Paternidad.
Verla de un lado a otro con la bata de hospital puesta me daba miedo. Sabía que sus contracciones aumentaban cada minuto, su respiración se volvía más pesada y sus pasos eran más lentos.
Moría por ayudarla pero Will había dicho que tenía que caminar un poco más para que pudiera dilatar lo necesario.
-Jamás pensé que doliera tanto-dijo mientras con sus manos sostenía sus caderas.
-Tranquila-dije pero me volteo a ver como si quisiera matarme.
-Cállate-dijo-Damara, tengamos un bebé, Damara, el bebé será la alegría de ambos, Damara, nuestro hijo será un gran semidiós-dijo arremedandome-. Si tu tuvieras qué parir una sandia por allá abajo no estarías diciéndome qué me calmé-me reprochó en español.
Me quede callado mientras ella seguía caminando por toda la habitación. Fueron 20 minutos más en lo que por fin Will vino por ella o más bien por mi.
-Ve a vestirte, Nico-me pidió.
Salí lo más rápido de ahí, entre emocionado y asustado. Es como cuando sabes que algo va a pasar pero aun así no estas listo para que pase. La enfermera me colocó la ropa para poder entrar a la sala de partos, mi cabello estaba oculto bajo una cofia, traía un cubrebocas y la bata azul qué cubría mi ropa y por fin esta listo para volver a ver a Damara. Al llegar a la sala de partos ella también traía cofia, su cara demostraba cansancio total y su aura lo confirmaba.
-Nico, quedate al lado de Damara, por favor-Will me indicó mi lugar y en cuanto llegue ahí mi esposa tomó mi mano.
-Nico, no me sueltes-me pidió
-Nunca lo haré-dije sonriendole-, nunca te dejaré caer.
La tarea de Damara era dificil, verla sudando y pujando, perdiendo fuerza cada vez que avanzaba me hacía entender que mi trabajo como padre comenzaba a partir de ahora. Cuando Damara dio un grito desgarrador Will empezó a dar órdenes a las dos enfermeras qué lo apoyaban, ya que al ser un parto de una semidiosa tenía que ser algo discreto. El bebé empezó a llorar cuando Will le dio un pequeño golpe y despejo sus vías respiratorias; el rubio puso al bebé en pecho de Damara, estaba pálido y con algo pegado en la piel, Damara empezó a llorar, soltó mi mano para sostener al pequeño cuerpo qué tenía encima.
-Felicidades, es una niña muy saludable-dijo Will sonriendo.
Algo en mi estaba sin poder procesarlo.
-Nico, ven a cortar el cordón umbilical-puso pinzas en dos extremos para que yo pudiera cortar.
Me temblaba el pulso como nunca lo había hecho. Pensé que me volvería a desaparecer en las sombras en cualquier momento. Vi a Damara después de cortarlo, ella seguía absorta en nuestra hija.
-Es hermosa-dijo aun con lágrimas en el rostro-, tan hermosa como la luna.
Me vio y por fin pude sentir la emoción, verla llorando con nuestra hija en pecho quien se había calmado al sentir el calor de su madre, me hizo pensar sin dudarlo en dar todo de mi por proteger a las dos mujeres que me traen loco.
-Hiciste un gran trabajo, mi bella dama-dije pasando mis manos por las cabezas de ambas con delicadeza-. Gracias Damara, es el mejor regalo que me han hecho.
-Chicos-Will se acercó con una manta en las manos-, me llevare a la bebé, necesitamos saber si esta bien y poder bañarla. Tranquilos yo me asegurare de todo. Damara mi asistente te lavara la sangre y dentro de unos minutos los veo en la habitación. Puedes venir, Nico, si eso los tranquiliza.
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Oscuras Profundidades. |Nico di Angelo|
Fiksi PenggemarA nuestros hijos, deseamos legarles dos cosas: la primera es raíces, la segunda es alas. Nunca pensé en que mi vida cambiará tanto en tan poco tiempo. Sin verlo ni prevenirlo las cosas que queremos cambian en un pestañeo.