Capítulo 22

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Keira

Esto parecía un sueño, tenía miedo de que al despertar no fuese real y eso lograba que no descansará bien. No podía tomar pastillas para dormir, ya que podría afectar a la cosita que llevo dentro.

El sol de la mañana me llenaba de tranquilidad al sentirlo en mi piel, la brisa movía mi cabello a su antojo y inconscientemente acariciaba mi vientre, era extraño sentirme así.

Por mi cabeza pasaron millones de cosas si traía a esta criatura al mundo, lo que viviría y haría.

Llegamos a Santorini hace dos semanas, semanas que sentí cortas, tengo pensado pasar el embarazo y parto aquí, no quiero correr peligro estando en Italia, si se enteran que tendré un progenitor, harán lo que sea para eliminarlo.

Primero tendrían que intentar matarme para eso, algo que sería muy difícil ya que tengo quien me cuide y respalde cuando lo necesite.

—Esta mañanera últimamente — su voz me estremece y su beso cálido que deja en mi cuello me eriza la piel

Últimamente estoy sensible que solo con un toque me eriza todo.

—Dicen que el sol de la mañana hace bien — dejo mis manos sobre las de él cuando me rodea por la cintura con ellas

—¿Usted haciendo caso a datos de revistas? — su voz vibra en mi espalda

—Si, extraño de mi parte

Ríe.

Nos quedamos un tiempo en esa posición, viendo como el sol se levanta poco a poco y de un momento, el hambre me atacó.

—Mierda, solo consiguelo o te arranco la cabeza — Owen amaneza a la persona de la otra línea

Se me antojo comer tacos y no se de donde carajos vamos a conseguirlo, Dios, este bebe le dan antojos que ni yo sabía que tenía.

—Quiero pizza — por primera vez hago un puto puchero frente a él

—Ay, mi Dios — tapa su cara — que linda se ve haciendo eso

Ruedo los ojos y me recuesto del mini sofá.

—Aquí esta — uno de nuestros guardias trae mi pedido

—Al fin, Dios — le arrebato la bolsa, al abrirlas el olor a carne me remueve el estómago

—Dama...

Hago a un lado a Owen y corro hacia el baño, botando lo que no tengo en el estómago, si sigo así, moriré pronto.

Owen me ayuda a levantarme cuando termino, me sienta en el sofá y me da un vaso con agua.

—Apenas tengo un mes de embarazo y ya empiezo a odiarlo — respiro hondo

—¿Los comerá? — señala la bolsa de tacos

—Me dio asco el olor y ahora quiero comer algo dulce — lamo mis labios

Ordenó que me trajeran todos los dulces que encontrarán, millones modelaban frente a mi y me fui en el gusto que no se cuantos comí, estaba llena, pero quería más.

—¿Otra cosa? — inquirió el guardia a cargo de hacer los mandados

Niego.

—¿Donde está Owen? — chupo la crema que quedó en mi dedo

—Salió

—¿A donde? — me levanto

—No lo dijo, Dama — traga grueso cuando lo miro, se hace pequeño ante ella

Amantes Del Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora