⤐𝐀𝐥𝐳𝐡𝐞𝐢𝐦𝐞𝐫 ❞✔︎

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Claramente pensaban que tendrían todo bajo control con el chileno, aunque un día en especial, se dieron cuenta que no podían mantenerlo en un lugar con mucha gente...

Era algo que una persona con dicha enfermedad no puede hacer...

No pueden estar demasiado expuestas al público debido a que podrían ponerse ansiosos o nerviosos, incluso olvidar en donde estaban, llevándolos al pánico.

...

— ¡Sean bienvenidos a la feria artesanal de la escuela! Please, acercarse todos al escenario...—aquella organización, director de la escuela, alzó la voz llamando la atención del público.

— ¡México movete que quiero comprar algo la concha de la lora!—exclamó el argentino.

— ¡Ya voy! Ven chilito, no te me pierdas.—este tomó la mano del latino, quien miraba hacia todos lados sin parar, hasta ser jalado por el mexicano.

— No me solti' weon...—le pidió sin soltar su mano, el también quería disfrutar y comprar algo para beber, igual que el argentino.

La feria era bastante hermosa, distintivos productos y cosas de comer para vender, los estudiantes y padres solo hacían filas para comprar, el problema...es que era difícil caminar con la gentuza.

En un acto imprevisto, una persona mayor pasó a llevar a los chicos, empujándolos sin querer pero sin molestarse en pedir disculpas. Haciendo que el chileno soltara la mano del tricolor cayendo al suelo.

Aquel golpe hizo un «click» en su cabeza, y se levantó completamente desorientado...preguntándose donde estaba.

— Mhm-...—algo inseguro trató de salir de la multitud, pero al ser gente mucho más alta se lo impedían, no lo dejaba atravesar, lo estaba desesperando...

Algo asustado comenzó con empujones, se esa manera comenzó a salir, hasta irse de aquella feria que lo tenía asfixiado.

Subió las escaleras y se quedó sentado en el suelo, apoyado en los casilleros, nadie transitaba ahí...todos estaban abajo.

— ¿Hola?...¿Hay alguien ahí? Me quiero ir a mi casa...—el único lugar que no puede olvidar, toda su vida ha estado ahí.

Nadie lo escuchaba...aunque, al menos estaba siendo buscado.

...

— ¡Chile! ¿¡Dónde estás carnal!? Arge ayúdame rápido, quizá se perdió...—este preocupado buscaba por todos lados con desesperación.

— Che, tampoco es para tanto, no va a perderse aquí...—el argentino no comprendía la razón de tanta preocupación.

— Esque...*sigh* no entenderías, solo ayúdame a buscarlo y con Chile te explicaremos.—Arge accedió, y cuando salieron de la feria, solo se toparon con aquel alemán quien al parecer, los buscaba.

— Guten tag...¿Buscan a Chile no? Lo vi subiendo las escaleras...se veía asustado, quería llamarlos primero para que me acompañen a verlo...—dijo el pelinegro apuntando a dicho lugar, al igual que el mexicano, se veía preocupado.

— Ale...acaso tu ya—su contrario asintió.

— Me lo dijo hace dos días...—confesó. El argentino estaba extrañado, pero le dijeron que una vez encuentren al chileno, le explicarían.

Subieron las escaleras, y solo comenzaron a buscarlo y llamarlo...El lugar era enorme, por lo que tenían de dividirse...

...

— ¿Chile estás por aquí...?—preguntó Mex, pero para su suerte, recibió una respuesta.

— ¿Q-quién está ahí...?—una voz rota le contestó, este abrazó sus piernas buscando a quien sea que lo haya llamado.

El mexicano rápidamente siguió la voz, hasta encontrar a su amigo de colita sentado en el suelo, asustado sin saber dónde estaba, fue acercándose despacio para no agobiarlo más, este pareció verlo confundido de quien era...pero cuando estuvo frente a él, lo reconoció.

— ¡Mexi!—se abalanzó sobre este para abrazarlo, se sintió completamente aliviado de que lo hayan encontrado...

— ¡Chicos lo encontré! Descuida Chilito...no volveremos a dejarte expuesto a mucha gente...—acarició su cabello con suavidad...sin darse cuenta del sonrojo en las mejillas del estrellado.

— ¿Chile? Ahí estás...¿Te encuentras bien?—preguntó Ale sentándose en el suelo también junto a Arge.

Este asintió, ya estaba tranquilo.

— Bien, Chile está bien, entonces ahora pueden explicarme que ocurre...—pidió el biceleste.

— Chile...¿Deseas que Arge sepa?—preguntó el mexicano, este asintió.

Ese día, el rubi-castaño también se enteró de lo que su amigo tenía, este comprendió al instante la preocupación que tenían los otros, por lo que prometió ayudar en lo que sea de igual forma...

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