Capitulo 3

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Nicolle se quedó helada. Otra vez no...
-¿Tu otra vez?¿No te cansas de seguirme?- dijo, con un leve temblor en la voz. Se detuvo bajo un farol y miro hacia todos lados, asegurándose que Dylan no la estuviera observando, como la última vez.
- No, es divertido, ¿Es que acaso no lo disfrutas tanto como yo?-
- no, basta Dylan, por favor. Basta de acosarme.- le dijo, aunque sabía que sus súplicas no servirían de nada.
- sabes...- dijo ignorando su comentario - me gusta tu nueva casa, y tú habitación junto con tu cama... Mmh...-gimio- perfecta para hacer el amor -
Nicolle abrio los ojos como platos. Sujetó al cachorro en sus brazos con fuerza, sintió como la mano con que sujetaba el celular empezaba a temblar.
- es imposible... yo...yo...-
-¿Colocaste la alarma a tu casa? Oh Nicolle... Se nota que no me conoces bien. Yo lo se todo...-
-¿Cómo supiste la clave?- el perrito dió un pequeño quejido y se removió en sus brazos, intranquilo. Al parecer, no era la única que estaba nerviosa. En un intento de tranquilizarlo , Nicolle lo acaricio
- Ya te lo dije, yo lo se todo - repitió, Nicolle escucho del otro lado de la línea telefónica el ruido de unos cajones abrir y cerrar.- pero que tenemos aquí... Un bonito conjunto de lencería blanca -gruño- ya quiero vertelo puesto para luego arrancartelo y hundirme en tu pequeño cuerpo...-
El rostro de Nicolle palideció. Envuelta por el miedo empezó a gritar lo primero que se le ocurrió
-¡Sal de mi casa!¡No te quiero ver!¿Entiendes? Jamás, y escúchame bien... Jamás me podrás tener.- y colgó
Los ojos de Nicolle se cristalizaron, pestaño y una lágrima resbaló por su mejilla, así mismo como varias fueron cayendo después. Siempre se describía a si misma como una mujer fuerte, pero con Dylan... Siempre había sido débil. Buscando consuelo de alguien, Nicolle abrazo al cachorrito y para sorpresa de ella, el empezó a llorar con ella
- tu también tienes miedo, ¿Verdad?- empezó a hablarle, entremedio de sollozos - tenemos que llamar a Frank...-
- ¿Alo? - contesto el, en cuanto Nicolle lo llamo
- Frank... Dylan está en mi casa. Tengo miedo de ir allá
- oh... Mierda -mascullo- lo lamento, oh... Nicolle, de veras lo siento, no debí dejarte sola. ¿Dónde estás?
- a una cuadra de la tienda de mascotas
-no te muevas de ahí.- y tan rápido como hablo, colgó.
Diez minutos más tarde, Nicolle se encontraba en el auto de Frank mientras esté corría por la carretera. Al llegar a la casa, Frank bajo primero, mientras que Nicolle lo seguía por detrás
- no te separes de mi.- dijo el.
Entraron a la casa y Frank reviso cada una de las habitaciones, asegurándose de que estuvieran solos. Subieron al segundo piso y todo estaba en su lugar. Dylan se había ido. Entraron a la habitación de Nicolle, todo estaba en orden, al igual que el resto de la casa, salvó por una cosa...
Nicolle se acercó a la cama y dejo el cachorro a un lado. Ignoro la rosa rojo carmesí que estaba encima y tomo la carta que estaba junto a esta.
"He notado últimamente que tienes miedo Nicolle, está bien, puedo comprenderlo. Te daré unos cuantos días más para que te puedas acostumbrar a la idea de que te voy a violar. Oh, suena tan excitante así. Estate atenta nena, porque estoy más cerca de lo que tú crees... El fenómeno."
Nicolle arrugó el papel con sus manos y lo tiró con fuerza hacia la pared.
- idiota.- musitó molesta la castaña

Acosada por un mafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora