5 | Olvidado

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Al día siguiente Horacio despertó frotando sus ojos para ver mejor y notar que esa no era su habitación.

- ¿Donde cojones estoy..? ── Miró a su altededor pero cuanto más miraba menos entendía donde estaba.

- Ya te has levantado, dormilón. ── Una voz conocida asomo por la puerta, al igual que el cuerpo de un hombre.

- ¿Claudio?

- El mismo. ── Sonriente, Claudio entró a la habitación con un delicioso desayuno para Horacio.

- ¿Q-que hago aquí...? ── Sorprendido y sonrojado, Horacio aceptó el desayuno. ── ¿Que pasó ayer..?

- ¿No recuerdas nada de nada? ── Preguntó el moreno algo triste.

- Nada de nada. ── Respondió Horacio.

- Horacio, m-me besaste, nos besamos. ── Claudio se sentó junto a el de cresta en la cama. ── Y después te traje aquí.

- Es-esque nosotros nos... ── El de cresta rubia sintió algunos escalofríos solo de pensarlo y comenzó a sentir arder sus mejillas.

- ¡No, no! Nosotros no... ── Desvió su mirada. ── Después del beso vomitaste... Y te traje, nada más.

- Ay dios lo siento. ── Dijo avergonzado Horacio.

- No te preocupes, es normal pero ── El moreno tragó fuertemente ── quería preguntarte si... Ese beso.. ¿Significó algo para ti?

- Yo... No lo recuerdo, no recuerdo nada. ── Bajó la mirada avergonzado y algo triste por no recordar.

- Tengo una idea. ── Claudio volvió a mirar a Horacio, quien también lo miró.

- ¿Y cuál es esa idea? ── Horacio, imaginándose cuál era la idea sonrió y fue acercándose poco a poco al moreno.

- Podemos... No se, ¿repetirlo? ── Este actuó igual al contrario, se acercó poco a poco hasta que sus labios volvieron a tocarse.

- Wow, eso a sido.. ── Un rojo Horacio se separó de un rojo Claudio. ── Mmm... Creo que aún no sé muy bien que ha significado, ¿y si repetimos, otra vez? ── Riendo los dos hombres volvieron a besarse. Separándose y volviendo a juntar los labios reían y sonreían.

- Tienes que irte a trabajar, ya es tarde. ── Le recordó Claudio al de cresta.

Horacio hizo pucheros pero después de comer se levantó y se fue hacía su casa corriendo para vestirse y salir pitando hacía el trabajo.

- ¡¿Donde coño estabas capullo?! ── Le gritó Conway al recién llegado.

- Lo siento abuelo, lo siento. ── Horacio rió sin importarle lo que pueda pasarle, ya que llegaba feliz.

- ¿Donde estabas tío? ── Le susurró Gustabo a Horacio. ── ¿Besándote con el Doctor? ── Este rió.

- ¿Que? ── Exclamó el de cresta. ── Perdón, ¿que? No, no, no, no que va.

- Venga ya, os vi en la fiesta de ayer. ── Gustabo le dio un codazo riendo. ── Me alegro de que no sigas detrás del cara asustada.

El rostro de Horacio se entristeció de golpe. A Gustabo no le dio tiempo de pedir perdón ya que les notificaron de un Código 3 al que los dos hermanos tuvieron que atender.

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