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Preparo su clásico café para empezar el día a la vez que revisaba las noticias en la televisión todavía habían noticieros anunciando su regreso a pesar de que ya había pasado más de dos semanas desde que estaba en Corea, aunque se esforzara en tener un perfil bajo seguía siendo noticia, no sabía cómo sentirse con respecto a eso, por esto decidió centrarse preparando su día.

Hoy volvería a ver a sus amigas, además de que tendría una reunión con todas ellas haciendo un balance del año. 

Se sentía orgullosa de como Jihyo había gestionado la empresa en su ausencia, era claro para Sana que Jihyo estaba más que preparada para dirigir el equipo creativo de la agencia como anteriormente le había propuesto. Su amiga había hecho un gran trabajo y la actriz se lo haría saber.

Con el café ya terminado se puso en marcha hacia la agencia, no sin antes darse un último vistazo en el espejo para vigilar que se viera realmente bien, después de todo hoy también vería a Nayeon y siempre le gustaba dejarle una buena impresión a la menor.

Bajo hasta el estacionamiento para subir a la camioneta, no sin antes darles los buenos días a su chofer de confianza – hoy es un buen día, no lo cree señorita Sana? – preguntaba alegre el anciano, la modelo le sonrió tiernamente la figura del anciano le hacía acordar a su difunto abuelo, podía notar la misma buena energía que irradiaba parecida a la de su abuelo, por esta razón Sana le tomo cariño – hoy es un excelente día señor Yong! – Respondía sonriente mostrándole toda su sonrisa a través del espejo – me alegro mucho señorita Sana, hoy vuelve a la agencia ¿Cómo se siente? – se interesaba honestamente el chofer – Muy bien, extrañe mucho a mis amigas pero también extrañe trabajar – dijo entre risas la japonesa – oh vaya, pensé que iba a decir que había extrañado a este pobre viejo chofer – bromeaba el señor ganándose la risa de Sana – señor Yong, claro que lo extrañé, los choferes de Londres no hablan, todos sus viajes fueron aburridos – dijo siguiendo la broma del anciano. El hombre mayor soltó una pequeña carcajada complacido con la respuesta de la joven – hablando en serio señorita, me alegro mucho por usted. Solo recuerde disfrutar también, es una joven muy bella, usted merece ser feliz señorita Sana – aconsejaba de manera sabia el mayor, sabiendo el pasado de la actriz – señor Yong... yo soy feliz a mi manera, no se preocupe – tranquilizaba con una sonrisa Sana.

La modelo le reveló su pasado luego de que el anciano vivenciara un ataque de pánico extremo en el que Sana tuvo que pedirle ayuda, al día siguiente cuando se encontraba mejor le explicó sin entrar en detalles todo lo que sufrió con Jung. Al principio Sana se sorprendió por haberle contado su pasado a ese señor de mayor edad, pero luego entendió por qué lo había hecho, el hombre le transmitía la misma confianza que su abuelo le transmitió cuando estaba vivo. Desde ese día que se acercaron, formaron una gran amistad con un toque paternal.

Se bajo de la camioneta ante la atenta mirada de sus guardaespaldas para caminar hacia la cafetería que estaba frente a su agencia, sonrió al notar que Nayeon ya se encontraba esperándola con una sonrisa – Buenos días Nay! – saludo luego de acercarse a la mesa donde la menor la esperaba – Buenos días Sanaya! – saludaba con la misma energía a la vez que se paraba para darle un fuerte abrazo a la actriz – veo que estás de buen humor – comentaba la cantante mientras se sentaban para ver la carta – estoy de muy buen humor, porque vuelvo a ver a las chicas y a ti, todos los días – admitía alegre, Nayeon se sintió enternecida por la confesión de la japonesa – las extrañe mucho – completo sonriente. La cantante iba a responder pero se vio interrumpida por la moza que venía a tomar su orden.

Mientras Sana elegía su café, Nayeon pudo notar la mirada coqueta que la empleada le regalaba a la japonesa la cual ignoraba completamente debido a que toda su atención estaba en la carta. Nayeon sonrió para sus adentros, por la expresión de frustración que se notó en el rostro de la moza debido a sus intentos fallidos de ligar con Sana – ¿y tú qué pedirás, Nayi? – pregunto de manera cálida, acción que hizo saltar el corazón de la pobre cantante dado que no se esperaba aquel apodo dulce – yo quiero lo mismo, un Ice Americano, gracias – contesto de manera amable, aunque por dentro le cayera un poco mal aquella moza debido al intento de coqueteo con Sana.

Mi prisma de colores (Sanayeon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora