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En los últimos días se había sentido algo cansado, culpaba al número de pacientes que últimamente habían llegado a su consultorio. Si debía ser eso, el nunca solía enfermar y si lo hacía la molestia no duraba más de una semana.

— Mōri-san, estás volviendo a hacer rayones en la lista del inventario — dijo con aburrimiento un joven castaño que se encontraba comiendo ramen instantáneo

Osamu Dazai era un chico de 14 años que acogió bajo su tutela hace unos meses atrás, a pesar de que en un inicio el menor se había negado, ahora siempre se le veía en el consultorio del pelinegro.

— ¿Cómo sabes que es la lista del inventario y no una hoja en la que quise ponerme a rayonear? — Mōri volteo a verlo con una sonrisa nerviosa

Dazai tomo un bocado del ramen que estaba comiendo para posteriormente contestarle — es por qué puedo leer con claridad que el título dice “Inventario”

Mōri procedio a voltear la hoja a una velocidad impresionante.
Algo era seguro, no le iba a dar el justo al menor de burlarse de él, aunque eso no le impidió a Dazai reírse de él.

— Dazai-kun, te pido de la manera más gentil que por favor alejes ese plato de mi vista, realmente no huele apetecible — el médico hizo una mueca y para después levantarse e ir a acomodar el equipo que se encontraba fuera de lugar

Dazai volteo a ver lo que quedaba de su ramen y lo acercó más a él para así poder olerlo

— Pues será solo para usted, por qué a mí me huele normal.

—¿Estas seguro? — el pelinegro se acercó para oler la comida del castaño, aunque rápidamente se alejo tapando su nariz — Dazai-kun eso no es cierto. Dejalo y come otra cosa, si Fukuzawa-dono se llegará a enterar que te has enfermado por comer ramen, me esperaran tres horas del discurso de por qué ya debo de dejar el ramen instantáneo.

—Pues ahora con más razón me lo acabaré y así Fukuzawa-san, lo dejara en abstinencia — el castaño lo miro con una mirada burlona para después seguir comiendo lo que sobraba de su ramen

Mōri se sonrojo por el comentario de su protegido — ¡¿Pero que cosas dices Dazai-kun?!

—No se haga, si bien que hace tres semanas se andaba quejando que Fukuzawa-san había sido bastante duro, aunque luego admitió que eso era algo que le gustaba de el

—Yo, yo, yo no tengo nada que decir al respecto.

— Lo suponía, solo quería molestarte, ya que lo logré iré afuera. Cualquier cosa por favor no me llame, estaré haciendo una lectura de suma importancia — el menor tomo un libro con una cubierta roja y letras blancas y salió del consultorio.

— Los chicos de hoy en día... — el de ojos violeta soltó un suspiro y giro para dirigirse a su asiento.

Hubiera sido así, si no fuera por qué de repente su vista se volvió borrosa y se tambaleó, teniendo que sostenerse de una mesa cercana de ahí.

—¿Pero que...? — estuvo en esa posición alrededor de dos minutos para después tener que correr al baño y devolver el poco desayuno que había ingerido

— Te ves realmente patético Rintarou— una pequeña niña rubia se asomó al lado del adulto que seguía pegado a la inodoro.

— Elise-chan, no digas algo tan doloroso, me siento terrible.

— Pues si te sientes como te ves, no me lo quiero imaginar. Me sorprende que el chico no te haya dicho lo pésimo que te ves

De repente se escucho como la puerta del consultorio fue abierta, haciendo que Ougai se sobresaltara — Si es algún paciente, hazlo pasar y dile que en seguida iré

Chispas De Chocolate <FukuMori> M-pregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora