Conocer y experimentar 🧭

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Se levantó de la cama con cierta emoción por el inicio de un nuevo día, ya tenía en mente lo que quería hacer, y por supuesto que se pondría en marcha de inmediato.

De la planta baja llegaba un olor delicioso y el rumor melodioso de una vieja radio, animándolo aún más, así que se arregló ligeramente el pelo y se puso su gorro, para luego bajar las escaleras de madera a paso moderado.
Al llegar al pie de las escaleras estiró sus brazos y sus alas de pato, dirigiéndose hacía el comedor, en donde ya estaba su desayuno servido, y uno de los "Dioses" ya estaba lavando sus platos... tenía la esperanza de haberlo visto comer sin la máscara puesta. Le gustaba llamarles "Dioses" de forma sarcástica, porque eran unos tipos muy desinteresados de su entorno, como si fueran ajenos a la realidad del resto de personas.
Era extraño, pero después del mes de convivir con ellos terminó por acoplarse a eso.

Se sentó a la mesa y comenzó a comer los huevos con jamón y tostada que le habían preparado, estaba todo muy delicioso para ser honestos y por lo tanto cuando terminó pidió otro plato.

-"Por favor"- dijo, mirando con ojos de cachorro al hombre que ya estaba secando sus manos.

Pareció dudar por un momento, para después suspirar y asentir. Se rió en sus adentros, viendo cómo empezaban a preparar su desayuno en la cocina de enfrente, esa nunca fallaba.

Le sirvió más desayuno en su plato cuando estuvo listo, y después se retiró en silencio, sin darle tiempo a agradecer.

Cuando acabó lavó sus platos, y subió a su cuarto en busca de su abrigo azul...no hacía frío, pero tampoco hacía calor así que no había ningún problema.
Parecía que había otros dos Dioses en casa, y los demás habían salido, así que su escapada iba a llamar menos la atención, lo cual era perfecto. Con ésto en mente se encaminó hacia la entrada, notando que alguien ya había hecho la limpieza por el vestíbulo y habitaciones contiguas, se veía mucho mejor así.

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Avanzó por el camino principal hacia el pueblo por alrededor de 25 minutos, los que sirvieron para notar que había ranchos cercanos con metros y metros de terreno. Era el tipo de lugar en donde había largos espacios entre rancho y rancho, así que llegar al centro de aquella población era más tardado.

Avistó entonces un letrero de madera algo viejo que rezaba: "Karmaland" en letras doradas, había llegado y aún era temprano, tenía tiempo de pasear antes de la hora de comer.

Lo primero que encontró fue casas y jardines pequeños, y mientras más avanzaba aparecían más, las cuales se iban acercando más entre sí hasta lo que parecía ser la plaza, con una fuente de agua cristalina y bancos para descansar. Había gente comprando en los puestos diversas cosas, o disfrutando del sol con sus familias o parejas. Los puestos eran varios y estaban distribuidos por toda la plaza, no tenía dinero para comprar nada así que no se acercó, pero decidió ver qué más había en el pueblo aparte de esa zona principal.

Pasó entre la gente hacia una calle que daba a un conjunto de edificios de diferentes servicios: había una comisaría con sus cárceles, un juzgado, un molino público,un restaurante, una biblioteca, un ayuntamiento y...¿Un casino? ¿Eso tenía sentido? Quizás si.
Se acercó a los escalones del sitio, para observar mejor.
Le llamó mucho la atención, no sólo porque quería ponerse a apostar, sino porque el pueblo de Karmaland no era tan grande como para manejar esa cantidad de dinero.

Las instalaciones del casino eran elegantes, hechas en material blanco, con decoraciones en rojo y dorado...las ganas de conseguir un trabajo fueron bastante fuertes, no iba a pedirle dinero a los dioses, más por saber que se lo negarían que por vergüenza.

Por la puerta principal salió un hombre castaño mirando unos papeles, casi choca con él de no ser porque alzó la vista antes.

- "Ay dios mío, por poco te atropello, ¿Vas a entrar?".- dijo, mirándolo de arriba a abajo.- "Espera, de hecho no me suena tu cara chico."

Aquel sujeto ahora lo rodeaba en círculos tratando de ubicarlo entre sus recuerdos, sin soltar los papeles que llevaba consigo. Una imagen algo cómica, pero le ponía nervioso.

-"¿Eh? Bueno...es que soy nuevo por aquí, sólo estaba conociendo los alrededores".- respondió, aún algo asombrado por el casino.

El castaño asintió conforme, y como si se hubiera encendido una bombilla sobre su cabeza detuvo sus vueltas, quedando enfrente de él con una sonrisa.

-"Creo que ésto te puede interesar".-comenzó, mirando nuevamente los papeles.- "un empleado acaba de dejar su puesto aquí, en el Volcasino, va a parecerte algo muy express esto pero...¿No te gustaría postularte para el trabajo?"

Era una propuesta interesante, había muchas cosas que le habían gustado de esa casa de apuestas, al final el ambiente de un casino era lo que más le encantaba.

-"Creo que necesito pensar en eso".- dijo sonriendo también, aunque menos enérgicamente que su interlocutor.-"Tienes algún número de teléfono con el que me pueda contactar me imagino"

Con esto, aquel hombre le pasó su número, advirtiendo que realmente no había un plazo de días tan grande ya que, en efecto, necesitaba alguien ocupando el puesto lo más pronto posible. Si alguien se presentaba antes que él, era poco probable que la vacante estuviera disponible.

Se despidió de él, mientras caminaba hacia un parque pequeño que estaba enfrente, sentándose en una banca a la sombra de un gran árbol de flores amarillas. El traje de aquel tipo era muy elegante, lo cual avivó su interés, tendría que consultar con los Dioses acerca del trabajo, claro, pero ya se veía con su uniforme respirando el amor por las apuestas...se vale soñar ¿No?

Paseó un rato, conociendo a un tipo muy amable en uno de los puestos. El humo de su cigarro lo hacía mantener distancia, pero lo llamaría un encuentro amigable...estaba ansioso por conocer a más gente del lugar, ya con dos experiencias positivas, tenía todo el tiempo del mundo y el ánimo para hacer amigos.

Estaba experimentando un proceso de transición entre algo que ya encontraba familiar, y un comienzo en un pueblo desconocido.

Bueno, no escuchó nunca de Karmaland antes, estaba a ciegas en esta tierra y sólo le quedaba descubrir sus maravillas.

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Regresó al Rancho antes de que diera la una de la tarde, pensando que al pasar por la puerta lo llenarían de preguntas como: "¿En dónde estabas?¿Qué hacías allá afuera?" Cosas así...Pero no.
De hecho no había ni un alma en esa casona, por lo tanto no había quien lo recibiera.

Tal vez habían salido a algún lado, lo cual era bueno y malo al mismo tiempo, ya que quería saber más de ellos y...¡estaba solo! Podía hacer lo que quisiera sin problema.

Emocionado, fue a buscar la radio en la cocina para poner la música en alto volúmen; casi no le dejaban hacerlo. Cómo no, eran unos señores amargados y él quería ser feliz, no había lugar para su libertad al vivir con ellos.

La buscó en los estantes, en la barra, en la mesa, y hasta en el refrigerador (para descartar); sin rastro de aquella vieja radio café. Ya estaba perdiendo el furor inicial, así que miró debajo de la mesa, por si se había caído de casualidad...

No era la radio, pero halló una nota.

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⏰ Última actualización: Jan 15, 2023 ⏰

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