Ah, que mierda, otro día de trabajo en el hospital Joan Ernest, en Vassem. Es una ciudad que brilla por sus Patrimonios y sus majas aunque erradas personas. Pero bueno, nadie es perfecto, o al menos, eso es lo que me digo todos los días al levantarme y prepararme mentalmente para lo que suceda en mi horario de mañana. Puede no parecerlo, pero, como doctor, a veces uno ve cosas que a una persona normal les quitaría el sueño. Pero bueno. Si yo contara la de historias de pacientes que traen gilipolleces, heridas que se arreglan con una simple limpieza y tirita o en pocas ocasiones de vida o muerte. Bueno, sólo digamos que se me tendría que pagar incluso más. Quizás es que soy un egocéntrico de mierda y creo que merezco mucho más por tener que aguantar personas que a veces sólo te odian por tu profesión porque se llenan la cabeza de sin sentidos en internet o de bulos e idioteces que nos hacen parecer los malos. Y aunque no puedo decir que todos los que trabajamos en el sector de la Salud Pública lo hacemos con el dinero en mente y segurísimo que algunos, que yo todavía no he llegado a conocer, lo hacen por el deseo de ayudar a personas.
Eso es muy honorable, pero no me he matado los años que me he tenido que matar para que una señora me acribille a insultos por la calle porque según ella su hijo a muerto porque yo era un incapaz. Esa historia tiene más que solo lo de la señora, pero no estoy dispuesto a contarla.
Dejando de lado todo eso. Me pongo una camiseta cualquiera que había por mi envejecido armario y con mis pantalones de hace tres años, mis zapatos que creo que me regaló mi Madre, hará ya un año o dos ya estoy preparado para que comience mi día. Salgo a pasos rápidos, pero seguros, tampoco voy a llegar tan tarde. Me he levantado pronto, sí, pero si me pilla mal el trayecto la que me como no es ni medio normal. Por no mencionar que necesito un cafelito, que ayer estuve hasta las tantas con mi grupo de Rol, porque como los desgraciados con mala suerte que somos, un puñetero goblin estuvo dando la tabarra por como 3 o 4 turnos. Dios, lo rápido que se hubiera acabado si no jugáramos personajes tan absurdamente complejos.
Aunque eso ya es llorar sobre leche derramada. Por suerte, el trayecto de hoy no ha sido tan malo y a pie tranquilamente he llegado al hospital. Hago los mismos saludos de siempre, tanto a mis compañeros de oficio como a las enfermeras que se desviven con los pacientes. Aunque la gran mayoría solo lo aparenta, porque luego tras bambalinas la de mierda que sueltan sobre ellos y lo que cotillean no es ni medio normal. Son unas personas superficiales y asquerosas, sólo aparentando para que no se note el asco con mayúsculas que dan. ¿Y qué se creen estas alimañas para hablar mal de otros? ¿Ah, esa paciente con cáncer tiene un mal olor? Felicidades, eso no va hacer que tu marido vuelva porque le pusiste los cuernos con el conserje del edifico, gilipollas.
Esa son la clase de cosas que pienso sobre ellas, repito, no todas son así, pero lo cierto es que las buenas las puedo contar con una mano. Dejando el tema de lado, me preparo en mi consulta y espero a que lleguen los pacientes o a que se de una emergencia y deba acudir con toda la prisa de un carbonghini. ¿Cómo que esa marca de coches no existe? Entonces, mi coche es falso, eh, joder, que capullo el del confesionario. Mientras divago con el móvil y mis mil y una pestañas abiertas, me tocan a la puerta con suma prisa. ¿Eh? ¿Un paciente a estas horas? Y encima sin cita, joder. Se supone que la primera que tengo es por las 9:00. Como no había nadie a esta hora y como me temía un recorte de sueldo si decidía hacer como que no estaba, le abrí.
Aparentaba ser un hombre, cuarentón con, eh. Um, como lo digo, no soy homosexual ni bisexual ni nada de ese espectro, pero, eh. Digamos que su aparato reproductor masculino, rebosaba virilidad. Vamos, que el hijo de su putísima madre tenía una cacho polla que ya me gustaría a todo el resto del sexo masculino. Joder y yo que pensaba que hoy sería un día tranquilo y yo aquí fijándome en la polla de un paciente como si fuera una persona normal y no un médico con estudios, joder. Bueno, como sea, ignorando su, paquete de uwuzon, el hombre venía bien tranquilito a mi hospital con una camiseta blanca y unos vaqueros de los cutres que te cagas, y que además, su miembro un poco más y los reventaba. Mira, sé que estoy siendo muy pesado, pero Dios, si tan solo vieras el tremendo cohete hacia puto Marte que lleva este hijo de puta te cuestionarías muchas cosas. ¿Ha tenido relaciones? Espero que no, porque si las ha llegado a tener, la pobre mujer o ese pobre hombre han muerto o al menos, han estado en urgencias. Macho, que he visto espadas bastardas con menor grosor. Es comparable a un misil nuclear. Y mira que nuclear, porque aparenta ser radioactivo. Por la pobre obertura del pantalón se puede apreciar un puto brillo verde. ¡UN JODIDO BRILLO VERDE! ¡MIRA, O SU POLLA ES UNA GAMING O ES DE RAZER O LE TENGO QUE HACER UNA REVISIÓN AL PUTÍSIMO HULK QUE TIENE PROBLEMAS DE PRÓSTATA!
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Unos One-Shots que me han pedido.
Short StorySon historias (espero que cortas) que mis panas me han pedido, más o menos. Varían un poco de géneros, pero se van a intentar.