CAPITULO I | TENER ESPERANZA

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El agua está congelada, más helada que las lágrimas que solté alguna vez, me hundía en esta mientras moría lentamente, o eso creía.

No me gustan estos finales pero es la única manera de acabar con aquello que me atormenta cómo si de una pesadilla se tratase, tan cruel, tan horrorosa. Nunca creí que una vida en bandeja de plata me haría esto, me provocaría a cometer tal acto que si los dioses se enteraran harían un escándalo y me condenarían a vagar perpetuamente por el Inframundo haciéndome pagar por mis pecados.

Bueno, de todos modos ya estaba vacío desde antes, no tenía ni tengo nada importante o relevante en mi vida que perder.


Ni siquiera esperanza. . .


-Ey! Me escuchas? Estas bien?. . .


O puede que. . .


-Tranquilo, te ayudaré y estarás mejor. . .


Que si tenga un poco, aunque sea una chispa. . .

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MEDIA HORA ANTES

- Ha! Que hermosa mañana, tengo suerte de nuevo. -Exclamo con entusiasmo un joven elfo de piel oscura y cabello color dorado brillante mientras estira los brazos-

- Siempre dices lo mismo Gadna, siempre dices lo mismo.

- Amigo, si quieres matar mi grandiosa actitud no lo hagas, estoy de buen humor hoy sabes?

- Solo estoy jugando. -Choco su codo contra el hombro del contrario-.

- Aja si, lo que tú digas.

Ambos reían cómo niños pequeños.

Poco a poco más jóvenes se hacían presentes afuera de aquella casita, estaban poniéndose de acuerdo sobre que iban a traer para comida y cena.

El joven peli-dorado se dirigía hacia el bosque, buscaba ciertas plantas y vallas comestibles junto a su fiel compañera, Arquidna.

Llevaba un rato así hasta que les dió sed, llegaron a un rio, juntó sus manos sumergiendolas a él agua y tomo de aquel líquido que saciaba la sed.

Ofreció un poco a la pequeña canina a un lado suyo, está acepto bebiendo desesperadamente.

-Jaja, si tenías sed debiste avisarme -Afirmo acariciándole su suave pelaje-

Aunque tenía un muy mal presentimiento sobre su entorno, "algo no anda bien" dedujo.

- Alguien está en problemas. - Aclaró - Vamos Arquidna.

Y se dispuso a caminar hacia la dirección del río.

Primero solo caminaba, pero después el se encontraba corriendo lo más rápido que su cuerpo le podía permitir.

El juraba haber visto algo caer al río, o quizás alguien, no queria arriesgarse a ignorarlo y que después cargará con el remordimiento de poder haber tenido la capacidad de hacer algo y pasarlo por desapercibido.

Todo esto lo llevo a un gran lago del cual salían burbujas, entrecerró los ojos y observo algo moverse desesperadamente en el agua.

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