Capitulo 2

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Pov de Maya

Me desconcentré en el momento en que sentí que llamaban a la puerta de mi despacho. Me pasé una mano por el rostro y respiré hondo antes de hablar.

- Adelante –

La puerta se abrió u segundo después, y pude ver a Madison entrando. Durante un segundo tuve la necesidad de rodar los ojos, pero me contuve porque sabía que si lo hacía, me pediría mil y una explicaciones, y no tenía ganas de hablar. En el fondo era una buena chica, pero demasiado insistente y algo vulgar para mi gusto.

- Hola guapa – me saludo con una sonrisa sugerente. También era un tanto bipolar, porque hacía escasamente una hora que la había "echado" de malas maneras de mis despacho despreciando sus arrumacos, y en aquel momento no parecía enfadada - ¿Estás más relajada?

- No demasiado – respondí, esperando que entendiera mi indirecta.

- Tranquila, no vengo a molestarte, sólo necesito que hacerte una pregunta –

- Tu dirás –

Caminó hasta que estuvo a mi lado, y se sentó encima del escritorio con las piernas cruzada. Estaba claro que quería que me fijara en lo corta que era la falda que llevaba y en las largas piernas que poseía. No pude evitar hacerlo por el rabillo del ojo, y después, cuando me percaté de lo que acababa de hacer, me golpeé mentalmente. Realmente me estaba volviendo loca.

- Pues he hablado con Miller, y le he encargado a él que lleve el coche de Carina hasta Richmond, pero no he sabido decirle cuando. No se si quieres que vaya esta tarde o puedes esperar hasta mañana...

- Carina y Emilia cogerán el avión el sábado temprano, así que estaría bien que Miller llevara el coche mañana –

- Muy bien, se lo diré –

- Sí. Y dile también que he llamado al aeropuerto de Richmond y que le he comprado un boleto de vuelta a Seattle –

- ¿Le vas a pagar el viaje de regreso? - me pregunto Madison sorprendida.

- Claro, es lo mínimo que puedo hacer después de que el pobre tenga de pasarse más de cuatro horas en la carretera para hacerle un favor a mi esposa –

- Qué generosa eres Mai – me halago ella con voz cariñosa.

- Sólo tiene que ir a la taquilla y decir que va de mi parte. Le entregarán el boleto y podrá tomar el avión de vuelta – obvie la respuesta de Madison deliberadamente a la vez que intentaba entender por qué usaba mi diminutivo.

- Esta bien –

- ¿Necesitas algo más?

- No... bueno, sí. ¿Te gusta la comida china?

La observe fijamente y parpadee seguidamente, sin comprender de qué me hablaba.

- ¿A qué viene esa pregunta?

- He pensado en pedir comida china para el sábado, ¿te parecer bien?

Y dale con el tema. Estaba claro que no se cansaba de insistir.

- Madison, ya te he dicho que no sé si podremos vernos este fin de semana –

- Me lo prometiste Maya –

- Tengo mucho trabajo que hacer –

- Lo podemos hacer juntas - se levantó del escritorio y se inclinó hasta que su rostro estuvo a escasos milímetros del mío – Sabes que estoy ansiosa por ayudarte... - Y sin que lo viera venir, me beso con ganas, como había tiempo que nadie me estaba. Durante un segundo le correspondí, pero después me alejé de ella, penando que me sentiría como basura. No fue así, porque simplemente no sentí nada.

El frío del silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora