(Capitulo II) "La chica misteriosa"

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—Hola, ¿qué te sirvo? —preguntó Noah.

—Hola —la chica se sentó en la banqueta—, una cerveza, por favor

—Enseguida

Él se volteó un momento, tomó una botella de cerveza de la nevera, la vertió en una copa y se la puso enfrente.

—¿Qué hace una chica tan guapa como tú, en...

—...un lugar como este? —lo interrumpió la chica, completando su frase—. Típica pregunta, ¿no?

Noah quedó en silencio por un momento, sonriendo. Ella lo tomó por sorpresa, Noah no esperaba esa reacción de su parte, aunque ella no se molestó, solo sonrió, divertida.

—Pues sí, muy típica

La recién llegada había despertado la curiosidad de Noah, así que se acercó un poco más a ella.

—Mi nombre es Beatrice —sonrió, y dió un trago a su cerveza—. ¿Cuál es el tuyo?

—Noah. Mucho gusto, Beatrice

—¿Acaso no dirás algo como... no sé, que nombre tan lindo o algo así? —preguntó Beatrice, apoyando su codo en la barra y su mentón en el puño, mirándolo fijamente.

—Eso sí sería muy típico, ¿no? —le sonrió con picardía en la mirada.

—Si, bastante —sonrió, divertida, y bebió nuevamente de su copa.

Noah se sentía atraído por ella, y le pareció agradable. También era muy guapa, mucho. Y... digamos que... él solo quería ser simpático. Pero son demasiadas curvas para alguien que no tiene frenos.

Solo eso.

—¿Acaso nunca ha venido una chica a este lugar? —frunció un poco el ceño, observando su alrededor detalladamente.

—Si —respondió—, pero tan guapa como tú... mmm, no lo creo. Llamas mucho la atención en un bar como este

La chica le sonrió nuevamente, y él se alejó —sin perderla de vista, claro— un poco de la barra para servirle un trago a uno que acababa de levantarse de su mesa y había ido a sentarse en las banquetas de la barra al lado de Beatrice —dato importante—

—Genial, soy la primera —sonrió—. Gracias por lo de guapa, tú... también eres muy atractivo —se dió un trago de cerveza.

Beatrice intentó esconder sus rojas mejillas detrás de su copa.

Él la miró y asintió, agradecido. Le sirvió un whisky al sujeto y volvió a su posición anterior.

—Gracias por lo de atractivo —le guiñó un ojo.

—Que bella eres, muchacha —balbuceó el sujeto a su lado.

La frase quedó suspendida en el aire, y alrededor de ellos se formó un silencio muy incómodo. La chica lo miró de reojo, después a Noah. El sujeto que estaba sentado al lado le sonreía, estaba muy borracho. Noah frunció el ceño, y clavó su mirada en él.

—¿Me dirás tu nombre o...?

—Desaparece —espetó Noah, interrumpiéndolo.

El sujeto lo miró por un momento, dispuesto a encararlo, hasta que reconoció su cara y su semblante cambió. Comenzó a tomar un aspecto más serio al instante, su piel se puso muy pálida, e incluso dejó de mirar a la chica.

—¿A qué esperas? —preguntó Noah.

—S-si... claro, en... seguida, no... no quiero problemas, por favor

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