Especial 2: La función de teatro.

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Cook, sorprendentemente, pasó las elecciones del personaje del Sombrerero Loco para la obra teatral de Alicia en el País de las Maravillas. Yo, por supuesto, era Alicia, pero no una rubia... Mi cabello es color chocolate similar al oscuro café, tomémoslo como una adaptación.

El día de la función fue épico, sobre todo la escena que compartí con Cook. En aquella, John hacía de Liebre y me pareció algo muy cómico. Se notaba que no actuamos, no del todo, era una competencia entre ellos por tener la atención de su Alicia.

La escena empezaba conmigo caminando por el bosque, topándome con la fiesta del té del Sombrerero y la Liebre, me acerqué con sigilo. En aquella larga mesa se encontraban ellos, cantando su canción del no cumpleaños.

—¡Feliz, feliz, no cumpleaños! —cantaron a coro, alegres— ¡Feliz, feliz, no cumpleaños te doy!

—¡Feliz, feliz, no cumpleaños! —anunció la Liebre.

—¿A mí? —se emocionó el Sombrerero.

—¡A ti, feliz, feliz, no cumpleaños! —anunció— ¡Celebremos el día con dos tazas del mejor té!

Les observé, extrañada, terminaron de cantar y aplaudí, impresionada. Me senté en una de sus sillas y, al percatarse, se sintieron ofendidos.

—¡No, aquí no tienes ningún lugar, no te sientes! —se molestaron.

—Pero si hay muchas sillas vacías. —me quejé.

—Ah, pero la cosa está en que NO  estás invitada. —se enfadó la Liebre.

—Es una falta de educación, muy, muy mala educación —dijo el Sombrerero—. Y como has sido una niña mala... Las niñas malas deben ser castigadas.

Aquello último no estaba en el guion, me lo había dicho para ponerme nerviosa y balbucear mis líneas. No lo consiguió de milagro, soy profesional y estoy bien entrenada.

—Disculpadme, pero es que me ha gustado mucho como habéis cantado y querría saber si... —quise decir.

—¿Tú crees que cantamos bien? —se impresionó la Liebre.

—Ay, qué chiquilla tan encantadora. —añadió el Sombrerero, apoyando sus codos sobre la mesa y acunando su rostro entre sus manos— ¡Te invitamos a una taza de té!

—¡Sí, sí, una taza de té!

La Liebre tomó la tetera entre sus manos y me sirvió el té en una taza, lo bebí con gusto y se acercó para besar mi mejilla, cosa que hizo que el Sombrerero se pusiera de morros.

—Siento haber interrumpido la fiesta de cumpleaños. —me sentí culpable.

—¿Cumpleaños? Mi querida niña, esto no es un cumpleaños. —se sorprendió la Liebre.

—Claro que no, esta es la fiesta del NO  cumpleaños. —expuso el Sombrerero.

—¿No cumpleaños? Perdonadme, pero no lo comprendo. —conté, me levanté de la mesa y avancé frente a ellos.

—Mira, un no cumpleaños es... —la Liebre empezó a reír— ¡No sabe lo que es un no cumpleaños!

—¡Qué tonta! —reía el Sombrerero, tapándose la boca.

De pronto, el último mencionado me acorraló en la mesa y con sus manos me sentó en ella, posándose entre mis piernas.

—Yo te lo enseñaré. —sonó juguetón, puse mis manos en sus hombros, aferrándome a su traje— Imagina que tienes un cumpleaños cada año.

Aquella composición que nuestros cuerpos tomaron no estaba en el guion, aquello enfureció a la Liebre y nos apartó de forma brusca. Me bajó de la mesa de un tirón de brazo.

El diario de Nessie Ayers | SKINS UKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora