Argentina vs Arabia Saudita

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26/12
Nota:
Gracias por llegar desde tiktok, este primer capítulo fue hecho con rapidez porque siempre ansiosa, nunca no ansiosa. El siguiente capitulo es mejor.

05/01
Nota:
Hice modificaciones, lo hice muy apurada y esta historia se merece un mejor primer capítulo.


Argentina vs Arabia Saudita


Perdimos, no podía creer lo que pasó, en realidad podía creerlo porque me levanté temprano para ver justamente este partido y quedé anonadada en la cama. ¿Cómo podía ser que nos empataron?
Terminó en un dos a uno a favor del equipo de asiático y con ese resultado apagué el televisor. Quería mandar a todo el mundo a la p*t* que los parió. Me levanté con bronca, quitándome de encima las sábanas y acolchado, busqué algo para ponerme que sea pasable como un jean roto y una remera holgada negra. Pasé por el baño solo para peinar mi cabello corto, hacia poco que lo tenía así y la verdad que el cambio fue bueno.

¿Y ahora? Eran las nueve de la mañana así que tocaba trabajar pero quién puede trabajar cuando tu selección perdió el primer partido de fase de grupo. Haciendo cuentas, si o si teníamos que ganar los próximos partidos. Abrí el Outlook, leyendo por arriba cada mail que me había llegado. Fingir trabajar era mi pasión, más aun estando como home-office. Noté que los pensamientos iban tan rápido como venían, sabía que tenía algo pendiente como desayunar y tomar la pastilla. La gloriosa pastilla para el TDAH, casi habían pasado dos meses desde el diagnóstico.

¿En qué estaba?

Ah, el desayuno. Busqué por la cocina algo que comer pero me olvidé de comprar algo estos días. Ya estando cambiada, tomé la mochila para poner la notebook, mi celular, el cargador de ambos y la billetera así que tocaba ir a desayunar afuera. Al salir del departamento y al esperar al ascensor, repasaba en mi cabeza cual cafetería podría ir. La más cara, la más cercana, la que aún sigue ahí sin tener clientela o la que abrió hace poco. Opté por la última a pesar de ser muy aferrada a los lugares que ya conozco.

La mochila no pesaba, lo que pesaba era la falta de café y  ausencia de comida en mi estomago Apuré el paso haciendo tres cuadras a la izquierda encontrándome la cafetería de la esquina, pintada de rojo. Resaltaba a la vista, ya había varias personas sentadas afuera del local y algunas otras dentro. 

Busqué una mesa alejada de la puerta principal dentro del local porque la ansiedad formuló la idea de que si alguien entra, podría fácilmente quitarme la notebook si estaba muy cerca de la entrada. Al sentarme, comencé a poner todo sobre la mesa y ahí es cuando miré con detenimiento alrededor.

El look por dentro parecía parisino, ¿se dice así? Ni idea, pero lucia algo de esa índole, un tanto europeo.

—Buenos días

—Buenos...—intenté responder al ver a mi izquierda. Sentí que la escritora de esta historia pausó por minutos este momento para qué preste atención a cada detalle del rostro del mesero. Desde su cabello castaño claro bien peinado luego a sus ojos de un color parecido a las almendras, también vi los granitos en su mejillas para culminar en esa maldita sonrisa. 

—Buenos —repitió acercando el menú a mis manos, las cuales actuaron por su cuenta para agarrarlo—.Si necesitas la clave del wifi es "Cafedobleconcrema".

—Ah si, eso quiero—respondí sin pensar.

¿Qué habré dicho para que él se tiente de esa forma tan hipnótica? Se mordió el labio inferior conteniendo un poco la risa.

—Entonces café doble con crema, ¿algo para comer?

Miré rápidamente la lista, esta interacción ya me estaba incomodando y seguía sin tomar la pastilla, así que al alzar elegí con el dedo.—Pan con chocolate—agregué.

—Perfecto, ya te traigo, ya le traigo—.El mesero no se decidía si tutearme o no, si estuviese en su lugar tampoco sabría qué sería lo correcto. Una chica apareció a su lado, o capaz ya estaba ahí y ni la noté.

—Julián, acodarte de poner otra bolsa de basura—le dijo con molestia, mirándome con desgano y luego a él.—No me hagas repetirlo, ¿sí?

¿Lo estaba retando enfrente de los clientes? Al menos ahora puedo ponerle nombre a esa sonrisa: Julián. Este afirmó con la cabeza antes de irse hacia la barra para después moverse hacia la cocina. La chica me miró frunciendo el ceño antes de irse detrás de él.

Usé el celular para quitarme la incomodidad de encima leyendo tweets sobre el partido, la bronca aún seguía ahí, uno de los tweets llamó mi atención:

"¡Hay que cambiar las cábalas! El próximo partido vean en otro lugar, se visten de otra forma. Lo que sea para ganar el próximo partido".

Releí varias veces el mismo tweet hasta que el pedido me llegó pero lo trajo otro mesero, mientras tomaba el café, me quedé pensando en el joven que me atendió. Era muy probable que vuelva a regresar solo para verlo. 

Cábala | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora