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Jimin estaba de pie sin decir ni una palabra, intentando procesar el hecho de que su hermano tenía a Jungkook entre sus brazos dándole mimos. Los bonitos ojos de Soobin brillaban con la ternura del conejito, estaba demasiado feliz con el animalito.

—¡Jimin, Jimin, Jimin! ¿Podemos quedárnoslo?— Preguntó Soobin jalando el abrigo de su hermano.

—¿Qué?— El azabache seguía procesando todo lo sucedido, la reciente decisión de llevar al intruso a su casa y luego el hecho de que su hermanito estaba encantado con la bolita azul.

—¡Quedémonos con el conejito! Es demasiado tierno y esponjoso— Dijo tomando con mucho cuidado al mencionado— ¡Por favor!— Miró al mayor con ojos de cachorro, sus orbes destellando en un precioso color jade y plata.

—¡Por supuesto que no! ¡No tendremos a una rata viviendo con nosotros!— Expresó con asco.

De pronto la bolita azulada se removió en los brazos de Soobin, transformándose en el hermoso híbrido de hace unos momentos.

—¡Que no soy una rata!— Koo bufó moviendo sus orejitas en molestia. Soobin estaba demasiado sorprendido, pero no soltaba al chico entre sus brazos.

—¿Jimin?— Cuestionó el pequeño dragón mirando a su hermano.

—¡Sorpresa!— El mencionado agitó sus manos por encima de sus brazos. — No hagas un escándalo, te diré todo, pero por favor no vayas a gritar.

El chico de cabellos azules platinados asintió, brindándole una sonrisa cómplice al azabache.

—¿Podrías soltarme? Son lindos los mimos, pero creo que debemos hablar entre todos— Jungkook les regalo una sonrisa con sus mejillas tintadas en un rosa suave.

El conejito fue dejado en el suelo con mucho cuidado, la diferencia entre ambos dragones era notoria. Soobin fue delicado para bajarlo de sus brazos al contrario de Jimin que parecía darle repulsión tenerlo cerca.

—Soobin, el es Jungkook y lo encontré deambulando por las fronteras con el río. Decidí traerlo aquí porque debía saber que hacía por aquí— Explicó Jimin tomando la palabra.

— Mentira, estoy aquí porque no te deje otra alternativa— Contradijo Jungkook en un murmullo que fue escuchado por el menor de los hermanos.

—Te traje porque no quería que murieras congelado en el bosque, el clima no es para especies como tú— El azabache se dirigió al conejito con cierto tono.

—Hiciste bien en traerlo, Minnie. Jungkook no iba a sobrevivir haya afuera.

—Si su intención es darme miedo, no está funcionando. Siempre estoy en el bosque a estas horas de la noche y aquí sigo— Koo se señaló a si mismo con ambas manos.

—No es lo mismo, florecita. Tu territorio no es el mismo que el de nosotros, digamos qué hay ciertos conflictos que no hacen muy seguro estos rumbos— Jimin le guiño el ojo en forma de complicidad, pues quería dar el voto de que el contrario había entendido.

—¿Conflicto?— Preguntó, pasando por alto el apodo.— Si hasta hace unos minutos yo no sabía que los dragones seguían vivos, pensaba que el último se había extinto hace muchos años.

— Estabas equivocado como muchos otros— Suspiró el de cabellos negros.

— Jimin, ¿qué haremos con él?— Cuestionó el menor interrumpiendo la conversión. — Yoongi no puede verlo, va a querer matarte si es que se entera de su presencia.

—No lo sé, pero por el momento tú no has visto nada. Si las cosas se complican no quiero que estes involucrado, Soo.

—Pero...yo quiero conservarlo— Un puchero se formó en sus labios junto con su mirada al piso.

—No puedes quedarte con Jungkook, es una persona. Así que ve a tu habitación y yo intentaré arreglar esto— Palmeó el cabello del chiquillo para luego darle un beso en la coronilla.

— Eres muy suavecito, además tu color es hermoso porque luce como el cielo— Soobin salió del cuarto, no sin antes despedirse de Koo con un abrazo.

—Gracias, pequeño— El conejito le correspondió el abrazo, no sabía que necesitaba uno hasta que lo recibió. Aunque desearía que esos brazos fueran los de su hermano.

El dragón menor se fue dejando a los otros dos en un ambiente incómodo, ninguno decía nada y el silencio reinaba en la habitación.

—¿Dormiremos?— Cuestionó Jungkook mientras bostezaba, sus ojos se entrecerraron y sus orejitas bajaban en símbolo de cansancio.

—Por supuesto, tenemos que descansar para partir mañana a primera hora— Jimin respondió algo perdido en las acciones del chico.— Puedes dormir en el piso, te daré mantas para que sea más cómodo.

Koo arrugó el ceño, el dragón estaba tonto si creía que su bonito pelaje tocaría el suelo, por supuesto que no.

—¡Estas bromeando si crees que dormiré así!— Azotó su pie contra el piso de madera.

—¡No hagas escándalo! ¡Dormirás en el piso y punto!— El azabache estaba decidido, no iba a dejar que el intruso durmiera entre sus sábanas.

—¡Oblígame!— Jungkook corrió en dirección a la cama y se lanzó a esta cuando estuvo cerca.

—Sal de mi cama pequeña bestia

—Que cómodas son tus sábanas— El de cabellos azules rodaba por toda el área del colchón impregnando su aroma en las almohadas.

Jimin gruñó al percatarse del exquisito aroma del conejito, moras y crema pastelera. Todo se estaba llenando de la esencia de Koo, la cama tenía una mezcla del fuerte aroma del dragón junto con el dulce del conejito.

—Basta— El de cabellos negros se tumbó en la cama junto al contrario, dejando el cuerpo debajo. Ambas manos apresadas entre las grandes del mayor, sus cuerpos demasiado cerca como para dejar una distancia prudente.

—Jimin— Murmuró en un jadeo, la diferencia de tamaño le intimidaba; su estrecho cuerpo no tenía comparación con el del dragón. Simplemente podría aplastarlo sin problema.

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Jin seguía sin poder probar bocado, el hecho de que su hermanito aún no buenita regresado lo tenía demasiado preocupado. Normalmente cuando escapaba regresaba una hora después, pero esta vez no era el caso.

—Nam, tengo miedo de que algo le haya pasado a Koo— El omega se movía de un lado a otro de la sala, iba y venía diciendo palabras al azar.

—Jin, respira— Namjoon se acercó al mayor acariciando su espalda para intentar relajarlo— Estoy seguro que Jungkook está bien, se ve que es alguien fuerte.

—Lo sé, pero eso no evita que me preocupe por él— Jin se volteó para esconder su rostro entre el cuello y hombro del Alfa— Aún es joven, no quiero que le suceda algo.

— No puedo decirte que estará bien porque no lo sé, pero si que podemos salir a buscarlo mañana si eso te tranquiliza— Levantó el rostro de Jin con su índice, repartiendo caricias con la yema de su pulgar.

—Gracias Nam, enserio agradezco que estés aquí. Sé que no tienes porque—

—Quiero estar aquí— Interrumpió regalándole una de sus sonrisas.

SeokJin sintió una calidez en su corazón, el Alfa era demasiado bueno y no podía estar más feliz que ese gran hombre fuera a ser su esposo.

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Espero les haya gustado y gracias por el apoyo que le dan a esta historia ♡︎

Curiosity | Jikook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora