Para quienes me pedían otra de Hürrem y Mahidevran aquí está.
Espero cumplir con sus espectativas y poder brindarles entretenimiento.
Destiny...
El amor de uno es la perdición del otro.
Antes que nada, les pido una gran disculpa por la tardanza, es corto y espero que les guste.
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Pasaron los tres meses fueron tristes y difíciles pues Hürrem habría preferido que la matasen a obligarla a un matrimonio sin amor y peor aún era que sentía que traicionaba la memoria de Süleyman con aquella acción.
Quería que el fuera el único hombre que visitaste su cama y viviese en su alma y este matrimonio solo le daba la oportunidad a Bali Bey de intentar entrar en su corazón.
Aquel palacio que muchos veían como un buen obsequio para ella más bien parecía una tumba.
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Mientras tanto Mahidevran estaba preocupada y triste, había escuchado a Sümbül, había escuchado a Sah, todo lo que Hürrem dijo había sido una señal de que estaba destruida.
Lo que ella no logro hacer en su momento lo hicieron ellos, la diferencia era que ella ya no la quería destruida.
Los días eran malos, incluso tuvo que soportar la cercanía de Yenisah quién con el propósito de sacarla de su tristeza se acercaba cada día más y sabía perfectamente por qué lo hacía.
Mahidevran supo quién debió haber hablado con su hijo, pero no podía actuar de inmediato, esperaría al momento menos esperado para atacar.
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Hatice e Ibrahim estaban bastante calmados, Ibrahim tenía lo que quería, de nuevo estaba en el puesto que quería pensando que podría mover las piezas del ajedrez como se le diera la gana, puesto que lo hizo así cuando Süleyman estaba en el trono y ahora que su hijo que en realidad consideraba el más manipulable estaba en el trono sería mucho mejor.
Hatice por su parte amaba que ahora en el palacio Hürrem no tenía gran importancia, tanto que ya ni siquiera la veían por ahí, aunque había algo que no podía cambiar en absoluto y eso era que de alguna manera Mihrimah siempre estaba en el palacio y las hacía sentir que la energía de Hürrem seguía presente en ella, por su forma de comportarse y la forma en la que las miraba sin importarle que eran sus tías.
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Todo parecía marchar perfectamente para algunos, Hürrem estaba en aquel palacio confinada a su habitación por su propia voluntad, de ahí no salia a no ser que fuese a darse un baño para arreglarse y al menos aparentar que no estaba totalmente destruida, aunque en el fondo de su corazón si lo estaba.
Miraba por aquella ventana con la carta de sus hijos en su mano, faltaban tan solo un par de días para que acabara el tiempo de su luto permitido, al cumplirse aquellos tres meses su nuevo matrimonio se llevaría a cabo, el final de muchas cosas se acercaba, ya había escrito las cartas a sus hijos, estaba lista para abandonar aquel mundo.
