ix ; candy cane

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Bastón de caramelo

JiMin se encogió ante el frío viento que golpeaba esa tarde, sintió que YoonGi se acercaba más a él, rodeando su brazo con una mano mientras seguían su camino.

—¿Falta mucho?

Negó con la cabeza mientras seguían con su camino, tal vez diez minutos más hasta que doblaron en una esquina y entraron a una tienda que no tenía mucha gente como se imaginaría por la época. Fue beneficioso de cierta forma, a YoonGi no le gustaba mucho los sitios repletos de personas.

La nariz de YoonGi se movió en cuanto pusieron un pie dentro, el olor suave pero lleno de dulce llenó su sentido olfativo, era un poco sofocante, pero algo a lo que se acostumbraría pronto.

Caminó junto a JiMin entre los estrechos pasillos de la dulceria, aún confudido del porqué estaban en el lugar, su alfa pareció notarlo.

—Quiero darle un detalle a los chicos, también a mamá y papá —empezó —, alguien en la oficina me dijo de este lugar.

—Oh...

—¿Me ayudas a elegir?

Asintió mientras tomaba una canasta del estante, YoonGi observó curioso los dulces que estaban en los mostradores, tenían formas divertidas y muchas que había visto en las ventanas de las tiendas por las que pasaban.

Desde galletas que él había hecho hace unos días hasta pequeños caramelos que eran como diminutos gorros de Santa Claus, soltó una pequeña risa cuando su caminata los llevó a unos duendes de galleta con glaseado, era divertido verlos. Ladeó la cabeza cuando sus ojos captaron un caramelo de forma curiosa.

Era extraño, un bastón rojo con líneas blancas rodeándolo por completo, sus orejas se movieron dentro de la gorra y su cola tal vez golpeó a JiMin, el alfa giró a observarlo un poco confundido y curioso.

—Son bastones de caramelo, amor —explicó mientras tomaba algunos con las pinzas y los ponía sobre la cesta —, ¿quieres llevar algunos también?

Su cabeza se movió asintiendo con fuerza. YoonGi no despegó su vista de los dulces, como si temiera que alguien se los arrebatara y sonriendo cada vez que recordaba que su forma era graciosa. Asegurando la cesta en sus brazos las llevó hacia la señorita que atendía en el cajero, observando a JiMin para que se apresurara en pagar, tomando un total de dos bolsas llenas de dulces.

Su emoción se congeló cuando salieron del lugar, temblando cuando el frío viento le pegó en el rostro, JiMin lo rodeó con un brazo mientras lo acercaba a él, dejando un cálido beso sobre su mejilla.

—¿Qué opinas si te invito a almorzar?

YoonGi lo observó estrechando los ojos y fue el momento de una decisión difícil. Tenía hambre, pero quería comer los dulces y si le decía eso a JiMin, el alfa no dudaría en arrastrarlo para que comiera.

—Suena bien.

El alfa asintió tomando su mano libre y guiándolos hacia el restaurante más apetitoso que pudieran encontrar, no fue muy difícil. YoonGi se decidió por su tercera comida favorita: las brochetas de cordero.

Y mientras esperaba JiMin lo notó, notó que mientras hablaban sus ojos iban a parar sobre las bolsas y era imposible no notar que el omega estaba a nada de babear.

—¿Yoonie?

—Um...

—¿Quieres un dulce?

—Um... —las mejillas enrojecieron al verse descubierto —, solo uno... por favor.

JiMin ladeó el rostro, pensando en la sugerencia. YoonGi solía comer ciertos bocados antes del menú principal, no era nuevo, como tampoco era nuevo que después de uno querría otro y otro, siempre fue difícil para él luchar con los ojos suplicantes de su omega.

—¿Prometes que solo uno?

Las orejas puntiagudas se movieron emocionadas mientras asentía con fuerza. JiMin se estiró hasta sacar el bastón de caramelo que tanto había anhelado, extendiéndoselo con una sonrisa que YoonGi respondió con otra mucho más adorable. Quitó la pequeña bolsa que lo protegía y lo observó un minuto antes de dar la primera lamida.

El dulce explotó en su boca cuanto más tiempo pasaba, probó el adictivo dulce mientras sus ojos se dilataban de puro disfrute. Desde su mesa, JiMin adoró las expresiones de su pequeño amor mientras más probaba, sus gatunos ojos dilatados y las expresiones de disfrutar de lo que hacía al pasar su rosada lengua por el dulce.

El sucio pensamiento fugaz que pasó por su cabeza lo enterró profundamente mientras carraspeaba.

—¿Te gustó? —preguntó cuando no quedó nada del caramelo. YoonGi asintió con una sonrisa.

—No tanto como tú, pero sí.

JiMin rió al escucharlo, negando con la cabeza cuando el híbrido señaló la bolsa para pedir uno más.

I meow you ﻬ [ j i m s u ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora