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Aquella mañana se encontraba un pelirrojo recostado en su cama, tratando de disfrutar un poco más de aquel tranquilo y pacífico silencio que inundaba el lugar. Al menos hasta que un grito algo fuerte llamo su atención.

—¡Touya! Levántate que vas a llegar tarde, y esta vez no te permitiré faltar. — el grito de su padre lo saco de sus sentidos, obligándolo a levantarse de su cómoda cama para seguido responder.

— ¡Ya voy, papá! —respondió con otro grito lo suficientemente alto para que su padre lo escuchará.

No teniendo otra opción este se dirigió hasta el baño de aquella casa. Entrando a este y tomando una ducha para quitar el resto de sueño y pereza que almacenaba su cuerpo.

Al terminar este volvió a su habitación y se dispuso a vestir su uniforme, acomodándose perfectamente cada parte de este, era cierto que no tenía tantas ganas de ir, pero eso no significaría que iría deschavetado al lugar, claro que no. Ante todo está la buena presentación personal,y para él esto era muy importante, pues de aquello dependía la impresión que obtendrían su maestros de él.

Acomodando el resto de sus cosas, tomo su mochila y bajo rápidamente al primer piso, en donde había sido llamado anteriormente. Yendo directamente a la cocina, tomo una manzana, una caja de leche pequeña, y un paquete de galletas, las cuales le servirían más tarde para la hora de la merienda. Volviendo al comedor, este se sentó a comer con el resto de su familia, que en ese momento se conformaba por sus padres, y sus dos hermanos, pues el otro se encontraba en un pequeño viaje y no regresaría hasta al menos unos cuantos meses. Se podría decir que son como unas pequeñas "vacaciones".

— Rápido Touya, esta vez te llevaré yo, ya que Fuyumi no puede y Natsuo no está. — Comento su padre, el cual ya había terminado con su desayuno y se levantaba de la mesa dándole gracias a su esposa.

— Como digas papá.

Este se apresuró para terminar rápido su desayuno, pues no quería hacer esperar mucho a su padre. Al terminar se cepillo los dientes y salió a toda prisa de la casa. Al salir se dio cuenta que su padre yacía esperándolo dentro del auto, así que sin más subió a este y se abrochó el cinturón de seguridad.

Fue un camino algo largo, inundado de un silencio cómodo para el mayor pero algo incómodo para el menor, tanto silencio lo ponía nervioso, pero optó por restarle importancia y mejor mirar por la ventana. El camino transcurrió normal hasta que llegaron a la UA, la cual sería la nueva institución en la que estudiaría Touya, este sería su primer año en aquel monumento, y tendría que dar lo mejor de sí mismo.

— Bien, aquí estamos, portate bien y no te metas en problemas. ¿Entendido? — pregunto Enji mientras le daba una mirada sería al menor, dándole un aviso de que hablaba en serio.

— Sí papá, está más que claro.
Respondió el menor para agarrar su mochila y salir del auto. — Adiós papá, nos veremos pronto.

Se dio la vuelta y empezó a caminar a la entrada de la UA, observando y detallando detenidamente cada parte del lugar, realmente era un lugar bastante bonito y amplio, perfecto para su gusto. Siguió caminando hasta estar dentro del establecimiento, recordando lo primero que tenía que hacer, lo cual era ir a la oficina del director para recoger su horario y verificar en qué salón le corresponde. Usualmente esto se hace el primer día, pero como Touya había faltado ese día a clase ya que supuestamente estaba "enfermo", tenía que arreglar eso personalmente con el director.

Al estar fuera de la oficina dio tres golpes algo suaves, esperando pacientemente hasta escuchar un simple "adelante", giro la perilla pidiendo permiso y entro para encontrarse con el director.

∆Distinto∆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora