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Tenía la sensación de que el transcurso de la noche a la mañana había sido en un cerrar y abrir de ojos, la noche anterior se encontraba exhausto, tanto que juro haberse hundido en un profundo sueño a los escasos minutos de acomodarse en aquella cama que se le proporciono. Comenzó a moverse en la cama en un intento de cubrir sus ojos de los repentinos primeros rayos del sol que se colaban a través de la ventana, pero algo era extraño, y es que las cortinas definitivamente estaban cerradas al momento de haberse ido a dormir. Con una expresión bastante adormilada y su par de ojos entrecerrados mostrando notoria molestia a la iluminación, trato de divisar de donde venía aquella iluminación, y poco a poco lograba ver la figura de una persona de pie a un lado de la ventana.


¡Arribaaaa! ¿Cuánto más piensas quedarte ahí acostado viéndome? —Le ordeno, con los brazos cruzados—.

Quackity se sobresaltó y se sentó de inmediato en su mismo lugar, aun sin saber exactamente lo que estaba sucediendo. Le miro por otros segundos, finalmente recordando todo lo que había sucedido en su día anterior, tenía enfrente al policía Willy, al que recientemente conoció, y con quien ahora vive.

¿Y por qué me miras con esa cara de bobo? ¡Espabila, muchacho!

En respuesta solo arqueó una ceja sin entender por completo lo que le comentó al finalizar su oración, ya le parecía al más joven desde anoche que esta persona tenía una forma de hablar un tanto extraña. Aún estaba un poco dormido.

¿Que chingados me dijo? —Un breve silencio se hizo presente en la habitación—.

... ¿Cómo? —La confusión se hizo presente también en su rostro, tampoco lograba entenderle por completo—. ¡Venga, ya fue suficiente! Te veo abajo en cinco minutos o te voy a echar de mi casa sin pensarlo dos veces.

No le permitió que respondiera más después de haber dejado en claro su orden, pues de inmediato se fue de la habitación, dejando al pelinegro captando únicamente el sonido a la lejanía de sus botas al caminar por el suelo.

Había dormido el tiempo suficiente, pero tan pronto como despertaba comenzaba a lamentarse, era como un niño que no quería asistir a la escuela, pero tenía que levantarse de la cama de una vez por todas si no quería acabar sin una cama cómoda donde dormir y sin un techo sobre su cabeza, entre otros grandes beneficios que gozaría al vivir en ese hogar.

Pinche madre... —Suspiró con pesadez, finalmente abandonando la cama—. mugre viejo mandón.

Su cuerpo no parecía estar de acuerdo con levantarse así de temprano, eran apenas las 8 de la mañana y no era una hora a la que estuviese acostumbrado a iniciar su día. Con pesadez y flojera, caminó lentamente arrastrando sus pies hasta salir de la habitación, encontrándose al bajar las escaleras con Willy, quien ya estaba listo con su uniforme puesto, aun le miraba algo enfadado. Sus miradas se encontraron y se mantuvieron así unos segundos, ambos esperando que alguien dijera algo primero, Quackity se impacientó.

¿Pues qué me mira, wey? Ya me salí del cuarto, ¿Pa' que me quería aquí? —Le habló con un tono de voz que demostraba algo de molestia—.

Recuerdas que te dije que tenías que ayudarme en algunas cosas para poder quedarte aquí, ¿Cierto?

...Sí, ¿Qué me va a poner a hacer o qué?

Asintió con cierta duda, en estos momentos comenzaba a cuestionarse si había sido o no una buena idea haber aceptado quedarse en su hogar aún sin saber exactamente las condiciones del dueño.

Stabbed By My Lover | LuckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora