"Ignacio"

121 4 0
                                    

Es difícil de contar, algunos lo llaman milagro, otros terminan con un leve escalofrio, para mi es una razón para seguir aquí.
Estaba enamorada, nos conocimos en la universidad, comenzó en marzo, me vio y se acerco, pensé que me diría que tenía algo en la cara, que se dirigía a alguien detrás mio, que me confundió con algún conocido. Llegó a mi lado "hola, soy Ignacio" dijo sonriendo y estirando la mano, mire seguidamente sus ojos procurando que no sea una broma..." hola..." respondi. "¿Y el nombre?" me hizo gracia.
- ¿También quieres apellido?-
- Claro , o si no ¿cómo sabre el de mis hijos?-apreté su mano que seguía ahí.
- Mucho gusto Ignacio- Respondi riendo, en ese instante comenzó todo, lo hacía a propósito, se sentaba a mi lado cada vez que cruzabamos miradas, me esperaba afuera de clases, me hacía reír de manera sencilla, eran pasos pequeños que llegaron a algo.
Eramos distintos, a mamá nunca le gusto eso, mi madre es de aquellas sobreprotectoras, no era normal su nivel, criada a la antigua, superficial, más que nada clasista y discriminadora solo por la apariencia, me prohibía juntarme con hombres que no se vieran arreglados,solo mujeres educadas y respetuosas, con peinados y ropas "normales", yo ya estaba acostumbrada y me había rendido a acatar sus palabras, pero por las cosas de la vida, tuvo que pasar algo que la obligase a cambiar, a ella o a mi.
La universidad fue la instancia para conocernos, él tendía a ocupar camisas y pantalones apretados- a mamá no le importaba eso- pero odiaba sus expansiones y su barba, y el tatuaje en su brazo, lo odiaba. Cuando lo presente, que fue de mera coincidencia que ella pasara y nos viera-por suerte- conversando-, le dije que era mi amigo de carrera, él puso un rostro recriminandome, arcando una ceja, pero saludo con educación, procurando que mi madre no lo viera(le había contando sus actitudes), y desde ese momento que rechazó todo tipo de relación que tuviese con él, no en su rostro, pero luego a mi. Discutimos, por supuesto, terminé perdiendo, llorando de impotencia, y furiosa.
" tranquila niña" me susurro él por el movil
"aunque este penado por la ley, correre el riesgo", me hizo sonreír entre dientes "porque no podría olvidarte nunca".
Almorzabamos juntos, intentamos arreglar nuestros horarios para coincidir en ciertos recesos, algunas clases, me iba a visitar cuando mamá no estaba, y me presentó a su familia, tenía cuatro hermanos, a sus padres, todos eran cariñosos, educados y humildes, por sobre todo.
Pero al terminar nuestras carreras, era hora de hablar seriamente con mamá, oficialmente y con proyectos sólidos, porque queríamos irnos a vivir juntos, él consiguió empleo con contrato en donde hizo su práctica, y yo estaba postulando a varios trabajos, teníamos dinero ahorrado, un lugar por donde comenzar, una vida que queríamos iniciar, pero era difícil convencer a alguien como mi progenitora.
" Soy el novio de su hija hace cuatro años, me llamo Ignacio Lara, tengo 26 años, estoy trabajando, así como me ve lo hago. Nunca he robado, no consumo drogas, aunque aparente lo contrario, y por sobre todo amo a su hija" ella que lo miraba con reprobación, cambio su rostro a algo más calmada, y comenzó con el interrogatorio, a lo que ella más le interesaba, era como nos mantendriamos, es mi madre, me ama, quiere lo mejor para mi, eso lo sabia, lo sé.
Finalmente tuvimos permiso, tras días de conversaciones en la tarde, y meses de espera por su respuesta, accedió.
Me sentía afortunada, feliz, enamorada, mi alegría era indescriptible, había cumplido cada meta en mi vida, y se sentía como si pudiese construir algo con mis propias manos, al fin.
La primera mañana, fue la que recuerdo con más cariño, con un salto enorme en el corazón, abrir los ojos y verlo a él, iluminado por la luz colada por lo ventana aún sin cortina, las sábanas blancas, su rostro tranquilo, besar su mejilla y verlo sonreír, era un sueño, pero como día de semana debíamos ambos irnos a trabajar, tomé una ducha rápida, y sin aviso el entró al baño, un pudor extraño se apoderó de mi para luego desaparecer, se metió conmigo.
"eres muy lenta mujer" dijo besandome la frente, lo corrí, saliendo al mismo tiempo cubriendo mi cuerpo con la toalla, luego el desayuno, calentar el agua, poner dos tazas, dos platos, tostar el pan, se sentía tan bien, todo era perfecto a su lado, cada detalle era hermoso, inesperado, e importante, aprovechado al máximo. ¿Cuánto habrá pasado? Dos años, un poco más, un poco menos, decidimos casarnos, ¡por iglesia! ¡Por civil! Por todas partes, fue una boda pequeña, con grandes preparaciones, fuimos de viaje.
El viaje, era irnos hacia el sur, ver los paisajes, las montañas y cerros, las grandes plantas crecidas por la humedad cerca de las aguas cálidas que adornaban las termas, recorrer lagos y ríos, bosques, caminos aislados, disfrutando la paz, y lo que a ambos nos gustaba, el frio. Subimos al bus que nos llevaría  doce horas por carretera, pero ese viaje nunca terminaría, me despedí de mamá, estaba toda la familia de Ignacio, prometimos recuerdos, dimos abrazos y besos infinitos, nos despedimos por la ventana del bus más veces de las que podrían imaginar, y con una última sonrisa partimos.
No sé en qué momento paso... Yo dormía, y un estruendo me despertó de manera súbita, pero no desperté en el bus, junto a la persona que amaba, que amo. No. Desperté en una habitación blanca, con el techo gris, una ventana con las cortinas abiertas, una cama con sábanas blancas, un gran dolor de cabeza, un gran dolor...
"¿Ignacio?" Murmure.
- Hija... Vida mía, gracias a Dios. Gracias...- mamá comenzó a llorar desconsoladamente sobre mi pecho, tocando mi mejilla, acariciandome, sentí un nudo en la garganta.
- Mamá... ¿Porqué mamá?- Ella me miraba negando con la cabeza, mientras aguantaba el sollozo que se veía venir en su rostro cansado.
- Ya esta todo bien amor...- Dijo entre lágrimas.
- ¿Ignacio?- Ella seguía negando- Ignacio, mamá...- dije con más fuerzas intentando sentarme, la tomé de los hombros- ¡Ignacio!- y las lágrimas sin aviso comenzaron a salir. Ella me abrazo con fuerza, y yo bajando la vista comencé a llorar desesperada, no podía ser cierto... Claro que no, porqué me pasaria a mi. Llore hasta que mis lágrimas dejaron de salir solas, días, noches enteras, sentada sin comer, sin dormir, lloraba y respiraba, era todo, me habían quitado mi vida...
Tras semanas donde me veía en decadencia, llegó un señor a verme, un señor que nunca antes había visto, junto con mamá se sentaron a un lado de mi cama, mientras yo miraba por la ventana, intentando buscar una esperanza ahí.
- Mi amor, él tiene algo que contarte- ahí fije mi vista en el caballero de cabeza canosa que me miraba con lastima, yo también me miraba a mi misma con lastima, no lo culpo.
- ¿Qué Paso?- Murmure con tranquilidad.
- Él fue quien te saco del bus...- Dijo mamá con cierto cuidado. Yo le sonrei pensando que hubiese sido mejor que nunca lo hiciera.
"Salí de mi coche porque había un sujeto en medio de la carretera, con la polera con sangre, pidiendo ayuda de manera desesperada, al ver el bus a medio caer al río él me dijo, que lo ayudará a sacar a las personas, puse las luces intermitentes para que se vieran en la noche y le indique a mi esposa que llamara a bomberos, ambulancia y policías. Entonces bajamos con cuidado, él se movía muy bien en medio de todo ese desastre donde yo apenas veía, pensé que era porque había intentado sacar a las personas y no pudo.
- Aquí- entre los dos tomamos a la primera persona y la sacamos con cuidado, tenía sangre en la cabeza, pero respiraba con dificultades, cuando logramos sacarla ya había más personas rodeando el bus, policías y bomberos sacando gente, la dejamos a un lado, y cuando un policía me interrogó si yo venía dentro le dije que no, me preguntó cómo saqué a esa persona que ahora era atendida, levanté la vista y ya no estaba el sujeto frente a mí, lo busque entre la multitud hasta que lo encontré, era el mismo con la camisa blanca sangrada, le estaban poniendo una bolsa sobre el cuerpo." para ese momento mi corazón se alivio, me sentí menos sola, me sentí agradecida." eras tú a quien me dijo que lo ayudará a sacar, no sé cómo, pero él definitivamente quería que siguises viviendo..." ah amor. Porqué me paso esto.
Contaba esto como una anécdota a mis hijos, dos hijos, de diez y seis años para ese entonces, les decía como mamá sobrevivió a un viaje así, ellos lo conocían como mi ángel, mi esposo fue un buen hombre, él sabe que lo ame, porque me devolvió una luz que yo pensé pérdida, no importa donde este, ni lo que haga, tiendo a sentir una brisa helada en mi cuello, en las noches una caricia en el rostro, un recuerdo eterno... Te siento aún a mi lado.
Querido Ignacio, ya a mis 87 años, te agradezco el gesto de haberme saludado aquella vez hace  64 años, te agradezco cada nuevo sentimiento que me hiciste experimentar, te agradezco que después de muerto siguieras pensando en mi, fui una mujer imperfecta, te ame de manera desgarradora, aún en noches amamantando lloraba sobre mi bebé, despertaba con las lágrimas secas, te imaginaba a mi lado, te veía en mi esposo, te veía en mis hijos, en cada mañana al despertar tenía la esperanza que desaparecía a la noche con un nuevo soñar, apenas recuerdo el rostro de mi fallecido esposo, pero Dios sabe porque aún puedo recordar a la perfección tu sonrisa, el momento que me besaste por primera vez con torpeza y miedo, cuando nos unimos como uno hasta el amanecer, Ya es tiempo de irme a tu lado, te siento observarme, y siento como mi corazón deja de latir, viví una vida plena, sentí felicidad cohibida por tu recuerdo, pero nunca he dejado de amarte, Ignacio, aún espero que nuestros hijos lleven nuestros apellidos, espero volver a apretar tu mano como cuando nos conocimos, y sobre todo espero cerrar los ojos y al fin despertar a tu lado.

Fin.

❤cada cual con su historia❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora