Viento༄

El aire golpeando en su rostro le encantaba, esa frescura acariciaba sus sentidos.

El paseo fue maravilloso, hasta llegar a tierra firme, fue increíble.

"Gracias Céfiro, eso fue espectacular como siempre" dijo dulcemente el príncipe.

"No tienes que agradecer Louis, sabes que haría cualquier cosa por tí" aseguró la divinidad del viento.

Louis solo río con un poco de miedo, tenía miedo de que Céfiro se obsesionara con él.
Estaba seguro de querer al viento pero amaba al sol, a su Harry.

"¿Quieres dar otra vuelta?" Preguntó el más alto.

"Si, claro, solo una más"

Cómo había dicho fue el último paseo, volviendo a su castillo iniciaron una charla.

"Louis, yo, quería decirte algo... Espero que lo tomes bien" decidió decir el dios.

El mencionado se puso nervioso, tenía el presentimiento de saber que era lo que iba a decir su amigo.

"Hace tiempo que tengo sentimientos de más que una amistad hacia tí" se confesó.

Los nervios de Louis florecieron, dejándolo sin palabras, le sudaban las manos y su frente comenzaba a hacerlo.

" Por favor di algo príncipe, no me mates con la intriga" siguió el dios.

"Yo... no quiero herirte Céfiro pero no comparto tus sentimientos, no estoy enamorado de tí, es a alguien más que amo, eres un buen dios y encontrarás a alguien mejor que yo, que te entienda y que te valore, espero que me entiendas y que podamos seguir siendo amigos" declaró el pequeño heredero.

El joven que se había confesado se quedó callado, analizando la osadía del mortal al rechazarlo, iba a insistir cuando sintió una calidez conocida, era ese tonto dios del sol y su estúpida sonrisa encantadora.

Sin querer toparse con el olímpico se esfumó.

Louis sintió sus lágrimas caer y no quiso que Harry se diera cuenta de ellas, pero no pudo ocultarlas, el rizado siempre descubriría sus pequeños detalles, hasta los más dolorosos.

"¿Que pasa pequeño? ¿Que te ha hecho ese fulano?" Habló con preocupación mientras rodeaba con sus brazos al humano.

"No es nada Hazz, nada importante, ahora vayamos a jugar con el disco ¿si?" Contestó su joven amante desviando el tema.

El dios del sol abrazó con fervor a su amado y luego con tranquilidad depositó un beso en sus febriles labios, con la devoción que un humano tiene hacia un dios, intercambiando ahora los roles.

Louis se sintió en el paraíso dejándose llevar por el tan agradable sentimiento que lo enloquecía.

Unos ojos celosos miraban todo el acto, con el corazón destrozado y el odio inundando su ser.

Los jóvenes amantes estaba demasiado distraídos cómo para darse cuenta de que alguien los observaba.

Luego de tan precioso momento, con adorable pasión, el dios empezó a indicar cómo es que se jugaría lo que tenía planeado.

Con su tan radiante inteligencia el príncipe Espartano comprendió rápidamente, siguiéndole el compás a su amado.

Luego de un rato, entre risas y cuidadosos lanzamientos, Harry decidió mostrarle un truco al mortal.

"Mira esto Lou, te va a sorprender" soltó como un niño pequeño.

El humano solo río y se puso a observar.

Preparando su lanzamiento, juntó todas sus fuerzas y lo hizo, el objeto se elevó con una perfección única, bailando en el aire.

Cuando llegó su momento de aterrizar este estuvo alejado de los jóvenes, pero sin explicación alguna cambió su trayecto.

Céfiro estaba cambiando el trayecto con su viento, el odio cegaba su corazón y sus sentidos, no queriendo renunciar al humano, pensó "No quisiste ser mío y ahora no serás de nadie"

El disco fue directo a impactar la cabeza de Louis, tanta fue la fuerza del dios que ni bien chocó, el mortal cayó al piso, ya sin alguna expresión o reacción.

"¡LOUIS!" gritó el gran dios del sol.