Arte ✯ Cuti Romero

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2016

──Uno, dos, tres, va..──Comencé a mover mis brazos a medida que la música avanzaba, deje que mi cuerpo se relajé liberando tensiones y enmarcando cada paso a medida que avanzaba. Era la primera vez que mis compañeras me estaban viendo bailar completamente sola.

Bailar me generaba pequeños momentos de paz en dónde olvidaba por completo quien era y que estaba haciendo de mi vida. Y solamente estaba hipnotizada en seguir el ritmo de la música, así como su coreografía.

Mamá había pagado por una costosa academia donde en vez de enseñar las materias curriculares, nos enseñaban baile──tanto lo teórico como lo práctico──.

Por obvias razones nos enseñaban Historia, Geografía y Matemáticas, pero esa no era la parte principal de la academia. Su orientación principal era convertirnos en bailarines profesionales y que no solo fuera un hobby.

Según mis profesores, tenía un enorme potencial para especializarme en cualquier danza que quisiese. Así como también, la oportunidad de viajar al exterior para seguir estudiando sobre el arte que conllevaba bailar.

Este era mi último año y realmente sentía que estaba dejando una parte de mí vida atrás.

Mis compañeros y los miles de recuerdos que abundaban en aquel lugar.

Como si estuviera cerrando el capítulo de un libro, sabiendo que no voy a volver a leerlo. Pero con la certeza de que no sería necesario hacerlo, por qué cada enseñanza recibida de ese capítulo, me acompañarían por el resto de mí vida.

Como un recuerdo glorioso, nostálgico y que había llegado a su esperado fin.

Estos años en la academia habían sido eso, recuerdos que atesoraría para toda la vida.

El capítulo del libro mí vida llamado Secundaria había concluido siendo absolutamente inolvidable.

──Un aplauso para Victoria..──Mi profesora de baile aplaudió una vez que finalice, haciendo que las demás hicieran lo mismo.

Me levanté del suelo y vi hacia un costado, encontrándome con Cristian apoyado en la pared observandome.

El me dedico una sonrisa que me generó ligeros espasmos en el cuerpo debido a los nervios.

Al cabo de una hora, terminé de despedirme de mis compañeras y profesores.

Había sido una despedida emotiva, llena de regalos y detalles verdaderamente hermosos.

Las lágrimas no faltaron, pero las risas tampoco.

Una vez que salí, escuche un silbido en mi costado y cuando me di vuelta, vi a Cristian apoyado en una pared.

──Morocha..──dijo acercandome hacia mi.

──Pensé que eras un viejo verde, estaba por recitar el libro completo de puteadas.

──Sos una boluda..──Se acercó hacia mi para abrazarme y darme una vuelta en el aire──Bailaste re piola..

──¿Piola?

──Estuviste re bien, Vicky..──Me abrazó con más fuerza──Me re gustó como bailaste.

──Si queres después te hago un baile más privado..──Ambos nos reímos mientras nos separabamos y comenzabamos a caminar──Solo para vos..

No podía amar más a ese hombre.

──Me gusta lo del baile privado..

──Anda a pedirle a la otra wacha que te baile.