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Siento como toca mi cuello y mi cerebro hace que tenga escalofríos inmediatamente. Sentir su lengua lamiendo allí mismo me hace retorcerme.

Decido ponerle un alto y hago que quede sobre mí.

¿Qué traviesos son los gatos, cierto? Dejo a Willy sobre mi estómago viendo cómo inmediatamente comienza a masajear allí como todos los gatos suelen hacer, la verdad no comprendo el porqué, pero tampoco le busco mucha explicación. Willy es mi gato de tan solo 3 meses, lleva poco tiempo conmigo pero el cariño que le he tomado es inmenso. Es muy travieso y por lo visto, tiene una tendencia extraña a querer lamer mi cara y lugares cerca a ella a cada rato.

Hoy es miércoles, estoy disfrutando de las maravillosas vacaciones de invierno. ¿Saben que significa eso? Que soy libre de despertar hasta que den las 12 del día y no tengo ninguna responsabilidad más que alimentarme y a mi gato. Probablemente también debería de agregar el ir al baño pero la verdad lo considero algo innecesario, no sé si tenemos la confianza suficiente para que les cuente esto pero a veces tengo ciertos problemas con mi forma de digerir. Puedo estar 3 días sin ir al baño y ya lo considero algo normal.

- Alexa, te dije que guardarás tu ropa desde ayer y aún no lo has hecho. -Mamá está parada en la puerta viéndome con una mirada de fastidio, cuando debería de ser yo quien la mire así pues nisiquiera se digno en tocar-.

- Buenos días, mamá. Muchas gracias por preguntar, yo también amanecí muy bien, ya sabes, el día está nublado y luce como si fuese a caer una tormenta. El día perfecto para quedarse acostada en cama viendo películas y atorandome de comida chatarra que probablemente va a hacer que aumente 10 kilos, ¿no lo creés? -Respondí de forma sarcástica mientras me ponía obligatoriamente de pie-.

¿Les digo un dato curioso de mi mamá? Está no es la primera ni será la última vez en que esta escena se repite, después de tantas aprendí que si no me paro en ese momento a guardar mi ropa ella simplemente mete toda en un cesto y la pone al lado del bote de basura. Dónde obviamente siempre hay moscas y mal olor (no debemos de ignorar el hecho de que también caen residuos de la basura que se echa allí), lo que hace que tenga que lavar mi ropa nuevamente y tener esa pelea de nuevo hasta que finalmente me decido por guardarla.

- No me hables con ese tono, señorita. Ya te he dicho millones de veces que soy tu madre y me debes de tener respeto. -Respondió ella con el ceño fruncido y cruzando sus brazos-. Voy a salir en un rato con Edgar, por favor hazte algo de desayunar y por lo que más quieras lava los platos una vez que termines y todo lo que ensucies, ya dejé todo limpio, es lo único que tienes que hacer. Y arregla tu cuarto, pareciese que hay un puerco en vez de un humano viviendo aquí. -Dió una mirada a mi habitación y puso cara de asco-.

Edgar es su novio, apenas lleva 3 meses con él pero estoy segura de que probablemente ya se imagina toda una vida de casados. No me molesta que esté enamorada ni que viva su vida, pero a veces es un poco abrumador que él siempre tenga que estar allí presente.

Mamá cerró la puerta y ahora fue mi turno de mirar mi habitación. Creo que ella está exagerando. Sí, la mayoría de mi ropa sucia está tirada fuera de su canasta, hay unos globos de quien sabe que desinflados aquí, aproximadamente 4 bolsas de sabritas con lo que es salsa seca o sangre, conociéndome podrían ser ambas. Un montón de pelos tirados porque efectivamente después de tantas decoloraciones puede ser que me esté quedando pelona... Pero dentro de lo usual yo diría que se ve decente. Al menos no hay ninguna gracia del gato y mi cama está en teoría arreglada. No suelo moverme mucho cuando duermo y eso es una gran ventaja al momento de tener que tenderla.

Me levanto de la cama y me dirijo a la cocina, soy demasiado vaga como para prepararme un desayuno decente así que simplemente tomo un plato que aún está húmedo porque seguro fue recién lavado, posterior a ello tomo el cereal y la leche.

Y aquí viene la pregunta más importante que un humano puede llegar a hacerse en su vida, que va primero, ¿el cereal o la leche?

Personalmente yo elijo el cereal, no sé cómo hay personas que pueden poner primero la leche. ¿Qué tal si pones una cantidad muy mínima o demasiada y no logras igualarla con el cereal? Pueden llamarme perfeccionista pero siento que no lo disfruto de igual manera cuando hay una notable diferencia en ello.

Y hablando de orden, está caja de leche nisiquiera tiene. ¿Por qué todo en mi vida tiene que estar vacío?

Genial, otro día más en que seguramente voy a ser consumida por mis pensamientos.

No piensen que soy un tipo de emo depresiva, quizá por mi apariencia algunas veces pero no. Simplemente me gusta analizar cosas que otras personas creen que no valen la pena analizar simplemente porque no le encuentran una respuesta rápidamente.

Y es algo que yo no entiendo, ¿cómo esperas tener una respuesta si no te esmeras en encontrar una? Somos humanos, funcionamos a base de coherencia. Todos tienen la misma capacidad para comprender las cosas y aún así hay personas que logran desarrollar más esas capacidades por el simple hecho de que ponen más esfuerzo en ello que quienes se rinden por no tener sus respuestas con acciones fáciles, lo bueno siempre tarda en llegar y tienes que hacer que valga.

Tomo mi celular y mis audífonos para ir a comprar una leche (que evidentemente pienso pedir fiada, mamá se llevó el dinero y no pienso gastar mis pocos centavos en ello. Ahora sí que la inflación está bien inflada, así que no, gracias), me detengo al lado de la puerta para ponerme las pantuflas que siempre dejo allí, las cuales me harán sentir avergonzada si alguien más me ve con ellas pero la tienda está literalmente a tres casas de la mía así que será algo rápido.

Cierro la puerta y me dirijo a la tienda pensando en cómo le haré para darle suficiente pena a la señora Meredith para que se apiade de esta pobre alma sin dinero.

Una vez que llegó, entro y me acerco al mostrador, dándole antes una mirada rápida al hombre extraño que está parado en la esquina el cual no me despega los ojos por alguna razón desde que salí de casa.

- ¡Señora Meredith! Buenos días, ¿no cree que este es un día muy lindo? Los pájaros cantan y el sol está radiante. -Le dije mientras sonreía y trataba de poner mi mejor cara-.

- Ya son las 12, linda Alexa. Y está más que nublado. -Respondió ella, evidentemente fastiada conmigo-. ¿Qué quieres que te de fiado está vez? Tienes suerte de que tu mamá siempre me pague lo que compras cada vez que ella viene.

¿Que lindo es que te reconozcan por tu maravillosa carisma y divertida forma de ser, cierto?

- Una leche, por fi. -Respondí batiendo mis pestañas-. Lala, no me gusta la nutri.

La señora Meredith me dió la leche y después prácticamente me corrió. Bueno, no me quejo. Al menos tengo leche para el cereal ahora.

Notó como mientras camino el señor que había visto cuando llegue me sigue, aceleró el paso ya que no es normal que alguien así te siga de un momento a otro, si quería preguntar algo bien pudo hacerlo mientras estaba en la tienda.

Llegó a casa, abro la puerta de entrada al patio y la cierro rápidamente. Meto mi mano en mi bolsillo, dándome cuenta de que no hay absolutamente nada allí más que mi celular y audífonos. Deje las llaves de la casa dentro de la misma, volteo rápidamente la mirada y veo que el señor que me perseguía está por llegar a la reja que está antes de la puerta de entrada al patio.

Intento tomar mi cel y llamar a mamá, pero es en vano pues este se me resbala de las manos debido a los nervios repentinos que me provoca esto.

Y mi cereal se quedó servido.

 ♡٤໋໋۪͙࣪࣪۫. La última nevada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora