"Víper..."
Una voz tan dulce y melodiosa lo llamaba. Una doncella, no; una princesa.
"Víper..."
Repitió la voz. No podía abrir los ojos, era como si su cuerpo no le respondiera. ¿Qué había pasado?, ¿Dónde estaba?
Intentó hablar, pero fue inútil.
De pronto, se hizo la luz y Yūdoku pudo ver de nuevo, masomenos. Era demasiada luz."Víper... Despierta tonto..."
Esa voz, parecía conocida y al mismo tiempo, nunca la había escuchado.
—¿Eh?— finalmente pudo abrir la boca. Lentamente sus músculos comenzaban a reaccionar, y dolían. —¡Auch!—
Pudo sentir una mano cálida en el pecho, justo encima del corazón.—Quédate quieto tarado— aquella dulce voz que lo insultaba con confianza, lo confundía aún más.
—¿Quién eres? ¿Dónde estoy?— Habló con torpeza. Yūdoku había despertado pero aún no parecía estar muy consciente. —¿Morí?—
Aquella dulce voz río cautivada por su inocencia. De pronto esa risa pareció despejar la luz y lo dejó ver a aquel ángel que lo había salvado.
Tenía unos enormes y hermosos ojos azules, celestes como el cielo mismo. Su piel era morena, como si el sol la hubiera pintado a mano y aquel ángel tenía una sonrisa cálida, que parecía prometerle que todo estaría bien.
El rostro de aquel ente divino era perfecto, el más bello que Yūdoku había visto, y eso que había visto muchos hombres y mujeres hermosos.
Pero ella era diferente, era perfecta. Bueno, casi todo. Una horrible cicatriz debajo del ojo arruinaba su perfección. Creía haberla visto antes.
—Estas vivo— afirmó esa dulce voz, sus ojos lo miraron fijamente —de milagro—.
—¿Me salvaste?— ella se detuvo en seco y bajó el rostro avergonzada. Sólo afirmó con la cabeza. Él sonrió y llevo la mano a su mejilla, se sentía cálida. —Gracias ángel—.
Aquella hermosa aparición lo miró de nuevo, esos hermosos ojos azules se pusieron borrosos mientras Yūdoku perdía el control de nuevo. La expresión de Nasrin cambio drásticamente cuando lo vió desmayarse de nuevo.
Logró detenerlo antes de que su cabeza golpeara el piso de su apartamento. No quería que muriera, al menos no en su casa.
Lo acomodó con cuidado, aún estaba delicado. Realmente le parecía un milagro que hubiera despertado. El gran Víper seguía con vida, gracias a ella, a la vigilante Cambarot que lo había arrastrado a su casa.
Nasrin lo miró unos instantes, nunca lo había visto sin la máscara o el traje. Era lindo, para ser una víbora.
Pasó la mano por el vendaje improvisado de su pecho y se ruborizó al pensar que era la primera vez que lo veía sin ropa. Pero no era su culpa, tenía que quitárselo para poder tratar las heridas.
Miró una vez más su estúpido rostro. Se veía tan tranquilo, como si no hubiera estado a punto de morir. Nasrin veía aquella cicatriz sobre su labio, ¿cómo se la habría hecho?. Su boca era extraña, como nunca había visto. Pero a pesar de eso, Víper era lindo, demasiado lindo.
Un pequeño siseó la hizo volver a la realidad. Sacudió la cabeza sintiendo el calor de sus mejillas. Tronó la boca y tomó otra venda para curarlo de nuevo.
—Idiota— dijo en voz baja, aunque no supo si el insulto era para el héroe o para ella misma, que seguía viendo su estúpido y lindo rostro.[...]
ESTÁS LEYENDO
La Víbora que se enamoró de una Rosa
FanfictionAquí nomás voy a poner escenas que me imagino de Yūdoku y Nasrin, alguien recuerdeme cambiar esta descripción por algo mejor 🐍🖤🌹