🔍 • 5. Sorpresa • 🔎

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Rhys

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Rhys

-43 días.

Fuerza.

Todo lo que requería y anhelaba en estos momentos era más fuerza de la que tenía.

Porque la calma siempre la quería, y solo me duraba unos efímeros minutos del incontable tiempo de mi vida y luego de eso, venía la constante preocupación y situaciones de estrés en mi día a día.

Era increíble el como me había me acostumbrado a todo lo malo que podría pasarme y no esperar nada bueno.

De nada ni de nadie.

Porque no tenía nada apreciable.

Nada por lo que atesorar.

Nada por lo que temer.

Nada por lo que debiera sentirme satisfecho.

¿Eso era triste? Sí, admitía que un poco, pero era lo que tenía y así se quedaba.

—¿En qué piensas tanto?

—Nada en especial —negué con la cabeza, echándole un vistazo a mi amigo.

—Entonces... —colocó su mano en mi hombro, dando un ligero apretón. Me miró serio—. ¿Seguiremos adelante?

—Ya sabes que sí, sólo debemos esperar y ser pacientes con nuestro —Le di una sonrisa ladeada, llena de completa diversión—... cliente.

Largó una carcajada, dándome palmadas constantes en el hombro. —¿Qué? ¿Ahora me dirás qué te volviste suave y quieres ser amable con ese viejo decrépito y asqueroso?

—Para nada. —Me acerqué al pequeño bar que se hallaba en la habitación y me serví en un vaso un poco de una botella que elegí al azar; era de un color llamativo.

Lo llamativo me llamaba la atención.

No pude resistirme.

Con la escasa luz que traspasaba la ventana, pude ver la etiqueta plateada y brillante y noté que era vino blanco lo que sostenía. Llevé el vaso cerca de mi nariz, olfateando su aroma. Ummh, pues nada mal. Revolví el líquido de forma sutil con la ayuda de mi mano, y lo acerqué a mis labios, dándole un ligero sorbo. La re puta...

—Joder, no soy fan del vino —exclamé a mi compañero, chasqueando la lengua—. Que puto asco.

Deposité el vaso en la encimera de vidrio, importándome menos que aún hubiera alcohol servido en él. Me daba igual. Sólo estábamos dedicados a esperar a que ese viejo llegara. Nos hallábamos metidos en su casa, en su estudio con exactitud; logramos forzar una de las ventanas para que así no notara nada extraño a la hora de su llegada. No teníamos mucho tiempo aguardando, pero poco a poco ni paciencia se estaba agotando, y sí no llegaba pronto, yo mismo lo buscaría y lo mataría sin pensarlo.

SOBREVIVIENTES [El código: REZM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora