39-LA CIUDAD LO CAMBIO 💔

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En la vida tenemos distintas etapas, esta esa donde nos preparamos para el futuro y estamos cargados de sueños, pero vivimos con muchas limitaciones financieras y de independencia, es cuando sentimos que comenzamos a vivir y que nos esperan muchas cosas buenas para la etapa siguiente. En esa misma etapa fue cuando lo conocí, cuando éramos dos chicos jóvenes intentando encontrar la manera de estar juntos con pocas opciones, inventando excusas a nuestros padres para conseguir enlazar nuestras miradas, unir nuestros cuerpos y ser felices.

No había algún momento o lugar en el mundo en me sintiera ser yo aparte de sus brazos, sentía que podía engañar a todo un país para conseguir ese momento y su compañía lo hacía fácil de lograr, éramos invencibles juntos.

Iniciamos una relación siendo dos estudiantes de universidades distintas, nunca conocí su mundo porque habían muchas cosas incluidas dentro de él que no eran agradables, ni compañeros, profesores o cualquier otra persona que fuera parte de su vida, sin embargo muchos en mi vida de estudiante pudieron ver aquel chico que siempre fue invitado a aquellos momentos especiales, incluyendo profesores que hoy aún recuerdan aquella carita angelical.

Vimos pasar muchos momentos difíciles, vencimos muchas situaciones, visitamos muchos lugares no tan agradable pero estuvimos ahí, juntos y sonriendo, pero también ardimos de pasión, nos comíamos con las miradas y aprovechamos cada oportunidad para devorarnos.

El ser de comunidades lejanas nos favoreció y después de muchas conversaciones e intentos fallidos al fin logramos tener nuestro nido de amor, el escenario donde en muchas ocasiones el rose de cuerpos provocados por una diminuta cama nos llevó a resolver  nuestras situaciones haciendo el amor bien rico. No teníamos espacio, pero si lo que siempre soñamos, un lugar para vernos las veces que quisiéramos y utilizar nuestros pechos como almohadas, vimos lágrimas salir, provocamos sonrisas planeamos viajes y sueños, vivimos una turbulenta aventura que nunca voy a olvidar.

Cada logro alcanzado fue festejado, en cada momento siempre estuve ahí para hacer la diferencia, hacer que no se sintiera solo y que cada meta no fuera pasado por alto para mí nunca fue una opción, fue una responsabilidad como pareja. Nos graduamos, conseguimos mejores trabajamos, logramos ocupar mejores posiciones y mejorar nuestras vidas, fuimos avanzando y soñando juntos, conseguimos mudarnos a un espacio más grande y acogedor, ya no remos los mismos de aquel comienzo.

Después de todo lo que pasamos juntos, lo que conseguimos alcanzar y la pareja en la que nos convertimos, sentía que la vida nos había atado con un lazo de amor, lealtad y compromiso, sentía que a mi lado tenía mi compañero de vida, con quien esperamos formar una familia y cuidarnos él uno al otro mientras envejecíamos, lo sentía parte de mi familia.

Pero todo cambio con el pasar de los años desde el primer día que iniciaron los planes de cambiar de ciudad, una noche en casa de mis padres supe que iniciaba a perderlo, que existían muchas cosas que no sabía y que me esperaba un camino de turbulencias.

Creo que el pasar de los días, las euforia de la ciudad, la libertad, las caras nuevas, las luces de la ciudad, los horarios extendidos, los nuevos escenarios y la cercanía entre iguales desvío el norte, borro muchos recuerdos e hizo invisible el responsable y el compañero de viaje que llevó aquel chico de pueblo a ese lugar donde se encontraba.

El interés por impresionar era evidente, la curiosidad por explorar era inmensa, la oportunidad por mostrar una falsa personalidad será aprovechada y la adrenalina se viviría al máximo, sin portar lo que quede fuera o detrás.

Vi frente a mis ojos perder el chico de mi vida, desvanecerse entre las nuevas multitudes con intereses similares, sentí que me soltó de la mano, que borro el pasado y que inicio un nuevo camino sin tan siquiera mirar detrás, sentí que las experiencias eran recuerdos en los que no habían tiempo para pensar, que no había cabida para el sentimiento y que el norte era otro, ahora el interés era otro, yo solo fui el chico leal del pasado, aquel que estuvo en todos los momentos y que hizo de las fechas importantes y los acontecimientos momentos memorables, aquel que sólo sería recordado con inmensos defectos al ser comparados con la nueva población, defectos que en otras ciudades eran virtudes.

Hay que encontrarse bien atado, aferrarse fuerte y confortarse muy bien para perderse entre las luces, la euforia, el intereses de aparentar y encajar en nueva ciudad para no perder el norte y dejar detrás la persona que siempre te acompaño y que elevo muchas oraciones para verte en ese lugar.

Lo vi perder su esencia, desviar la mirada, hablar más de sexo y drogas que del futuro y nuestros planes, lo sentí borrarse y convertirse en el nuevo chico de ciudad, con otros intereses y con las actitudes más descabelladas que jamás pensé encontrar.

La ciudad te puede convertir en una persona menos empatía, humana y auténtica, convirtiéndote en una persona más egoísta, indolente y con mas apatía.

La ciudad lo cambió, el tiempo lo transformó y el ambiente lo llevó por un nuevo camino en el que yo no estaba incluido.

Solo me quedo mirarlo e intentar reconocerlo.

¡Me soltó!

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