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Kazuha estaba sentada en una de las bancas a un lado de la salida de su academia de ballet. Recién había salido a esperar a que su novia venga a recogerla, pero ya sentía mucho frío. Tenía puesto unos pantalones deportivos grises con sus mallas de danza por debajo y un leotardo negro cubierto por una gabardina marrón claro; en la mañana había olvidado su gorro y bufandas por el apuro y ahora se arrepentía de no haberse levantado más temprano.
Por suerte no pasó demasiado cuando vio la camioneta negra de su novia llegando en el comienzo de la calle. Sonrió mientras se ponía de pie y se colocaba su bolso de danza al hombro.
La rubia aparcó cerca de donde estaba y Kazuha no perdió tiempo en ir hasta el carro.
—Hola, princesa.— fue lo primero que su novia le dijo luego de abrirle la puerta desde adentro.
—Hola cariño.— la castaña se subió al vehículo y se inclinó para dejar un pequeño besito en los labios de su novia.
—¿Qué tal la práctica?— le preguntó con una boba sonrisa. —¡Oh! Compré tu té favorito y un postre de chocolate.— contó mientras le pasaba un vaso de cartón de la cafetería y el sobre con el dulce.
—¡Eres la mejor!— contestó emocionada, besando sonoramente la mejilla roja de la rubia. —La práctica fue bien, ya que el recital de invierno ya pasó no hay mucho por ensayar.— contó interrumpiendose llevando su vaso hacia su boca para tomar un trago, pero se detuvo al ver algo escrito a un costado. —¿Y esto?
—¿Pasa algo, linda?— preguntó Yunjin, sin sacar su mirada del camino mientras manejaba.
—Te anotaron algo en el vaso.— dijo riendo.
—Ay no, otra vez.— se quejó haciendo una expresión de molestia con la nariz.— ¿Qué dice?
—"No hagas caso a lo que escribió mi compañera en la otra taza".— la menor leyó en voz alta. —¿Qué dice en tu vaso?
—No lo tomé aún, léelo tú.— dijo divertida con la situación.
Kazuha tomó el vaso de café de en medio de la guantera, donde estaban los sujeta vasos. Leyó lo que estaba escrito y se rio con fuerza.
—¿Qué dice?— preguntó curiosa la mayor.
—¿Puedes poner esa canción de One Direction? Es que todos quieren robarse a mi chica.— fue lo que dijo, ahora sí dándole un sorbo a su caliente bebida. —"Yunjin-ah, no sabes cuánto te extrañé, por favor llámame." Firmado por Iseul.— leyó arrugando la nariz en disgusto al leer el nombre.
—Dios, qué pesada chica.— dijo rodando los ojos.
—Bueno, igual ya se le fue la oportunidad. Yo no te dejaré ir, bebé.— contestó Zuha, dejando las taza en su lugar.
Yunjin sonrió, sacando una mano del volante para ponerla sobre las piernas de su novia. Se sintió feliz al sentir la delicada y cálida mano de Kazuha apoyándose sobre la suya.
La navidad pasada tenía el corazón roto por una persona que no era para ella. Esa navidad su corazón estaba tan lleno de amor por la chica que iluminaba sus días.
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