Final Alternativo: Epílogo.

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Más citas le siguieron a la primera, en cada una de ellas recibía una carta por parte de la pelinegra, cada una de ellas tan diferente de las otras, pero tan bellas que con tan solo verlas en las manos de su novia, su corazón se aceleraba a tal punto que Hermione comenzaba a creer que una visita a San Mungo, no le haría para nada mal.

-¿Irás a una cita con Pansy?.- preguntó su mejor amigo, Harry.-

-Si, ya debe estar allá, debo apurarme, odia esperar.- respondió la castaña.-

-Estoy segura de que si se trata de ti, esperaría hasta siglos.- habló Ginny uniéndose a la conversación.-

-Hasta yo que sigo sin entender como llegaron aquí, se que te esperaría hasta el último momento.- agregó Ron, mientras comía un par de galletas.-

-Si, gracias por los ánimos chicos, nos vemos luego.- se despidió y corrió a la entrada de la escuela, al llegar dobló y se dirigió a una de las Torres.- ¿Pans? ¿Estás aquí?.- preguntó al no ver a la pelinegra en el lugar donde siempre la esperaba.- 

Minutos pasaron y la pelinegra no aparecía, Hermione con preocupación seguía esperando, con la cabeza agachada, hasta que en cierto punto unos ruidos la alarmaron, levantó la cabeza y la vio, vio a Pansy correr hacía ella.

-Lo... lo siento... tuve un problema en mi sala común, lo siento.- habló mientras recuperaba el aire que le había faltado durante la carrera que había hecho.-

-Esta bien, Pans, me alegra que estes aquí, pensé que no vendrías.- habló Hermione levantándose de dónde se encontraba sentada.-

-¿Creías que no vendría? Que idiotez Hermione, tarde o temprano iba a llegar, enserio lamento haberte hecho esperar.- aclaró con una sonrisa.-

-Esta bien, Pans.-

-Oh, por cierto, toma.- dijo entregandole una carta.- Esta enserio es especial.-

-Todas las cartas que me haz dado son especiales, Pans.- señalo con una sonrisa.-

-Pues esta es mucho más especial.- alardeo con una sonrisa arrogante y presumida, típica de Parkinson.-

-Si tu dices.- dijo soltando una risa.-

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-Leela ahora.- ordenó Pansy después de estar un buen rato en la torre.-

-¿Ahora?.- preguntó Hermione volteando a mirarla.-

-Ahora.- repitió Pansy.-

-De acuerdo.- Hermione abrió la carta confundida, Pansy siempre la obligaba a leer la carta una vez estuviera en su sala común o dormitorio, no frente a ella, pues le daba vergüenza.-

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Hermione, gracias por darme la oportunidad de conocerte más, de conocernos más, en cada cita o encuentro que tenemos, soy feliz, más de lo que fui antes, una sola vez fui así de feliz y fue cuando me contaste la historia de Howgarts.

Ahora que nos conocemos más, que pasamos más tiempo juntas, que logramos tratar la personalidad de la otra, sus gustos, sus ascos y más, quisera hacerte la pregunta que nunca creí que le haría a alguien, menos a ti, la pregunta que a ambas nos da asco, pero aun así se que te encanta cuando la hacen, así que:

Hermione Granger ¿Puedo ser tu novia y pasar el resto o el tiempo que desees a tu lado?.

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Lagrimas de emoción eran retenidas en los ojos de la castaña.

Una sonrisa estaba plantada en el rostro de la pelinegra.

Ambas mirandose con cariño, emoción y sobre todo amor.

-Si.- formuló Hermione después de un rato de sostenerle la mirada a la pelinegra.-

-¿En serio?.- preguntó Pansy acercandose a ella con una sonrisa.-

-Si, quiero pasar el tiempo que ambas queramos a tu lado.-

Pansy rapidamente la abrazo y así se quedaron por minutos, hasta que ambas se separaron con lentitud de la otra, con sus rostros quedando a pocos centímetros, ambas comenzaron a acercarse acortando la distancia, haciendo que los centímetros que recién las separaban ahora sean nulos, pues sus bocas se juntaron, primero fue solo un roze pero después sus bocas comenzaron a bailar, a emocionarse, los brazos de Hermione estaban el los hombros de la pelinegra y sus manos en su cabellera linda y sedosa y los brazos de la más alta abrazaban cintura de la castaña, acercandola más a ella si eso siquiera era posible.

Sus corazones latian alterados, casi como si se fueran a salir de su caja torácica.

Sus pensamientos habían desaparecido, sus cerebros se habían nublado.

Y sus cuerpos se sintieron como el mismísimo infierno de lo calientes que estaban.

Cada cierto tiempo se separaban para recuperar el aire, pero siempre volvían a la boca de la otra.

Para Pansy los labios de Hermione se habían vuelto su cosa favorita en el mundo.

Y para Hermione los labios de Pansy eran de otro mundo, tanto que los amaba y no quería soltarlos.

Cartas Para TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora