La salvación de Nasrin

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Ahí estaba ese estúpido y petulante héroe. "El gran Víper", un idiota molesto y engreído como los demás héroes.
Por alguna razón Cambarot siempre se topaba con él, siempre teniendo que lidiar con su tonto discurso de "eso no está bien, tendré que llevarte con las autoridades".

Ella sabía que no era una heroína, pero tampoco era una villana. Así que, por meses la vigilante Cambarot, la inmigrante egipcia sin apellido Nasrin había estado jugando con él. Aunque lo detestaba, era divertido molestarlo. Hacerlo creer que la había atrapado finalmente, solo para dejarlo ahí parado como un idiota. Había perdido la cuenta de cuántas veces lo había hecho caer en sus espejismos.

Nasrin observaba a Víper desde los techos, ella usando su propia máscara. Estaba lejos, pero sabía que era él, reconocería a esa víbora donde fuera. Lo vio tirado en el piso y sonrió divertida.

"Pobre víbora, ¿no puedes contra un pequeño ladron, Víper?" Pensó. Sonrió para si misma, ver a aquel petulante heroe fracasando le daba placer.

Debía estar muy entretenido pues no la había notado a ella. Era una lástima, se perderían su encuentro semanal dónde el trataba de detenerla y fracasaba.
Nasrin suspiro rendida, sería un día aburrido.

Estaba dispuesta a irse cuando escuchó un estruendo. Se asomó buscando qué lo había provocado. Pudo ver al héroe Víper tirado en el suelo. Lo miró con atención, como si en el fondo no pudiera creer que había sido derrotado. Lo vio levantarse, esa molesta víbora era difícil de exterminar.

Se encogió de hombros y se retiró.  "Tengo mejores cosas que hacer" pensó. Y dio un par de pasos, pero se detuvo. Algo le dio mala espina. Víper nunca había sido fácil de derribar, ¿quién o que habría podido con él?.

La curiosidad la traicionó y terminó asomándose nuevamente. Esta vez pudo ver cómo Víper caía al piso, sin fuerzas. A su alrededor pudo ver... Sangre. ¿Acaso estaba...? Pero, ¿Cómo?

Se movió para tener mejor campo de visión y Nasrin pudo verlo. Un hombre gigantesco de piel grisácea y músculos marcados caminaba en dirección contraria, dándole la espalda al héroe y caminando con lentitud hacia el centro. Esa... Cosa había sido, ese monstruo había derribado a Víper.

La chica de piel morena y ojos celestes pudo ver en su mano algo pequeño, un oso de peluche. Ese monstruo estaba cazando a un pequeño y Víper había tratado de detenerlo. A Nasrin se le detuvo el corazón un instante, recordando a un par de pequeños de piel morena y ojos celestes como los suyos... Los hermanos menores que había perdido hacia tanto...
No podía dejar a ese sujeto encontrar a su presa. No lo dejaría encontrar al niño dueño del juguete.

Sin pensarlo, la vigilante Cambarot descendió del techo con la gracia y habilidad de un gato callejero. Se acercó al cuerpo de Víper que al parecer aún respiraba, con debilidad.
Lo había enfrentado tantas veces que conocia su traje de héroe, sabía que Víper guardaba una dosis de veneno extra en el cinturón. Más le valía a esa víbora tener razón y que su veneno fuera tan poderoso como decía.

Al obtener el veneno dejó al héroe ahí y corrió tras aquel villano.

—¡Hey!—

Un silbido fuerte detuvo el andar del monstruo. Este se volvió para atrás encontrándose con aquella mujer de piel morena y ojos celestes.

—No te dejaré hacerlo— Cambarot exclamó con voz firme.

El villano la miró sin darle importancia y sólo se quejó de otro molesto héroe. El término la ofendía, pero lo ignoró. Caminó hacia él y siguió hablándole, provocándole con insultos astutos. Necesitaba ver ambos ojos.

Aquel hombre, si es que se le puede decir así, finalmente la encaró, harto de tener más basura con que lidiar.

—Descuida, esto acabará rápido — dijo dulcemente Nasrin, mientras sus ojos brillaban ligeramente —Solo... Mirame—
Los ojos del villano se abrieron como platos cuando miraron a los suyos.

"Te tengo" pensó, el cazador se había convertido en su presa.

De pronto todo era diferente. El hombre estaba en un parque con juegos para niños. Frente a él, un pequeño niño jugaba y reía, el dueño del oso de peluche. Aquel monstruo sonrió como un animal hambriento y pudo escuchar como el pequeño decía "acércate".

Cómo si se tratara de un sueño el hombre camino hacia el pequeño que lo llamaba. Pero en realidad, no lo hacía. Realmente caminaba hacia Cambarot, quien lo había metido en in espejismo de su propia creación, era un quirk muy útil de verdad.

El villano estiró la mano donde cargaba el oso y susurro algo, con esa asquerosa sonrisa. Nasrin tomó su mano y en un segundo clavo aquella inyección con una dosis cargada de veneno de víbora.

Víper tenía razón, su veneno era impresionante. Sólo tomo unos cuantos segundos para ver al hombre estremecerse de dolor, quedando paralizado unos instantes después. Nasrin lo había detenido, con el veneno de Víper.
Pronto, aquél monstruo cayó al suelo también, aunque no le importó si estaba con vida o no. Ella había salvado a ese niño.

"Algún héroe lo encontrará" pensó mientras lo amarraba, incluso si despertaba no podría moverse.

Después de eso se volvió a atrás y miro el cuerpo de Víper en el suelo. Tal vez fue la curiosidad l tal vez se sintió mal por aquel molesto héroe, pero se acercó a él.

Apenas respiraba, aún no estaba muerto, pero lo estaría pronto. No podía creer lo que iba a hacer.

—Nadie lo va a matar, excepto yo— dijo sin darse cuenta de las consecuencias de sus decisiones.

[...]

La Víbora que se enamoró de una RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora