Mia-45 días.
Dos días.
Ya dos días habían transcurrido desde esa noche en la que intentaron hacerme daño con una roca.
Aún tengo dudas sobre ello.
Muchas, a decir verdad.
Quería dejar de pensar en ese día, quería dejar de buscarle una explicación sensata, creíble, normal. Pero lo normal a veces es relativo.
Nuestra vida es relativa, ¿no lo creen así?
Había estado más cerca de Moira. Sentí la necesidad inminente de protegerla y velar por su bienestar, aún si parecía una hermana psicótica y sobre protectora —como ella tal cual me decía—. Sin embargo, esta mañana al llegar al trabajo, había quedado demasiado sorprendida. Todos los empleados estábamos de permiso de un momento para otro. ¿La razón exacta? Desconocíamos de ella. Mi jefe no era una persona que quisiera tomarse unas vacaciones y sin previamente avisarnos antes. Pero aquí estaba, esperando a Moira a que terminara de atarse las agujetas de sus zapatos en el pórtico de la casa.
Cómo le había prometido, la acompañaría a su clase de ballet matutina, luego le pedí que me acompañara a un lugar al terminar de entrenar. Ella con curiosidad me había mareado con sus preguntas, las cuales desvié para crearle más misterio al asunto. Y sirvió, porque dejó de insistirme.
Mi idea era ir a comer helados al parque, hacía tiempo que no compartíamos así un momento juntas.
—Moira, vamos a llegar tarde. —La apuré, revisando la hora en mi teléfono. Quince minutos exactos era en los que tardábamos en llegar a la academia, eso sí apresurábamos el paso desde este instante—. Ya termina.
—Ya voy, ya voy —respondió, poniéndose de pie en un salto. Tomó su mochila y se colocó a mi lado, tomándome de la mano.
—No puede ser, se te desató el peinado —exclamé, al cruzar la calle y mirándola de reojo—. ¡Ya te lo arreglo!
—Está bien, Mia. Al llegar a la academia me lo hago. No importa.
—Sí, sí importa. Puedes recibir un regaño, y yo de verdad que no quiero eso. Fue mi culpa, no lo aseguré bien. ¡Déjame te ayudo!
—¡Mia! —exclamó mi hermana, tomando de mi mano con fuerza de la que le sostenía por el cabello.
Nos eché a un lado, un poste de luz con el que casi chocábamos. Iba tan sumida en hacerle una coleta de nuevo a Moira que olvidé que caminábamos con prisa. Se giró a mirarme y yo levanté los hombros, soltando una risita. Volví a intentar recogerle el cabello y peinárselo con los dedos de mi mano, aplacándole lo más posible los mechones rebeldes que le sobresalen. Casi quise reírme de ello, desde que era una bebé nunca pude peinarla muy bien. Siempre su cabello rizado no me dejaba ayudarla, y prefería ir a la escuela toda despeinada.
ESTÁS LEYENDO
SOBREVIVIENTES [El código: REZM]
Mystère / Thriller4 caminos diferentes con un objetivo en mente, se encontraron y unieron mediante un anuncio que fue dado en la ciudad de Landfilled. Era un concurso, todos los participantes debían cumplir y aventurarse en lugares desconocidos que debían explorar...