Mi Hogar

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Entre cerveza y cerveza, Harry perdía más la timidez. No estaba muy acostumbrado a beber por sus entrenamientos, en cambio Hermione si lo llevaba mejor.

La chica estaba enternecida con su amigo... este parecía el mismo niño que conoció en el tren a Hogwarts; y era admirable. Había pasado por mucho, Harry era alguien fuerte a pesar de las adversidades que le había tocado atravesar.

Si... ella también sufrió en medio de la batalla con el señor tenebroso; pero Harry lo había perdido todo siendo un bebé. Su corazón no se había contaminado, sin embargo.

―Entonces... yo le dije que no había manera de llevarse mi escoba ―el dijo carcajeando― ¡Jamás le daría a Neville mi preciada escoba! ¿Recuerdas lo malo que era volando?

Ella sonrió.

― Si, era realmente pésimo... ―concordó.

No estaba prestando mucha atención; sin embargo, por estar sumida en sus pensamientos.

Él le dio un nuevo sorbo a su cerveza una vez más, y conectó su mirada con la de Hermione. Ambos estaban un poco sonrojados, pero no por estar incómodos, más bien era la calidez que había alrededor de ellos.

― Gracias por venir hoy, Herms... Me hacía tanta falta como no te lo imaginas.

― ¿Hablar con una sabelotodo? ―ella se burló un poco, riendo.

― Hablar con mi mejor amiga... ―él la interrumpió.

Entonces la chica le sonrió sinceramente, y sintió como cosquillas en su pecho. Hacía mucho tiempo que tampoco ella sentía de esa manera, estar con Harry le traía... paz.

― Yo también te extrañé, Harry Potter...

― Aún necesito que me cuides, como lo hacías en Hogwarts ―el bromeó― Está claro que, desde el primer día, o tal vez a finales del primer año en Hogwarts, sin ti, Ron y yo ya estaríamos muertos.

Hermione soltó una carcajada.

― Verdaderamente, ustedes me salvaron primero...

Harry recordó el incidente en las mazmorras y el trol de la montaña, Hermione llorando por lo que Ron había dicho.

― Ron era un tonto contigo, no era cierto lo que dijo sobre ti ―él murmuró.

Ella asintió.

― Éramos niños, y además... admito que si me encanta tener toda la razón ―rio― Y no era muy agraciada que digamos.

― Pues no le veo nada de malo a eso ―musitó― Más cuando eres un maldito genio. Y ya nadie podría burlarse de tu apariencia, eres hermosa también.

Ella se sonrojó aún más.

― Ya basta, Harry... estás muy borracho.

El negó con la cabeza.

― Sólo digo lo que siento, eso es lo que pienso sinceramente.

La pelicastaña arqueó las cejas y lo miró incrédula apunto de echarse a reír.

― Ni siquiera creías que alguien pudo invitarme al baile de navidad durante torneo de los tres magos.

― Si, en ese entonces no estaba muy atento a la belleza. Fui con la hermana de Parvati.

Ambos reían a carcajadas, sin darse cuenta que el bar poco a poco iba a quedando vacío y las horas había pasado muy rápidamente.

― Recuerdo que Krum me llevó al bosque de Hogwarts para preguntarme si tenía sentimientos por ti; porque, ya sabes... todo lo que se inventó el pequeño insecto de Rita Skeeter en su artículo para corazón de bruja.

Hermione se sorprendió un poco.

― ¿Qué? ―dijo incrédula― ¿Qué le dijiste?

― Que éramos amigos, yo sabía que te gustaba. No te di problemas...

― Es que no me lo puedo creer... ―Hermione se llevó las manos hasta la boca para cubrírsela por el asombro― ¿De verdad creía que tu tenías sentimientos por mí?

― Todos lo creían, menos Ron ―Harry la miró de reojo, algo apenado.

Ella soltó una carcajada sonora, y luego siguió tomando de su vaso de cerveza; ahora si empezaba a sentirse un poco más suelta debido al alcohol; pero no le importaba. Estaba pasando un rato increíble con Harry allí.

― Bueno, no es como si no tuviera sentimientos por ti. Tú eres importante... ―el susurró.

Aquello la dejó sin palabras... Tuvo que ponerse de pie y colocarse al lado de su pelinegro amigo, y tuvo que armarse de mucho valor para soltar la pregunta que tenía en mente; así que suspiró y con los ojos bien abiertos, casi temblando le dijo:

― Harry... ¿Tienes sentimientos por mí?

El pelinegro soltó una bocanada de aire.

― En realidad... contigo siento la tranquilidad de un hogar ―musitó― ¿Eso es amor?

Ambos se miraron fijamente, sus miradas casi entrelazadas por un hilo invisible. En ese momento, el corazón de la chica latía con muchísima fuerza y permanecía algo incrédula ante la situación, no pudo siquiera imaginar un escenario así jamás.

Pero Harry siempre fue su cable a tierra, quién primeramente le tendió una mano, el dueño de sus preocupaciones y el hombro que la sostuvo en sus peores momentos. Si, ahora que lo veía volvía a sentir que estaba segura, volvía a sentirse en casa de nuevo.

¿Podría ser... amor?

Hermione se recostó en el hombro de su amigo, y finalmente susurró:

― Es lo que siento también... Eres mi hogar, Harry Potter. 

Mi Hogar [Harmione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora