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— ¡Otra vez!

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— ¡Otra vez!

— No sabía que el rollo masoquista te iba, Emmett.— comentó Layla luego de ver, por tercera vez, como el fortachón era empujado metros de distancia con un simple golpe de parte de Jasper. Una clara marca de su cuerpo estaba marcada en el centro del pequeño claro que encontraron para entrenar y la vampira ya se estaba hartando;— ¿Me puedo ir?

— Todos deben entrenar, Layla.— aseguró Alice, la castaña alzó una ceja hacía la vampira notando la fingida amabilidad que estaba teniendo hacía su persona. Jasper se removió algo incómodo ante el comentario de su esposa y Layla supuso que el ex-soldado no le había comentado su pasado a Alice.

Edward no demoró mucho en llegar y como siempre Bella iba colgada a su brazo. Layla empezaba a cuestionarse si la humana de verdad consideraba que su vida valía algo, ya que según le habían contado había arriesgado su vida más de dos veces y solo por ser una niña impulsiva. No lo negaría, empezaba a encontrarle razón a Rosalie para tenerle poca estima a la humana.

Pudo ver a lo lejos a Seth Clearwater en su forma humana, el resto de la manada había aparecido de entre los árboles en su forma lobuna lentamente, casi como si quisieran hacer una entrada dramática. Carlisle frunció el ceño al ver cómo Layla se alejaba rápidamente de ellos y se acercaba al adolescente de cabello corto y rostro amable. Jasper también lo había notado, pero prefirió centrar su mente en su esposa.

— Hola, Layla.— saludó Seth sonriendo ampliamente al ver cómo la vampira le sonreía levemente. Su mente le rogaba por darle un abrazo, pero sabía que aquello sería demasiado para la castaña.

— Hola, niño.— correspondió acercándose lo suficiente a él como para que sus brazos se rozen, se inclinó un poco para llegar a su oído y en un susurro preguntó;— ¿Porqué no viniste como los otros perros?

El adolescente soltó una risa nerviosa, en parte por la cercanía de la vampira y en parte por los gruñidos que escuchó de algunos de sus amigos;— No participaré mucho de la pelea, Sam aceptó que me transformará solo cuando fuera mi turno de entrar.

No admitiría que quiso venir en su forma humana para hablar con Layla, Seth aún podía sentir cierto rechazo por parte de la vampira y no la culpaba, la había metido en algo que ninguno de los dos podía controlar y sabía el peso que estaba significando para ella luego de la última charla que tuvieron. Además su lobo interior le agradecía sentir la frialdad de su cuerpo cerca del suyo, le traía algo de consuelo al saber que su impronta lo quería cerca.

— No nos tienen suficiente confianza como para asumir su forma humana.— informó Edward luego de leer la mente de Sam Uley, el líder de la manada.

— Vinieron. Eso es lo importante.— aseguró Carlisle sonriendo levemente hacía la dirección del cobrizo y de la humana;— ¿Puedes traducir? — Edward asintió acercándose junto a Carlisle hacía Sam y el resto de la manada;— Bienvenidos. Jasper tiene experiencia con los recién nacidos. Nos enseñará como derrotarlos.

Layla bostezó, sus oídos centrándose en el aleteo de los pequeños pájaros que estaban sobre los árboles que los rodeaban. Tenía entrenamiento, quizás demasiado para su gusto y haber convivido un tiempo con Jasper le enseñó un par de cosas sobre combate cuerpo a cuerpo, era buena, no lo negaría y estaba segura que ningún neófito podría tocarle un pelo. Aún así, estaba segura que algo malo ocurriría durante la pelea, algo siempre sucedía.

— Emmett.— llamó Jasper con una pequeña sonrisa entre labios.

— Oh, te encantará esto.— murmuró Layla aún inclinada sobre Seth, el nerviosismo que el adolescente emitía empezaba a subir su ánimo;— Emmett le gusta el rollo masoquista y el lodo, creo.

— ¡Te escuché, Layla! — bramó el fortachón acercándose al rubio con aires de grandeza y apuntó a su hermano;— Está vez, tú comerás lodo.

— Entonces, no te contengas.

— No es mi forma de ser.

Layla soltó una suave risa al ver cómo Emmett era vencido nuevamente por Jasper y Seth no podía dejar de mirarla totalmente maravillado al verla de esa manera, desde que se ofreció a ser su amigo y a ayudarla en lo que ella necesitará se percató de que no solía reírse muy a menudo, ocasionalmente soltaba risas que evidentemente eran fingidas. Pero ahora, él podía asegurar que la vampira se estaba divirtiendo y eso le alegró el día.

La mayoría no lograba ganarle a Jasper, su pasado con aquel ejército de neófitos había traído algo positivo y les brindaba pequeños consejos tanto al resto de los Cullen cómo a la manada de Sam Uley. Se sorprendió al ver cómo Carlisle derribaba fácilmente a Edward en su enfrentamiento y no pudo evitar pensar que ese hombre ya no era el mismo que estaba en sus recuerdos, sus orbes dorados destellaban de cierta violencia que nunca pudo apreciar cuando estuvieron juntos.

Cuando fue su momento de luchar contra Jasper no pudo evitar escuchar el pequeño bufido que Alice había soltado, también había notado como el cuerpo de Seth se había tensado cuando se alejó de él para ponerse en el centro del claro. Layla sonrió, dejando los pequeños mechones de su cabellera detrás de su oreja;— Por fin podré darte una buena paliza.

Jasper dejó salir una pequeña risa, su mente recordando los enfrentamientos que solían tener cuando vivían juntos, solo para matar el aburrimiento de la castaña;— Nunca has podido hacerlo.

Con una sonrisa Layla se acercó rápidamente hacía el vampiro, la velocidad de la mujer a era tal que los lobos no lograban captar cada golpe que tiraba hacía su oponente. Edward se removió algo incómodo, podía ver todos los recuerdos de la vida que tuvo su hermano junto a la castaña y algunos de ellos no eran tan de su agrado. En un rápido movimiento, Jasper agarró el brazo izquierdo de Layla tirando con fuerza su cuerpo hacía el suelo, la vampira se quejó alarmando a Seth y logrando que el agarre del rubio frente a ella se debilitará. Con una sonrisa enredó sus piernas en la cintura del vampiro y con agilidad cambió de posiciones, sus dos manos agarrando el cuello de Jasper dispuesta a arrancarle la cabeza.

El ex-soldado sonrió;— Parece que tantos años de entrenamiento rindieron frutos.

— No lo negaré.— murmuró soltando el cuello del rubio y levantándose del suelo, su chaqueta de cuero se había rasgado en el proceso. Le tendió una mano que el vampiro no pudo negar y con un fuerte tirón se acercó a su oído;— Tuve un buen maestro.

HONEY | twilight Donde viven las historias. Descúbrelo ahora