por favor, no hagas todo sola

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Ya en el estacionamiento se dirigió hasta el ascensor con dos bolsas negras, al salir del mismo se encargó de saludar a todos los empleados que se acercaban a ella, a pesar de que no tenía humor para regalarle una sonrisa se esforzaba en entregarles una a cada empleado de su agencia.

A medida que se acercaba a su oficina le dio una severa mirada a Haneul, para luego pedirle que entrara a su oficina. Una vez dentro Sana fijo su vista en los sobres originales, tomo uno con sus manos para revisar si las fotos estaban en su lugar, cuando se cercioro que todas estuvieran en los respectivos sobres los tomo para guardarlo en una de las bolsas que traía con ella.

-Señorita Sana aquí estoy – dijo entrando con timidez a la oficina de la mayor – siéntate por favor Haneul... - mando con rostro serio – dime ¿Qué harías tú en mi lugar? – pregunto con su vista fija en los ojos de su asistente – ¿disculpe? Me temo que no la entiendo señorita Sana – respondió con sinceridad. Sana sonrió con seguridad – de verdad quiero creerte – admitió tranquila – pero algo dentro de mí, me dice que no confíe en ti – compartió honesta.

Haneul se mantuvo en silencio unos segundos, sintió la vibración de su teléfono se disculpó con Sana con su vista para leer el mensaje "Rápido vete, Sana sabe de ti!" era lo único que se veía en la pantalla. La menor tragó saliva, lentamente subió su mirada para descubrir los felinos ojos de la japonesa que no habían dejado de mirarla – volveré a repetir la pregunta, ahora que veo que me entiendes... - dijo con voz firme - ¿Qué harías en mi lugar? – pregunto esperando, notaba como los nervios iban dominando el cuerpo de la menor – Debo admitir que Jung ha estado siempre dos pasos delante de mí, pero ya no más... - aviso con una sonrisa confiada – ahora la pregunta es... ¿Qué haré contigo? – pregunto mientras tomaba su barbilla de manera pensante – eres joven, tienes talento y si tu expediente llega a ser verdadero también eres muy inteligente lo que me hace dudar sobre ¿Cómo llegaste a las garras de Jung? – pregunto curiosa –

La menor podía sentir como el sudor en sus manos crecía, por el rabillo de sus ojos miro hacia a su alrededor noto que Sasha no se había movido en ningún momento, seguía a su derecha esperando que se moviera para inmovilizarla, por lo que atacar a Sana era una muy mala idea. La actriz siguió su mirada adivinándole el pensamiento dijo – oh cariño, por favor hazlo, atácame, dame el gusto de ver como Sasha te hace comer el suelo... – comento amenazante con su mejor sonrisa. Haneul apretó los puños, sintiéndose completamente acorralada.

-créeme odio la violencia, detesto todo lo que tiene que ver con ella... los conflictos, los gritos, los golpes todo tipo de violencia, en serio, la aborrezco – explicaba mientras se levantaba y se dirigía a su pequeño bar para preparar dos Martini – peeero hoy he tenido un mal día, sabes? – dijo mientras le acercaba el trago ya preparado. Haneul miraba con desconfianza la bebida, Sana rodó los ojos por su terquedad mientras tomaba un sorbo de su trago para que viera que no tenía nada raro –Ay por favor! no soy tan despiadada como el enfermo de Jung, no enveneno a mis enemigos – contestó mientras le devolvía el trago para que la menor tomara, con lentitud dio un sorbo sin perder de vista los movimientos de la modelo que tampoco dejaba de verla – en donde estaba? – se pregunto en voz alta retomando el hilo de la conversación - Ah, sí! He tenido un mal día entonces... no me molestaría pedirle a Sasha que te ayudara a hablar – advirtió con la misma mirada felina del principio.

Haneul soltó una gran carcajada, sorprendiendo a Sana y su guardaespaldas. Sasha se dirigía con intenciones de golpear a la mujer, pero Sana negó con su cabeza, la mujer mayor retrocedió sus pasos acotando las órdenes de su jefa mientras que esperaba que la menor terminara de reír – es muy gracioso... - dijo por fin después del ataque de risa – él vive diciendo que tú eres su obra maestra... que eres su mayor logro, que eres idéntica a él – exclama con una sonrisa mirando directo a los ojos de la japonesa – y tiene razón, eres idéntica, la misma forma de hablar con el tono amenazante pero a la vez lleno de carisma, divertida, confiable pero letal... - continuó, logrando entrar en la mente y corazón de Sana y tocar uno de sus peores miedos. Notó cómo su cuerpo quería temblar de rabia por tal afirmación de la menor, pero no se dejaría, debía mostrarse fuerte – eres su mayor creación – termino por decir con asco.

Mi prisma de colores (Sanayeon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora