CAPÍTULO 23

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TAEHYUNG

Tres Meses Después

—El consejero de JeonGi vendrá dentro de una hora —le dije a JHope, que estaba apoyado contra el mostrador con la camisa abierta y me miraba como si estuviera desnudo en vez de cubierto de harina de cabeza a los pies. Un efecto secundario de hornear las famosas galletas de chocolate de WoonKay, combinado con un desafortunado mal funcionamiento del mezclador—. JiMin lo traerá después de que él y Hoseoki salgan de la escuela.

—Bueno —dijo JHope, con los ojos fijos en la hinchazón de mis pechos—. Terminó su tarea esta mañana así que eso funciona.

—¿Alguna vez me vas a decir qué es exactamente lo que lo tienes haciendo ahí atrás? —pregunté, llevando un trapo húmedo al mostrador.

—Te lo dije. Él está trabajando en su castigo —respondió JHope, poniéndose detrás de mí con sus manos en mis caderas.

—Sí, lo sé. Pero qué tipo de castigo. ¿Cómo limpiar su habitación? ¿O como un trabajo duro? —pregunté, apoyándome en su toque mientras seguía limpiando—. Quiero decir, ¿cómo castigas a un niño por algo así?

—Lo tengo bajo control, HangSun —susurró JHope contra mi oreja, apoyando sus manos sobre el incipiente bulto de mi vientre. Después de que JeonGi le dio con un hacha a la cabeza de MinJae no nos tomó mucho tiempo sumar dos más dos ya que su madre biológica también se encontró con un hacha en la cabeza.

— Todavía no puedo creer que nuestro niño, nuestro pequeño de alma amable, matara a dos personas.

—Aún es un buen chico. Sólo tenemos que manejarlo para asegurarnos de que él distinga lo correcto y lo incorrecto, pero no sienta demasiada culpa por ello. Te lo dije. He estado allí. Yo me encargo —JHope me aseguró.

Me giré en sus brazos.

— Confío en ti. Sabes que lo hago. Pero, ¿puedes decirme por favor qué le haces hacer en su habitación durante una hora todos los días? JHope agarró mi mano y me llevó por el pasillo—. ¿Sabes cómo antes los maestros harían que los niños copiaran una oración mil veces como castigo? ¿Cómo, NO JALARÉ EL CABELLO DE LAS NIÑAS? —JHope abrió la puerta de la habitación de JeonGi—. Bueno, eso es lo que ha estado haciendo y lo que va a hacer por el resto del año escolar. Todavía no he borrado el castigo de hoy.

—Mierda —dije, mientras miraba las palabras escritas una y otra vez en la pizarra que había hecho para él en la pared.

"No mataré a nadie con un hacha sin permiso."

—¿Sin permiso? —pregunté.

JHope se apoyó contra el marco de la puerta.

— Bueno, no quería descartarlo por completo. Nos salvó el culo la última vez.

Eso era cierto, pero no cambiaba el hecho de que no podía arrancar mis ojos de las palabras en la pared.

JHope me empujó en su pecho y me besó el pelo.

— Escucha, HangSun, si alguien sabe de esto, soy yo. No hay blanco y negro. Bueno o malo. Lo que JeonGi hizo fue en el área grisáceo. Juntos vamos a enseñarle a ser un buen hombre, lo que significa ser leal a aquellos que importan. Cuándo sacrificarse por lo que vale. Y cómo mantener sus promesas. Quiero mostrarle que lo que hizo estaba mal, así él no creerá que puede ir atacando a cualquiera que lo molesta, pero no quiero que se sienta demasiado culpable por algo cuando realmente quiero acariciarlo en la espalda y comprarle un pony.

—Podemos hacer esto —dije, dejando que las palabras de JHope se hundieran.

—Juntos. ¿Bien? —preguntó, frotando sus manos en mis brazos.

—Bien —concordé. JHope tenía razón. Juntos podríamos enseñarle a JeonGi lo que era realmente importante. Que su pasado no dictará su futuro. Que las cosas que haces no definen quién eres.

Esta familia es más espesa que la sangre.

Sangre que derramarías por ellos, incluso si es la tuya.

JeonGi llegó corriendo a la habitación y nos abrazó, haciendo nuestro abrazo de dos en un asunto de familia.

Miré a JHope y a JeongGi, que estaban apoyando una mano sobre mi vientre. Le enseñaríamos que la familia lo era todo.

Y que lo teníamos todo.

JHOPE

Tae es un puto mago. Después de que se recuperó de sus heridas, siguió con la compra de la casa que quería renovar con la ayuda de un agente de bienes raíces que no quería asesinarlo a él o a nuestra familia. Estaba embarazado de cinco meses, arrodillado en la casa, pegando algunos de los frisos rotos de nuevo en su lugar.

—Tienes que dejar de trabajar tan duro —dije levantándolo del piso—. ¿Por qué Vachirawit no está ayudando?

—Lo está. Ha estado aquí todo el día —dijo. Vachirawit seguía viviendo en nuestra casa y le echaba una mano a Tae cuando no trabajaba para mí—. Sólo fue a la ferretería.

—Bueno. No me gusta la idea de que estés solo aquí —dije.

—Está casi terminado —dijo Tae, mirando a su alrededor a la nueva pintura de las paredes, los pisos y las nuevas ventanas con las etiquetas todavía en ellas.

—Me parece increíble —dejé caer mi mirada a su culo, con la hinchazón de su embarazo ahora sus nalgas eran más grandes.

JHope ven a jugar con nosotros.

JHope ven a follarnos.

—El agente de bienes raíces ya tiene alguien interesado y ni siquiera está terminada, ¿puedes creerlo? —preguntó alegremente, agitandose mientras saltaba emocionado de un pie a otro.

—Puedo creerlo —dije, inclinando su barbilla hacia mí—. Porque creo en ti.

—¿Entonces me lo vas a decir? ¿O qué? —preguntó Tae, sabiendo que acababa de venir de una audiencia en el condado. Oficialmente era el primer cultivador de marihuana medicinal autorizado en el estado. Suga, R.M y yo íbamos legítimamente… más o menos.

—Lo conseguimos —le dije, incapaz de esconder mi sonrisa.

—¡Mierda! —saltó a mis brazos y envolvió sus piernas alrededor de mí, enviando una sacudida de conciencia hacia mi verga cuando su calor me frotó.

Sus ojos se oscurecieron y se mordió el labio. La apoyé contra la pared.

— ¿Qué dices si comenzamos una nueva tradición?”

—¿De qué se trata? —preguntó mientras apretaba mi dura verga contra su suavidad.

—Creo que esta casa necesita ser bautizada —apreté su culo más fuerte, haciéndolo muy consciente de mis intenciones.

Su gemido fue la única respuesta que necesitaba. En cuestión de segundos me había despojado de sus pantalones cortos y lo tenía recostada contra las escaleras mientras me conducía en su culo apretado una y otra vez hasta que nuestros gritos resonaron por toda la casa vacía.

Me caí al lado de él y apoyé mi cabeza en su suave pecho. Tracé mis dedos sobre su pequeño vientre.

—Todavía no puedo creer que esté realmente esperando un hijo —dijo, observándome.

Me burlé.

— No puedo creer que hayas subestimado el poder que estaba cargando.

—Hmmmmm. Creo que todavía lo estoy subestimando —lo miré—. ¿Crees que puedes mostrarme este poder del que hablas de nuevo?

Mi verga saltó en atención casi tan rápido como yo lo hice.

—Joder, claro que puedo —me deslicé de nuevo dentro de mi esposo, sintiendo el amor, la felicidad y sintiéndome nunca más vivo. Seguiría asegurándome de que él sintiera cada onza de amor que sentía por él. Le hice promesas que mantendría o moriría tratando.

Hasta que NI la muerte nos separe.

07. La Vida de Jung Hoseok ||HOPEV||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora