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Capítulo uno.
"El retorno."

EL RETORNO DE AENAR TARGARYEN HIZO QUE LAS CALLES se llenaran de murmullos acerca de que si los esperaba una guerra para que aquel príncipe que reclamara su trono o bien que el Rey Viserys mantuviera la paz en la ciudad

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EL RETORNO DE AENAR TARGARYEN HIZO QUE LAS CALLES se llenaran de murmullos acerca de que si los esperaba una guerra para que aquel príncipe que reclamara su trono o bien que el Rey Viserys mantuviera la paz en la ciudad. Para suerte de los pobladores todo se mantuvo en calma cuando Aenar Targaryen retornó a las Montañas junto a los dragones que lo acompañaban, especialmente el temible Morgor que batía sus alas dando vueltas por sobre la ciudad como si buscara cazar a su presa, aquel dragón detestaba tener que entrar a Pozo Dragón, pero desde que fue reclamado por Aenar tuvo mayor libertad y mucha más cuando tuvo una cueva en las Montañas. Muchos pobladores agradecían no tener más dragones merodeando por los cielos cuando a cualquier miembro real se le diera la gana de hacer una carrera de aquellas bestias o simplemente dar un paseo.

Aquel día del retorno de Aenar Targaryen quien resultaba no estar muerto, sorprendió a todos, y el mismo prometió tener lo que era suyo por derecho, pero por buena fe en su recién nacido Aerys retornó a su propio reino dándole un descanso a su familia de tal viaje. Por supuesto que el Gran Ejército no pasó desapercibido por la guardia de Viserys, donde aquellos barcos con soldados siguieron su viaje a las Montañas hasta un puerto a medio día del aquel lugar llamado hogar para Aenar. Ahora el Rey no solo debía lidiar con aquella corona, sino que también debía lidiar con toda su familia, sus primos los cuales parecían dispuesto a interrumpir su paz y tomar la corona.

— El Príncipe Aenar siempre fue más de palabras y muy pocas veces cumplía con sus amenazas, de eso se le conoce muy bien.— Dijo la Mano mirando a su Rey quien se sostenía la frente pensando que podría hacer.

Viserys sólo podía sostener su cabeza con una de sus manos sin mirar a los presentes alrededor de la mesa del consejo, escuchaba muy atento a pesar de tener sus pensamientos ocupados en cómo podría evitar un gran conflicto con su primo.

— Mi hermano cumple sus palabras, siempre. Ya sea tarde o temprano va a reclamar el trono. Prometió a mi padre recuperar el ejército que perdió al cruzar el mar y así lo hizo.— Esta vez habló Vaella quien residía en el Desembarco del Rey por su propia voluntad y con ayuda de Viserys debido a la mala relación que tenía con su hermano mayor, dos personalidades distintas e iguales a la vez en que nunca concordaban como prosperar el poblado de las Montañas.

— ¿Hablarás con Aenar? — Preguntó ciertamente con esperanza el hombre que ocupa el trono de hierro.

— Hablaré con Vaegon.— Pausó unos cortos segundos la mujer pensando bien que hacer con su familia en las Montañas.— Mi hermano lo escuchará y se podrá llegar a un acuerdo, de eso no hay duda.— Sonrió Vaella calmando a su primo quien volvía sostenerse la frente. La mujer sólo podía pensar nerviosamente que su esposo Vaegon, también su hermano, pueda tener resultados positivos de una conversación con Aenar.

— Para cuando la princesa Rhaenyra tenga edad se puede casar con Rheagar, así tendremos mayor control en las Montañas a través de Rheagar.— Comentó Otto, captó la atención inmediata de la mujer presente a lo que la Mano alzando su mentón miró hacia Vaella evitando una sonrisa al ver que la peliblanca se tensó deseando callarlo de una vez. El hermano menor de la mujer presente era intocable, su protegido.— El príncipe Rheagar aún siendo un niño ha demostrado mucho conocimiento y poder. —Agregó con una tosca sonrisa.

A IRON MOUNTAIN || hotdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora