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Gemidos, ruidos secos pero al mismo tiempo que eran húmedos por el roce de sus labios, el sentir de su ropa. Mina entrelazó sus brazos detrás de la nuca de Chaeyoung mientras se paraba de puntillas, sintiendo, cómo la otra poco a poco comenzaba a explorar su cuerpo con sus manos y comenzaba a emocionarse más, por el sentir de la dureza en su muslo que poco a poco comenzaba a rozar con su húmeda entrepierna.

La pelinegra era de resistencia nula ante los encantos, palabras y sonrisa de la castaña, y ahora, el tenerla básicamente acariciando cada lugar de su cuerpo, de espalda arriba, le hacía sentir completamente en sus manos, a su merced.

La forma en la que pasaba sus dedos por su espalda con sumo cuidado, con caricia suave que le hacía perderse y sentirse explotar, cómo sentía que otra mano se aventuraba por debajo de su camisa para levantarla y seguir acariciando, sólo un poco, de forma amable, cariñosa. Mina suspiró en los labios contrarios al mismo tiempo que su cuerpo se acercaba más al contrario, pero una pierna la detuvo y ahí, gimió, aferrándose a la espalda ancha de la mayor.

Su pierna comenzó a rozarse con su muslo para meterse de poco a poco en su entrepierna para acariciarla con su rodilla mientras sostenía más fuerte su cintura, y después, sonreía, separándose para hablar un poco a verla.

-Tú... ¿Quie-

-Claro que quiero, Chaeyoung- no dejó terminarla porque apenas mencionó su nombre, la castaña la subió a la barrita que estaba en la cocina en un impulso, en algo que apareció de la nada y una fuerza que a sorprendió en el momento, pero también, generó cosas en ella.

Era la forma en la que Chaeyoung la veía, tocaba, sonreía, pero esa capa tierna y rosa pastel se caía poco al ver los pantalones de la otra que ahora, parecían apretados. Mina tragó saliva, sintiendo cómo la otra se metía entre sus piernas y en ese momento sólo suspiró, porque la castaña la abrazó, apoyándose en sus pechos.

Tragó saliva.

-Sólo me veo contigo, Minari, sólo contigo, no creo que aunque haya llegado otra niñera me vea con ella, no me veo con alguien más, no te veo con alguien más, y tengo miedo de que mis palabras hagan que te vayas porque me pongo nerviosa y suelto tonterías...

Una sonrisa tierna se asomó por sus labios, riendo, acercando su mano a acariciar la cabellera castaña de la mayor y pensó, realmente pensó sus palabras, pero se apresuró a hablar, carraspeando en ese proceso. Habló suave.

-No me iré, Chaeyoung, de hecho eso fue tierno ―aunque el acto fue tierno, Mima gimió cuando sintió que la mayor se hundió más en sus pechos que sobresalían y casi explotaban, por la acción y pose, por la camisa de botones. Volvió a hablar después de pensar las palabras es tierno...

A decir verdad, sí.

Aunque Mina también se veía en brazos de otras mujeres mayores, no se veía de esa forma. No se veía abrazada, sonriente, volteando para ver una sonrisa cálida que la sume y abraza, aún más fuerte de como estaba, de esa forma. Mordió sus labios mientras evitaba una sonrisa, pero después esa sonrisa tierna se comenzó a quitar poco a poco mientras Chaeyoung se separaba, luego de dejar un beso, sujetando unas llaves.

Sonrió.

-Ya es tarde, podría dejarte en casa para mañana...

Mina jaló el cuello de la camisa para volver a pararla enfrente de ella y sonrió, abriendo más sus piernas mientras tomaba la mano de la otra para llevarla a sus labios, riendo.

-Chaeyoung, no lo evites.

La otra abrió sus ojos, tragando saliva.

-¿E-evitar qué?-no dijo nada porque la otra abrió la boca, lamiendo el dedo, haciendo a Chaeyoung sobresaltar mientras trataba de hablar, nerviosa-¡Mi-Mina! deja que...

Tʜᴇ BᴀʙʏsɪᴛᴛᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora