Capítulo dos

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Hᴇ ᴋɴoᴡs
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Luzu

En el momento en el que lo vió entrar por aquella puerta, un montón de preguntas empezaron a pasar por su cabeza. Ingresó ataviado con unos pantalones de lino negros que se ajustaban a sus piernas, su torso era cubierto por una camisa abotonada de un lila pálido que le quedaba demasiado bien y lo más llamativo de todo: la extraña palidez de su piel y su cicatriz en el ojo derecho.

Cuando Auron tomó asiento para suerte de Luzu quedaban justo cada uno frente al otro, puso especial atención en aquella nueva cicatriz, era de un color putrefacto, insano, de otro mundo, por no hablar del derrame de pigmentación dorada en ese mismo ojo, lo que creaba manchas alrededor de su pupila que variaban en tamaño y forma.

Al terminar la reunión todos salieron del castillo menos Juan, Auron y el dueño, lo que generó aún más dudas. Luzu trotó hasta llegar a Alexby, uno de sus amigos más cercanos.

-Oye Alex -le llamó deteniéndolo, el omega se giró para mirarle.

-¿Qué pasa? -inquirió.

-¿A ti... no te sonaba el nuevo... integrante? -preguntó en un susurro, intentando que no se enteraran los demás, su amigo le miró confundido.

-¿De qué estás hablando Luzu? No lo había visto en mi vida -contestó con completa seguridad y mirándole como si estuviera loco-. Oye si te suena... creo que deberías revisarte eso de Evil Luzu... Es por tu bien, ya sabes que me preocupo por ti.

Luzu asintió no muy convencido y apretando los labios, dejó que Alexby se fuera dejando un leve rastro de su aroma a margaritas, al poco tiempo Quackity se puso a su lado.

-¿Estás bien? -preguntó mirándole con extrañeza, era consciente del trastorno de identidad disociativa de su pareja y le preocupaba- ¿Lusu? ¿Otra vez estás ido?

Luzu parpadeó varias veces y le miró.

-No estoy ido, Quacks, solo estaba pensando, ¿vamos? -justificó con calma, comenzó a caminar en dirección al ascensor que les permitiría salir de la isla flotante, notó que había dejado atrás a su acompañante- ¡Estoy bien, vamos! -exclamó hastiado.

El chico alado le alcanzó y bajaron justos por el ascensor, atravesaron la selva hasta llegar a casa del más mayor y Luzu empezó a organizar sus cofres mientras Quackity alimentaba a los animales que tenía en cautiverio.

-Oye Lusu, he pensado en quizás mudarme aquí, contigo-comentó echándole semillas a las gallinas, el aludido le miró desde la ventana.

-¿Con... migo? -Quackity asintió sonriendo- Si eso es lo que quieres, podemos crear un terreno y despejar esta zona de tanta agua, así te puedes construir una casa aledaña a la mía.

Quackity le lanzó una mirada perezosa, reclamando la poca atención que ponía el alfa cuando organizaba sus cofres o elaboraba pociones. Sacó un tirachinas del inventario y lanzó una roca a la ventana, partiendo el cristal.

-¡Oye! -exclamó el otro con molestia- ¡Que me has partido el cristal, era nueva de ayer!

-¡Pues a ver si me prestas atención hijo de tu puta madre! -reclamó el delta poniendo sus brazos en jarra- ¡Te estoy hablando pendejo!

LUZ INFERNAL ᯾ LIBRO TRES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora