¡Ay Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo?

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Corría por los pasillos del instituto, sorprendiendo a quien la mirara por ese aspecto asustado y apurado que mostraba. Tenía los ojos bien abiertos y el cabello largo despeinándose al romper el viento con su carrera.

—¡Hinata Hyuga, detente ahí mismo!

Pero no lo hizo. Siguió huyendo, corriendo con todas sus fuerzas. Un pasillo, otro más, escaleras, sólo una vuelta más y llegaría... Se detuvo frente a otras escaleras, descansó un segundo y retomó la marcha, subiendo con la respiración aún agitada. Abrió finalmente una puerta y una ráfaga de aire helado otoñal la atravesó. Fue instantáneo su alivio. ¡Por fin se encontraba sola! No había un lugar mejor que la azotea del instituto para esconderse y relajarse un poco... Su pecho latía con fuerza y no sabía si era por el ejercicio o por la aterradora noticia la que llevó a huir hasta ese lugar.

Se alisó la falda larga y se sentó en el suelo, abrazándose a sí misma de las rodillas para protegerse del frío. Soltó un suspiro e hizo una respiración profunda.

Quizá si hablara con... Quizá no era definitivo... ¡Alguien más podría tomar su lugar! Cualquier persona sería mucho mejor que ella para realizar tal tarea. Seguro que aún podía arreglarlo todo, sí, aún tenía esperanza.

Y apenas comenzaba a tranquilizarse, cuando alguien abrió la vieja puerta corrediza haciendo un estruendo. Tenten salió con paso seguro y se cruzó de brazos frente a ella, tapando con su silueta los últimos rayos del sol del día.

Parecía que contenía su tono de voz al hablar calmadamente. —Hinata, por favor, déjame explicarte, ¿sí? Cuando entiendas porqué eres perfecta para el papel no lo verás como una obligación sino como... como un deber, sí, ¡escúchame antes de huir así! Nos dejaste a todos sorprendidos, y tu primo tuvo que arreglárselas para aplacar a todas las demás.

—L-lo siento... es que yo... yo no... ¡No puedo hacerlo! —Hinata cubrió su rostro con sus manos, en un último y pobre intento de esconderse de lo inevitable.

—¡Claro que puedes! Mira, déjame explicarte. Hay cien, no, mil razones detrás.

Hinata descubrió su cara y asintió con lentitud. Tenten recompuso la postura, y con determinación, comenzó a marchar cual soldado de un lado a otro a la vez que comenzaba su discurso:

—En primer lugar, y quizá el motivo más importante: ¡evitarás una guerra entre las estudiantes! Decidimos eso de elegir a nuestra Julieta por un sorteo para que nadie lo tome... bueno, personal. Fue el destino mismo el que quiso que saliera tu nombre, ¿eh?

Tenten subió las cejas en un gesto burlón y Hinata soltó un quejido gracioso como respuesta.

—Je, perdón, perdón. Ya sigo... Y cuando leyeron tu nombre en voz alta, ¿notaste la sorpresa y el alivio que sintieron todas? Si tú actúas el papel nadie sentirá celos porque... ¡eres su prima! ¡Es perfecto! —hizo una pausa y bufó con molestia- Esas chicas molestas... cuando supieron que su querido "Neji-senpai" sería Romeo se volvieron locas, fue un infierno hasta que llegamos a esta solución.

—E-entiendo pero no sé si yo pueda... Frente a tantas personas, s-ser el centro de atención no es exactamente mi fuerte. Estoy segura de que lo estropearía todo. L-lo siento, Tenten-san.

Pero la castaña todavía tenía sus trucos bajo la manga, conocía lo suficiente a la tímida Hinata como para conocer uno que otro de sus puntos débiles. Interiorizó una risa maliciosa y por fuera mostró una seria expresión; se acuclilló frente a Hinata.

—No se supone que deba decirte esto, pero... ya sabes cómo es él. Es demasiado educado y responsable como para soltar una queja, pero piénsalo. ¿Cómo crees que se sentirá Neji al actuar también y, sobre todo, de actuar con una completa extraña? ¡O peor! Con una de sus fans obsesivas y locas. Debe sentirse terrible ahora que huiste. –Y mirándola más directamente, le aseguró-: Él fue el más aliviado de todos cuando fue tu nombre el que salió, Hinata.

¡Ay Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? [ONE-SHOT NEJIHINA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora