10- Una noche

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-Si, ya estoy mejor, muchas gracias D- Leo seguía sensible por todo lo que pasaba por su cabeza, pero tener la presencia de Donnie en ese momento, le provocaba mucha paz. 

Ambas tortugas se quedaron en silencio por un par de minutos, escuchando música, hasta que Donatello vió la hora, y le sugirió volver al dormitorio para ir a dormir.

Durante el camino a su habitación, ninguno decía nada, Donnie tenía curiosidad por saber que le había pasado a Leo, pero no quería ser muy entrometido, no de nuevo, además de pensar en que podía ser demasiado intenso de su parte y podría asustarlo, o que podría molestarlo después de todo, en su cabeza pensaba que no era lo suficientemente especial o importante en la vida de Leonardo para que le contara lo que pasaba. 

Por otro lado Leo estaba muy cansado, física y mentalmente, quería hablar con Donatello de lo que pasaba, no quería preocuparlo, pero nuevamente, llegaron los pensamientos intrusivos a su cabeza que no paraban de decirle que nada más seria humillarse, verse muy intenso y que así nunca le haría caso D.

Al llegar al dormitorio, ambos estaban en sus camas, y después de un largo suspiro y más silencio, este se rompió al escucharse el estómago de Donnie hacer ruidos por hambre y enseguida se puso nervioso, rezando porque Leo no hubiera escuchado eso. 

 Aunque fue inútil, pues Leo se acercó a su mesita de noche y de ahí saco lo que parecía ser un tubo de galletas, y se lo arrojó a su cama.

-Hey, no deberías ir a la cama sin cenar- Dijo Leo mientras sacaba otro paquete de galletas del mismo lugar y un par cartones de jugo.

-Ah...dios escuchaste eso, que vergüenza, pero... Gracias León- 

-¿Vergüenza? Eso no debería darte vergüenza, encontrarme llorando eso si es para avergonzarse- realmente no le gustaba mucho la idea de que otros lo vieran así de vulnerable, muchas ideas pasaban por su cabeza cuando se sentía vulnerable frente a la gente pero con Donnie por un segundo decidio ignorarlo.

-Por cierto, Leo... - Donnie realmente no quería hablar de ello, pero sentía que debía preguntar, su curiosidad lo estaba matando-¿ Porque estabas llorando? -

Hubo un silencio en la habitación, el ambiente se sentía tenso, sólo podías escuchar a Leonardo jugando con el popote del jugo que tenía entre sus manos, hasta que después de un largo y pesado suspiro, Leo decidio hablar, pero no le diría la verdad a Donnie, al menos no en su totalidad.

-Bueno, pasaron... Cosas, la verdad es que me he atrasado con algunos proyectos, unas tareas y me cuesta mucho prestar atención- Falso, toda esa parte era una mentira que pensaba seguir contando para evitar el verdadero problema, su madre. 

Al menos eso era lo que tenía en mente, la idea original era no decir nada de sus problemas en casa, pues cada vez que pensaba en hablar de eso con alguien, venían a su mente, las palabras que su madre le repetía una y otra vez, que en este punto las sentía tatuadas en su piel y su mente. 

"No hay amigos, en este mundo eres solamente tú, no puedes confiar en absolutamente nada, ni nadie, ni siquiera en mi, por eso nunca debes contar tus problemas a los demás, la gente no debe saber que estas mal porque lo único que hacen es criticarte y aprovecharse de ti" 

Aquellas palabras, pesaban demasiado para un niño de 6 años que de forma inconsciente, definirían su forma de actuar la mayor parte del tiempo a partir de ese momento en su niñez.

 Cada que sentía una conexión de amistad con alguien, recordaba eso y habían dos opciones, o se alejaba por su propio bien, o fingía simplemente estar bien, que era el Leonardo que todos en la Universidad conocían, el Leo que Donatello conocía.

Habits [Leotello]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora