Acaso esto era una broma, no me podría estar pasando esto otra vez, yo sé que no fue correcto lo que hice pero lo que pase con ese hombre ahora, no tiene nada que ver conmigo.
Lo que más me inquieta es cómo saben dónde me encuentro, han pasado diez años, era un niña para ese entonces o acaso será posible que...
Baje del auto para entrar a mi casa, abrí todas las puertas con un escándalo importandome poco a quien pudiera despertar, yo solo necesitaba acabar con esta angustia.
Sabía el daño que me estaba provocando, pero es la única manera el que yo pueda tranquilizarme y poder pensar las cosas claras.
-Haram, ¿Que es todo ese escándalo?, ¡¿Qué haces?! ¡No,no,no Haram basta!
-!No te metas mamá¡ , si no te importo cuando era chica mucho menos debe importante ahora.
La cara de mi madre lo decía todo, me encontraba mal, ni siquiera supe en qué momento las lágrimas invadieron mis ojos. Debo decir que aunque mis palabras fueron fuertes, no son mentira desde mucho antes que pasara el incidente, iba a terapia para "arreglarme" o esa era el objetivo de mi madre; a sus palabras si no mejoraba en mi comportamiento no llegaría a ningún lado y sería una decepción para ella por el resto de su vida y eso no lo permitiría.
Las sesiones con la psicología no voy a negar que si me ayudaron de cierta manera, pero también debo agregar que me metí a la idea que el problema era yo, cuando es claro que la que necesitaba más terapia que yo era mi madre. Fuí canalizada muchas veces todo porque mi progenitora no escuchaba lo que quería oír: "Su hija ya no le arruinará su reputación".
Después que mi madre me diera una última mirada se fue dejándome sola en el baño, no necesito de más para reconocer que nunca estuvo conmigo.
A la mañana siguiente me encontraba un poco más tranquila, mis brazos no tenían la culpa del como me sentía pero no se me ocurrió otra manera. Desperté sin aquel movimiento brusco como en la mañana anterior, mi madre no me había ido a despertar la encontré en la cocina, fue muy incómodo el ambiente mientras desayunábamos pero si de algo estoy segura, no tengo nada de que disculparme.
Seguí con mi rutina llegué al trabajar y seguí con lo que habia dejando el día anterior, Miyeon no había asistido, lo cual fue raro ya que ella nunca falta. Baje a la cafetería, me acerque a la chica de caja y le dí mi orden. Mientras esperaba mi orden me acercaba a una mesa, cuando al momento de llegar a ella, sentí como un líquido manchaba el atuendo que llevaba puesto ese día, un imbécil me había derramado su bebida.
-¡¿Por qué no te fijas?!, Eres un maldito imbécil.
-Lo siento tanto, me encontraba distraído.
El chico tomo servilletas y trato de limpiar su desastre, o eso parecía.
-Permitame recompensarle por lo que hice.
-Olvidalo, me las puedo arreglar yo sola.
Mejor no pude a ver terminado, fui directo al baño para poder arreglar mi ropa manchada, no me considero alguien alta pero tampoco de baja estatura, y ese chico es tan alto como para no poder ver qué hay en su alrededor.
Me dirigí a la sala de juntas de manera apresurada aquella situación me retrasó, la finalidad de dicha junta es para organizar todo para al nuevo cliente que se incorporaba a la agencia, el plan convencer que llegar aquí fue su mejor decisión.
-Haram, ¿Qué la trae aquí? Pensé que la señorita se daría algunas vacaciones - Podría jurar que el sarcasmo de mi jefe lo podría notar hasta un niño de cuatro años o si quiera saben a esa edad qué es el sarcasmo.
-Disculpeme tuve un inconveniente.
-Y ese inconveniente era elegir esa ropa que tienes- No puede evitar rodar los ojos ante el comentario de mi mejor amigo de la empresa.
-Perdona Kibum pero la gente importante está hablando.
-En ese caso cierra la boca Son Haram
-¡Aish!, maldita basu-
-¡Callense los dos!- Juro que no estaba a nada de golpearle la cabeza- Haram tome asiento, su llegada tarde nos está retrasando.
Las malas miradas entre Kibum y yo no faltaron mientras me dirigía a mi lugar, saque las carpetas que llevaba en mi maletero y me preparé mentalmente para demostrar quién es la mejor de la agencia.