24 to 25

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El particular ruido qué emite el cronómetro de cocina al completar 15 minutos se hace presente en la cocina interrumpiendo la melosa conversación de la pareja. El omega antes de levantarse del regazo de su alfa, jala bruscamente su nuca y se funde en un profundo beso.

–No te vayas, omega. –lo sostiene posesivo de la cintura, lo voltea para dejarlo debajo de él y lo arrincona contra el sillón.

–Jakey, tengo que ir sino las galletas se quemaran. –sonríe entre besos y suelta uno que otro ronroneo.

-Bien, pero no te librarás tan fácil de mi, Hoonie. -el castaño asiente y sale corriendo hacia el horno una vez que el pelinegro lo libera.

Por suerte, las galletas quedan a una cocción perfecta. Las acomoda en otro plato y dejá que se enfríen para ser decoradas en unos minutos; ya quería ver la carita de emoción del pequeño Minseong una vez que sus padres le dieran permiso para decorar libremente las galletas.

Dos horas pasaron desde que el omega había revelado su gran secreto y el pelinegro no lo soltaba ni un solo minuto, inclusive fue todo un caso para que lo dejara ducharse y cambiarse de ropa para la fiesta.

Y a pesar de ello, los preparativos para la cena avanzaban a la perfección. Su comedor ya se encontraba listo con los platos, cubiertos y copas necesarias, algunos platillos ya estaban servidos en lindos contenedores de vidrio y un rico ponche de frutas se encontraba reposando en un gran pocillo metálico desprendiendo un dulce aroma a guayabas y canela.

Un par de toques a la puerta bastaron  para que el pelinegro corriera y la abriera. ¡Eran Jay, Jungwon y el pequeño Minseong!

Inmediatamente cuando el pequeño cachorro vio la silueta de su tío Hoon no dudó en correr dentro de la casa y enredar sus bracitos en las alargadas piernas contrarias. Él aún era muy pequeño y entendía a la perfección la evidente diferencias de estaturas y edades, sin embargo, siempre qué tenía la oportunidad, molestaba a su tío Jake diciendo que cuando él tuviera la edad suficiente y lo rebasara de altura, se robaría a su tío Hoon.

¡Qué pequeño más travieso!

Aunque, por la evidente actitud posesiva qué presentaba el cachorro hacia el pálido omega, Jake apostaba con los ojos cerrados qué Minseong se presentaría como un Alfa; pero no se lo diría a sus padres, dejaría al destino demostrarlo a su debido tiempo.

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La cena se basó en alegres felicitaciones, calurosos abrazos, ruidosas risas, una que otra lágrima traviesa por parte del omega castaño y rondas interminables en juegos de mesa.

Las horas pasaban desapercibidas, más no su cansancio; por lo que, aproximadamente a las 2 de la mañana, el pequeño cachorro jaló despacio del suéter navideño de su padre alfa y, con sus ojitos rojos a causa del sueño, llamó su atención para que éste lo recostara entre sus brazos y le permitiese dormir sobre él. Los cuatro adultos continuaron una hora más charlando cómodamente en la espaciosa sala qué, tanto Jay como Jungwon, decidieron pasar la noche en esa casa. Sunghoon, alegre por tal decisión, ordenó rápidamente la habitación de visitas, les repartió varias sábanas calientes y los guió para que descansaran en aquel lugar. 

Ambas familias descansaron sólo un poco y, ante ya el frío amanecer de esa mañana del 25, se levantaron emocionados para abrir los regalos qué mágicamente se encontraban debajo del brillante arbolito de la familia Sim y Park. 

Claramente Minseong era el más emocionado, brincaba de un lado a otro y pedía eufórico a sus padres qué le tomarán muchas fotos mientras él abría sus regalos. Su emoción se desbordó al doble cuando descubrió qué uno de sus regalos se trataba de nada menos que un peluche de gatito negro, maulló por toda la casa y las risas enternecidas por parte de los mayores no tardaron en llegar.

Incluso, al más pequeño cachorro qué venía en camino le había tocado regalo, sus tíos le obsequiaron un tierno conjunto azul índigo junto a un diminuto suéter navideño. El omega castaño sonrió cálido a tal presente hasta el punto de contagiar aquella felicidad a su alfa por medio del lazo.

Definitivamente aquella Navidad había sido muy diferente a las pasadas y eso mantenía al omega feliz. Amaba estar de esa manera con su familia y compartir aquellos momentos significativos con los que más quería, sabía a la perfección qué no se encontraba solo y sobretodo aquél tonto pensamiento qué alguna vez lo atormentó creyendo qué su alfa no aceptaría a su cachorrito se eliminó a la velocidad de la luz de la Luna una vez que sintió cálidas caricias sobre su vientre y también algunos besitos ruidosos en ésta, claramente por parte de su pelinegro favorito. 

No cabía la duda ahí, él omega pálido amaba infinitamente con todo su corazón y alma a su familia. 

THE END

⭒ ૪  Cookies  🍪 ◎  GINGER. 🥛

Galletas De Jengibre [Jakehoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora