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📍2 de septiembre de 1993
CUANDO ADDIE ENTRÓ en el Gran Comedor para desayunar al día siguiente, lo primero que vió fue a Draco Malfoy, que entretenía a un grupo de gente de Slytherin con una historia muy divertida.
Tomó asiento en la mesa junto a su Lena, quedando frente a Nick y su hermano.
—Los nuevos horarios de tercero —anunció Lena, pasándolos—. ¿Qué te ocurre, Addie?
—Nada —contestó ella, echando una mirada desafiante a su amigo.
—¿Estás bien? —preguntó Lena en voz baja.
—Estoy perfectamente. —Addie forzó la sonrisa.
—No estarás molesta por lo de anoche, ¿verdad?— inquirió Nick, sin recibir alguna respuesta de su amiga.—Vamos Addie, ha sido solo un comentario.
—Claro...— respondió ella haciendo una mueca.
Conocía a Nicholas Taylor prácticamente desde que había nacido. Su padre y el padre de los mellizos eran amigos de la niñez y, todos los años, después de la muerte de Regulus Arcturus Black, Nick y sus padres pasaban el verano con su familia.
El padre de Nick trabajaba junto a Alice en el Ministerio de Magia, de vez en cuando en vacaciones, las dos familias salían a cenar y se ponían al corriente. El álbum de recuerdos de la infancia de la muchacha estaba lleno de fotos de los dos: bañándose juntos, de bebés; jugando en la casa del árbol del jardín trasero, en sus cumpleaños y su primer día en Hogwarts. Sus padres le caían bien, y a él le caía bien la madre de Addie.
—No puedes estar furiosa conmigo todo el curso— insistió Nick.
—No estoy furiosa.
—Ah, sí lo estás.
—No lo estoy —insistió Addie, apretando los dientes—. Sólo porque tu dijeras que mi familia es una loca extremista por la sangre pura...
—Bueno, te conozco —respondió él, tras una pausa—. Quiero decir, tú y yo hemos sido amigos durante cuánto, ¿dieciséis años ya?
—De igual forma, no se ha tratado de una mentira.— interrumpió Regulus.
—¿Verdad?— respondió Nick.— Ya he dicho antes que no pretendía ofenderlos, pero sabes que tengo razón Addie, Regulus lo sabe.
—No eran tan extremistas...— respondió la rubia.— Sólo no me gusta que los demás hablen sobre mi familia, me pone de malas Nick, y lo sabes de sobra.
—Chicos, chicos —intervino Lena, que había estado aprendiéndose su nuevo horario: —No se peleen. Hoy comenzamos asignaturas nuevas —dijo alegremente.
