Estaba esperando a Leandro en la puerta de mi casa, cuando volví a verle. Gavi volvía a salir de su casa. No voy a mentir, el gorro negro le quedaba muy bien. Me miró y me hice la loca. Cuando vi el coche de Leandro llegar a mi casa, me asusté. Aunque ya fuera diaria su visita, me seguía asustando como la primera vez que empezó a abusar de mí.
-Sube, vamos.-me ordenó a través de la ventanilla.
Quise contenerme, igual, hoy que alguien nos miraba, no se atrevía a hacerme nada.
-Vamos, niña, no lo hagas más difícil.-suspiró poniendo una mueca.
Me abracé a mí misma intentando protegerme. Leandro bajó del coche y me asusté aún más. Creó que Gavi se dio cuenta de que estaba asustada, porque al verle bajar, se empezó a acercar hacia nosotros. Leandro estaba a unos centímetros de mí, yo estaba temblando de miedo. Nunca le había plantado cara. Sudor rozaba mis mejillas.
-Sube..al...coche...-me susurró al oído, provocándome un escalofrío por todo mi cuerpo.
-Ujhum.
Una voz interrumpió a Leandro. Era Gavi.
-¿Qué pasa?-espetó Leandro.
-¿Ocurre algo?-Preguntó Gavi mirándome.
Intenté expresar con mi cara ayuda y creó que las indirectas no son lo suyo. Así que, acudí al plan B
-¿M-me firmas un autógrafo?-me costó decirlo, no solo porque Leandro me sujetaba el brazo, sino porque siendo del Madrid, pedirle un autógrafo a ese tío me costaba un huevo.
Leandro me golpeó en el brazo suavemente, aunque me hizo más daño de lo que mi cara expresaba. Estaba a punto de llorar y creo que Gavi también se dio cuenta.
-Claro.-Gavi me analizó intentando buscar el problema de mis ojos llorosos.-Ven.
Genial.
-¿Sabes qué? Nos vemos mañana.-Leandro se cansó de esperar y todo gracias al culé.
Me dolía pensar que ÉL había conseguido esto después de tantas semanas, pero estaba más que agradecida.
-Sigues queriendo el autógrafo, vecina.-que resaltase la palabra "vecina" hizo que me sonrojara sin razón aparente.
-No.-espeté.
Lo único que quería ahora era quedar con mis amigas y olvidarme de los días de mierda que estoy teniendo últimamente por culpa de Leandro, pero tampoco quería irme sin agradecerle a Gavi lo que había hecho. Culé o no, gracias a él ahora no estaba sufriendo en una sala de cine.
-Oh, bueno...me voy, supongo.-resopló.
-Gracias, por cierto.-susurré.
Me dedicó una corta y agradable sonrisa para luego comenzar la trayectoria hacia su casa.
-¡Perdona!- exclamé antes de que pudiera llegar muy lejos.-Gracias de nuevo, te lo recompensaré algún día.
Él se rio y yo sonreí después.
-No te preocupes, vecina. Si necesitas algo siempre estaré en mi casa.-me ofreció con una pequeña sonrisa.-Si logras entrar.
Quería preguntarle como es que hoy su casa estaba repleta de fans, pero preferí no insistir más. Volví a entrar a mi casa, más tranquila que nunca y me senté en el sofá. Encendí el móvil y, no sé por qué, quería investigar un poco más acerca del culé que me había salvado la vida. Abrí Twitter y busqué su nombre. Su último tweet era una foto suya con el gorro que hoy llevaba, encima de la foto ponía "Aquí en el centro de Barcelona". Se me escapó una risa. Ya entendía por qué su casa no tenía ningún fan a la puerta.