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Esos mensajes habían despertado un lado completamente ajeno a lo que Taeyong conocía sobre Jaehyun. Tal vez el no saber como actuar ante los mensajes que había recibido su bebé lo comenzaban a arrastrar poco a poco a la inseguridad de una posible infidelidad. Un poco idiota de su parte por no preguntárselo directamente, pero tampoco Jaehyun quería saber la verdad detrás de eso —si es que la había—. Solo deseaba que estaba siendo demasiado paranoico y esos mensajes solo eran de un amigo o amiga más, total... Él lo amaba mucho, ¿no?

La intriga y la incertidumbre comenzaba a arrebatarle la confianza que le había sembrado a Taeyong, ¿se repetiría la historia?, si o tal vez no. Pero Jaehyun comenzando a exigirle a su novio que viviera con él, pues Jeong ni siquiera sabía dónde vivía el rubio, a palabras de Taeyong, él vivía en un lugar muy feo que no quería que supiera y según él, pronto se mudaría.

Jaehyun comprendió en ese tiempo. Ahora ya no lo hacía, necesitaba saberlo.

Al paso del tiempo Taeyong noto nuevamente como Jaehyun comenzó a cerrarse, tampoco había sido como si se hubiera abierto demasiado antes, pero al menos hacia el intentó. Ahora parecía que su relación se basaba en la vida de él y muy poco de la vida de Jaehyun. No le agradaba, sin embargo, Taeyong estaba seguro que solo era una etapa.

Lee estaba enamorado de ese bello artista, le daba todo lo que él podía desear y amaba pasar tiempo con él, aunque de vez en cuando una que otra discusión se asomaba, pero siempre se reconciliaban con rapidez.

Taeyong amaba a Jaehyun.

Jaehyun no consiguió que su bonito novio viviera con él y lo odio por un segundo, eso se significaba que no iba a poder estar vigilando cada que él se le antojara, sin embargo, sí gano que el menor viviera con él los fines de semana. A pesar de esos simples mensajes que lo traían loco, el artista estaba seguro que amaba a Taeyong, disfrutaba tocarlo, escucharlo, observarlo cuando sonreía en la cual sus facciones se volvían mucho más adorables, amaba sentirlo y el sexo era delicioso.

Lo amaba demasiado, a pesar de todas esas razones necesitaba estar seguro de su lealtad, por ello, Jaehyun había tomado un descanso como en su trabajo habitual sin decirle absolutamente a nadie. Su mente no podía dejarle en paz cuando se trataba de su bebé, por lo que en una noche de extrema paranoia.

Tomo la decisión de ser su sombra. Su sorpresa recayó cuando descubrió algo más haya que lo que él pudo imaginar.

Sabía que estaba violando su privacidad, pero le daba igual, Taeyong ya era suyo, además todo lo que tenía que ver con él, ya también era su responsabilidad, ¿no es así?

Jaehyun siempre amaba con el corazón.

VieEE33rneee3333s.

Hoy era uno de esos fines de semana, donde solo existían ellos. La amorosa pareja cumplía un año de relación. Para Jaehyun era la relación más larga que había tenido en toda su vida.

Tenía todo planeado, para iniciar con su bonita velada con su rubio, donde pasaría primero por el a su trabajo, claramente esto sería una sorpresa por ende Taeyong no tenía ni la remota idea.

—El salió de trabajar hace dos horas, Jaehyun. —Hablo Taeil, recargado en la barra de recepción de su trabajo a la vez que sostenía una taza de espeso café negro, el y Taeyong eran además de buenos amigos, compañeros de trabajo.

—¿Sabes a dónde fue? —. Pregunto, sosteniendo en uno de sus brazos el ramo de rosas azules que tanto le encantaban al menor. —¿Tal vez a su hogar?

—Probablemente. —. Respondió, pensándoselo un poco. —Deberías irte a tu casa y esperarlo. —Aconsejo, pero a decir por el rostro del novio de su amigo sabía que diría que no.

El Coleccionista || JaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora