Introducción

26 6 10
                                    





¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Es Año Nuevo y tu recuerdo ha tocado la puerta de mi cuarto.

La familiaridad del ambiente lo hizo pasar sin aprobación.

Él sabe que antes pertenecía aquí y que la puerta está sin pestillo.

Y aunque tuviese cerradura conoce cual es la llave para pasar.

¿Crees que es justo lo que tu fantasma hace conmigo? Sabes que no.

Tu existencia ha hecho demasiado como para que tu espíritu siga atormentándome.

Así que ve y corre, ve y corre detrás de las constelaciones que adornan tu pared.

Ve y piérdete entre ellas buscándome, porque nunca lo harás.

En algún momento te dije que podrías encontrarme entre ellas, pero al enterarme de tu secreto, decidí irme a otra galaxia.

¿Pudiste escuchar como mi corazón se rompió en miles de pedazos? ¿Lo sentiste?

Mi otra mitad ya no era la que necesitaba, nunca lo fue. Me equivoqué al pensar que tú lo eras.

Pero son cosas que pasan ¿no? Me equivoqué y tú también lo hiciste.

Somos polvo de estrellas, nunca seremos como los dioses, así que bájate de esa nube.

Todas esas palabras que dijiste, todas esas mentiras, todo ese plan maquiavélico ¿en qué te ayudó? Dímelo.

Me alegra saber que no fui la única que cayó al infierno y se quemó por el precio de la paz.

Porque es algo que nunca tendrás, porque, así como tu fantasma me persigue, el mío será un demonio detrás de tus pisadas y habrás deseado nunca haberme conocido.

¿Lo escuchas? Es la melodía de la locura, la que va y viene en busca de su próxima víctima.

Oh, estrella de la mañana, ruega porque no vaya detrás de ti.

Oh, estrella de la mañana, no digas que no te lo advertí.


– H. G.

HARPER: La melodía de la locura ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora